Dos ministros de Perú renuncian por la presión de los opositores
Los dos ministros responsables de la lucha antisubversiva y contra el narcotráfico en Perú presentaron su renuncia el jueves tras una fuerte presión de la oposición en el Congreso para que dejaran sus cargos, en lo que sería el primer revés político en el Legislativo del presidente Ollanta Humala.
Los ministros de Defensa, Alberto Otárola, y del Interior, Daniel Lozada, iban a enfrentar entre el jueves y sábado la censura de sus cargos en el Congreso, donde la oposición dijo que ya tenía los votos suficientes para echar a ambos funcionarios en rechazo a su gestión.
La renuncia de los ministros fue solicitada por la oposición tras la muerte de hasta 10 policías y militares en los últimos días, luego de enfrentamientos contra remanentes del grupo rebelde Sendero Luminoso , que puso en jaque al Gobierno con el secuestro en abril de 36 trabajadores de firmas petroleras.
"Acabo de presentar mi renuncia irrevocable al señor presidente de la República", dijo Otárola en una conferencia de prensa en su despacho para anunciar su decisión.
"Los acontecimientos ocurridos en los últimos días me han llevado a tomar esta decisión en aras de que nuestro Gobierno, nuestra representación nacional y el pueblo en general estén unidos en torno a nuestras fuerzas del orden", afirmó.
Legisladores de varias tendencias políticas dijeron que con estas renuncias quedaría sin efecto el pedido de censura de los ministros en el Congreso, que de haberse producido habría generado una crisis mayor en el Gobierno de Humala.
Con estas bajas, Humala —quien está de gira por Asia— tendrá que analizar la permanencia de su clave primer ministro, Oscar Valdés, quien había afirmado previamente que si renunciaban los ministros iba a poner su cargo a disposición del mandatario.
Sin embargo, el mismo Valdés ha dicho que está dispuesto a permanecer en su cartera si Humala lo ratifica en el cargo.
Primer ministro en suspenso
Humala, un militar retirado que llegó al poder en julio tras suavizar su discurso radical de izquierda, se encuentra desde hace unos días de gira por Japón y Corea del Sur para promover las inversiones al país y prevé regresar a Lima el lunes.
El primer ministro Valdés, —también un militar retirado y muy cercano al mandatario que ingresó a ese puesto en diciembre— había apoyado hasta el último momento a los ministros y defendido la política antisubversiva.
"Yo ya he puesto mi cargo a disposición del Presidente de la República porque creo que lo que atañe a mis ministros me atañe a mí", dijo más temprano Valdés al canal América Televisión.
A la pregunta de qué pasaría si Humala le pidiera seguir en el cargo, Valdés contestó: "sí, por supuesto, yo no le corro a los retos".
Los pedidos de renuncia aumentaron con la caída el miércoles de un helicóptero de la policía, en una zona selvática tras operaciones de lucha contra el narcotráfico, que según analistas y el Gobierno actúa en alianza con los grupos rebeldes.
El accidente se produjo por una falla mecánica, según las Fuerzas Armadas, y provocó la muerte de un policía. Un militar también fue abatido el miércoles por un rebelde.
"Estos ministros (de Defensa y de Interior) han fracasado y no trabajan para nada, mientras tanto siguen matando a nuestros soldados", dijo el legislador opositor Carlos Bruce.
Analistas afirman que la renuncia constituye un golpe contra el presidente Humala, quien renovó casi la mitad de su gabinete en diciembre en medio de protestas sociales, aunque mantuvo al ministro clave de Economía, Luis Castilla.
"Es una situación de crisis que el Ejecutivo ha prolongado innecesariamente y que realmente va a afectar al Gobierno", dijo el analista y experto en seguridad, Fernando Rospigliosi.
Sendero recargado
Los legisladores oficialistas que se oponían a la renuncia habían dicho que Sendero Luminoso no sólo cobró víctimas militares, sino la cabeza de dos ministros de Humala.
Una encuesta difundida el jueves de la firma Datum Internacional —realizada entre el 4 y 7 de mayo— dijo que un 62% de entrevistados cree que Sendero Luminoso está ganando la lucha antisubversiva en el país.
El reciente secuestro masivo de trabajadores y su misma liberación por parte de Sendero Luminoso ha presionado al presidente Humala para mostrar resultados en la lucha contra los insurgentes, que han focalizado su accionar en zonas remotas y de cultivo de hoja de coca, insumo base para elaborar cocaína.
Perú es el segundo mayor productor de hoja de coca y de cocaína, después de Colombia, según datos de la ONU.
Si bien los rebeldes no representan un riesgo potencial para la estabilidad del Estado peruano, sus esporádicos ataques y emboscadas han dejado en los últimos tres años alrededor de 60 policías y militares muertos tras una ofensiva militar.
Sendero Luminoso tuvo su apogeo en las décadas de 1980 y 1990, periodo en el que el país sudamericano sufrió una guerra interna con un saldo de unos 69,000 muertos y desaparecidos.
Tras la captura de su líder y fundador, Abimael Guzmán, el grupo guerrillero quedó prácticamente derrotado y se replegó a zonas remotas de los Andes y la selva del país, principalmente en el denominado Valle del Río Apurimac y Ene (VRAE).