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¿El golpe al régimen sirio amenaza la permanencia de Bachar al Asad?

El atentado en el que murieron altos cargos clave del círculo más cercano del presidente sirio cuestiona la estabilidad del gobierno
mié 18 julio 2012 07:11 PM

Varios analistas aseguran que el  ataque perpetrado este miércoles en Damasco , en el que murieron algunos de los líderes más prominentes del gobierno sirio, supone un duro golpe psicológico que podría costar al presidente sirio la permanencia en el poder.

La explosión ocurrió tras el  recrudecimiento de los combates en Damasco  durante los últimos días y marcó el ataque más importante de los últimos 16 meses de lucha en contra del círculo íntimo de Bachar al Asad, en una lucha que según los opositores del gobierno ha costado más de 16,000 vidas.

El ataque provocó la muerte de los ministros de Interior y de Defensa, y envalentonó a los rebeldes y ocasionó que se cuestionara la estabilidad del régimen.

Jeffrey White, becario de defensa en el grupo de estudios de Política del Oriente Próximo del Instituto Washington y antiguo miembro de la Agencia de Inteligencia de Defensa de Estados Unidos, dijo que “está sobre la mesa la pregunta de cuánto tiempo podría (el régimen) soportar la presión, sin embargo lo más probable es que no la soportará indefinidamente. Las cosas se están inclinando cada vez más en contra del régimen". White señaló que cree que la tendencia es irreversible.

Stephen Starr, periodista independiente que ha pasado los últimos cinco años en Siria y autor del libro Revuelta en Siria, dice que el ataque marca el inicio de una nueva etapa en el conflicto. “Creo que estamos entrando en la fase final de la revolución; probablemente el régimen caerá”, indicó.

Es posible que a consecuencia del ataque  más tropas sirias deserten , según los analistas. También podría debilitarse al Ejército si al Asad lleva refuerzos a Damasco procedentes de otras partes de Siria que también han estado inmersas en el conflicto.

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El secretario de Defensa de Estados Unidos, León Panetta, dijo este miércoles que la violencia en Siria “se está saliendo rápidamente de control”; sin embargo, varios expertos advirtieron de los peligros de exagerar los efectos del bombardeo.

Dan Plesch, director del Centro de Diplomacia y Estudios Internacionales de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de Londres, señaló que no es prudente creer que el ataque significará un cambio. “No debemos exagerar el asunto”, dijo a CNN. “Claramente se trata de algo grave para el régimen y de toda la atención internacional sobre lo que en cualquier otro contexto sería considerado un acto terrorista en contra del ministro de Defensa sirio y del Ministerio de Defensa". Sin embargo, agregó "que es demasiado pronto para hablar de la caída inminente del régimen porque el Ejército aún parece unido, grande y fuertemente armado”.

El rey de Jordania, Abdullah II, quien fue de los primeros líderes árabes en instar a al Asad a dimitir, dijo a CNN que no creía que el ataque, a pesar de su importancia, signifique que el régimen esté a punto de desmoronarse. “Fue un tremendo golpe para el régimen; no obstante, Damasco ha demostrado su resistencia, así que creo que tenemos que tener eso en consideración”, dijo el rey en una entrevista con Wolf Blitzer, de CNN. “A pesar de ser un golpe, estoy seguro de que el régimen seguirá demostrando fortaleza, por lo menos en el futuro cercano”.

Los analistas han dicho desde hace tiempo que las cosas podrían cambiar en Siria si los disturbios que han asolado las ciudades importantes del interior como Homs, Hama, Daraa y Deir Ezzor se esparcen hacia ciudades más grandes como Damasco y Aleppo.

A lo largo de los últimos meses, los atacantes han perpetrado bombardeos importantes en dichas ciudades y se han librado batallas en la provincia de Rif Damashq, donde se encuentran los suburbios de Damasco.

White dijo que el más reciente ataque y los combates en el corazón de la capital ponen al descubierto la vulnerabilidad del régimen de al Asad. “Se trata del patio trasero del régimen”, dijo. “La gente que está a cargo lo puede ver y oír”.

White agregó que la oposición armada se ha fortalecido al incorporar al creciente número de desertores y a los civiles del Ejército de Liberación de Siria así como a los grupos yihadistas.

White señaló que, si el conflicto se enfocase en Damasco, disminuiría la presión de los cuerpos de seguridad sirios en las demás ciudades asoladas por los soldados de al Asad y sus aliados milicianos.

“Si no pueden controlar la situación en Damasco, probablemente tengan que traer refuerzos de otras partes”, dijo.

Señaló que el Ejército “ha soportado las tensiones de un año de combates en contra de un oponente cada vez más capaz, la expansión constante de su misión y una herida abierta en forma de deserciones y bajas”.

White declaró que los gobiernos de Rusia e Irán, durante largo tiempo aliados de al Asad, valoran constantemente la situación.

Rusia deberá evitar tarde o temprano estar “en el lado equivocado” e Irán “nunca se pondrá en contra del régimen”, dijo, aunque podría distanciarse de al Asad.

Rime Allaf, becaria asociada al grupo de estudios Chatham House, respaldó las teorías de que el ataque fue cometido desde el interior, con la ayuda de un chofer o un asistente que introdujo subrepticiamente los explosivos al edificio: “Alguien que cuenta con la confianza de la cúpula del régimen  y que reunió todos estos explosivos poco a poco hasta el momento en que detonó la bomba”, dijo.

El ataque podría evidenciar una ruptura en el régimen, demostrando que los personajes en los puestos más altos están en desacuerdo con al Asad.

Allaf señaló que “esto significa que ya no saben en quien pueden confiar en la más alta esfera y entienden que la oposición está más generalizada de lo que habían pensado inicialmente”.

El ataque refleja asimismo problemas sectarios.

El ministro de Defensa era cristiano en un régimen predominantemente alauí, rama del Islam chiita.

Allaf subrayó que el régimen “ha echado mano de la línea sectaria, sin embargo la oposición y los rebeldes han repetido con frecuencia que ellos no lo ven así; de tal suerte que no son los alauíes los que se desmoronan, sino el régimen. Significa que muchas personas del régimen, sin importar su denominación religiosa, no necesariamente están de acuerdo con la forma en la que están ocurriendo las cosas”.

Aram Nerguizian, experto en Siria del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en Washington, dijo que muchos sirios, tanto los leales como los indecisos, podrían no estar de acuerdo con “las tácticas que ocasionan (preocupaciones sobre) la futura estabilidad en Siria”.

Lo más probable es que al Asad incremente la reacción de seguridad, si tomamos en cuenta la retórica contraterrorista del régimen.

Nerguizian dijo que es demasiado pronto para saber si el ataque y las ofensivas en Damasco representan algún cambio.  La ofensiva, dice, “aún tiene triunfos pendientes”.

Plesch dijo a CNN que es erróneo catalogar el conflicto como guerra civil ya que es clara la intervención internacional en el levantamiento en contra del régimen de al Asad.

Agregó que las fuerzas de la oposición están siendo “muy bien armadas y probablemente entrenadas por fuerzas clandestinas externas procedentes de los estados del Golfo y probablemente Turquía”. Señaló que también debería cuestionarse la intervención de Europa y América del Norte.

Anthony Skinner, experto en Medio Oriente para Maplecroft, firma británica de análisis de riesgos, dijo a CNN que los recientes eventos significan “un durísimo golpe psicológico para el régimen”.

Sin embargo, advirtió que aunque el Ejército de Liberación de Siria tiene fuerte presencia en Damasco, sigue siendo superado en número y armamento. Señaló que no tiene una línea de mando bien delimitada y que tiene defectos en la línea de suministros, lo que dificulta la entrega de armamento entre sus fuerzas.

También carece de armamento pesado que le permitiría enfrascarse en prolongados combates cara a cara con el régimen.

“Creo, desde el punto de vista psicológico, que esto es un impulso mayúsculo para el Ejército de Liberación de Siria y que a la larga tan solo acelerará la caída (de al Asad)”, dijo Skinner.

Agregó que existen elementos dentro del régimen que quieren ‘abandonar el barco’ y unirse a la oposición, sin embargo, han sido disuadidos bajo la amenaza de arrestar y torturar a sus familiares.

A pesar de la importancia del bombardeo, al Asad está instando a sus fuerzas a que tomen las calles y reaccionen.

“Bachar al Asad aún cuenta con el apoyo de una élite de políticos y personal de seguridad predominantemente alauí que está bastante unida”, dijo Skinner. “Podemos imaginarnos a los miembros prominentes del régimen con la intención de pelear hasta el final porque no tienen otra vía de escape”.

La comunidad internacional, sin contar a Rusia y China, no ha podido proponer una solución que funcione, dijo Skinner. “Es claro que la intervención armada no está en discusión, lo que ha sido fuente de grandes frustraciones”.

Sin embargo, dijo que si “toda esta dinámica continúa, pienso que si le preguntáramos a cualquier sirio su opinión sobre las probabilidades que tiene al Asad, ésta sería muy negativa. No parece que pueda mantenerse, ya sea a mediano o a largo plazo e incluso muchas personas dudan de que sea posible en el corto plazo”.

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