Hablar de "guerra civil" no refleja la "realidad", dice el gobierno sirio
El gobierno de Siria desestimó este jueves la declaración de la ONU de que el conflicto en ese país se ha convertido en una guerra civil, al decir que esa descripción contradice la naturaleza de la lucha.
"Cualquier plática sobre una guerra civil en Siria no refleja la realidad", indicó el gobierno en un comunicado emitido a través de la Agencia Árabe Siria de Noticias (SANA, por sus siglas en inglés).
"Siria no atestigua una 'guerra civil', sino una lucha por arrancar la plaga del terrorismo".
La declaración precede a la noticia de que el jefe de paz de la ONU, Herve Ladsous, es el primer funcionario de la organización internacional en declarar la crisis siria como una guerra civil. Este miércoles, el ministro de Exteriores francés, Laurent Fabius, se convirtió en el primer funcionario de un gobierno occidental en describir el conflicto como tal.
El presidente Bachar al Asad ha estado bajo una enorme presión internacional para terminar con la represión brutal que empezó en marzo del 2011, en un intento por detener un movimiento de manifestantes en contra del gobierno que dio pie a una rebelión armada.
Al Asad ha negado las acusaciones por parte de la oposición de que ataca a civiles y frecuentemente describe los enfrentamientos como una lucha en contra de "terroristas armados" que pretenden desestabilizar a Siria.
La descripción de Ladsous llega después de los reportes de una escalada de violencia en el país, incluido un ataque en contra de observadores no armados de la ONU que trataban de recorrer la ciudad de Haffa.
Pero el vocero de Naciones Unidas, Martin Nesirky, dijo a reporteros este miércoles que corresponde al Comité Internacional de la Cruz Roja, en Ginebra, determinar el momento en que la crisis siria se considera una guerra civil.
La desestimación del conflicto por parte del gobierno sirio llega el mismo día en que una organización líder de derechos humanos emitió un reporte donde acusa a las fuerzas de Al Asad de matar a civiles en ataques organizados.
El informe de 70 páginas de Amnistía Internacional señala que las fuerzas sirias cometen crímenes contra la humanidad y de guerra como parte del intento del gobierno por vengarse de comunidades y pueblos sospechosos de apoyar a los rebeldes.
El grupo de derechos humanos llamó al Consejo de Seguridad de la ONU a denunciar a Siria ante la Corte Penal Internacional para enfrentar cargos.
Francia planea proponer que la Organización de las Naciones Unidas fuerce el cumplimiento del plan fallido del enviado Kofi Annan, incluida la posibilidad de implementar una zona de exclusión aérea para terminar con el derramamiento de sangre.
"Si no puedes llamarla una guerra civil, entonces no hay palabras para describirla", dijo el ministro de Exteriores francés en una conferencia de prensa en París.
En tanto, la violencia estalló este jueves por la mañana en la capital de Siria, Damasco, cuando una bomba explotó cerca de un santuario chiita, dejando dos heridos, de acuerdo con reportes iniciales de la prensa estatal.
La explosión ocurrió cerca del santuario de Sayyida Zaynab, que alberga la tumba de la nieta del profeta Mahoma, informó SANA.
La bomba estalló en un estacionamiento utilizado por los asistentes al santuario, según la agencia de noticias.
Un video publicado en YouTube por la oposición poco después de la explosión mostró humo negro en las proximidades del santuario, cercano a dos edificios de seguridad del gobierno sirio.
Mientras, se escuchaba un intenso tiroteo en los alrededores del sitio de la explosión, según los Comités de Coordinación Local, una red de opositores que reporta sobre víctimas y la violencia.
CNN no puede confirmar de forma independiente los hechos, ya que el acceso a los periodistas internacionales a Siria ha sido restringido.
La prensa estatal culpó a "terroristas armados" del atentado en Damasco, pero la oposición acusó a las fuerzas del gobierno de llevar a cabo una campaña de redadas y arrestos en contra de quienes participan en manifestaciones en la capital.
La explosión en Damasco sigue a una declaración del gobierno de Al Asad de que sus fuerzas recuperaron la ciudad noroccidental de Haffa este miércoles, obligando a los rebeldes a una retirada durante el amanecer.
El gobierno dijo a SANA que sus fuerzas habían "restaurado la seguridad y la calma después de dejar (a Haffa) sin grupos terroristas armados".
Al mismo tiempo, un grupo de oposición dijo que las fuerzas rebeldes se retiraron de Haffa y pueblos de los alrededores "con el fin de preservar las vidas de los civiles". El Observatorio de Siria para los Derechos Humanos, con sede en Londres, indicó que Haffa había estado bajo un intenso bombardeo durante ocho días consecutivos.
Este jueves, la oposición acusó al gobierno de bombardear los suburbios del oeste de Alepo y un bastión de la oposición en Homs, según los Comités.
Al menos un hombre murió en los enfrentamientos en Deir Ezzor, done el gobierno ha establecido puestos de control, de acuerdo con el grupo.
Miles de sirios han muerto en la insurrección violenta. La oposición estima la cifra de víctimas en un rango de por lo menos 12,000 a más de 14,000.
Un esfuerzo por parte de Annan, el enviado especial de la ONU a Siria, para negociar la paz entre el gobierno de Al Assad y los rebeldes se vino abajo en medio de acusaciones por la violencia.
El ministro francés de Exteriores pide a Rusia revertir su oposición a la acción internacional dirigida por Naciones Unidas. Rusia y China, aliados comerciales de Siria, han bloqueado los intentos del Consejo de Seguridad para aprobar una resolución para poner fin a la violencia y llamar a Al Asad a dimitir.
El ministro Fabius insta a Rusia a autorizar el uso de la fuerza en Siria bajo el Capítulo 7 de la Carta de las Naciones Unidas, que permite la acción para detener la escalada de violencia dirigida.
"El momento de tomar una decisión ha llegado. Ellos tienen que abandonar el barco", dijo Fabius.
Rusia se ha negado reiteradamente a apoyar cualquier acción contra Siria, acusando a occidente de utilizar una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que pidió la protección de los civiles en Libia, para apoyar sus esfuerzos de derrocar a Moammar Gadhafi.