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Las propuestas de control de armas omiten el problema central de violencia

Las leyes de EU se han centrado en armas alto poder y cargadores de gran capacidad, no en las pistolas que son las que más muertes provocan
mié 30 enero 2013 01:16 PM

Trent Brewer manejó hacia un estacionamiento con la intención de vender un poco de marihuana pero la venta nunca se llevó a cabo. La policía de Springfield, Missouri, encontró a Brewer, de 23 años, boca abajo y sin pulso en un charco de su propia sangre, el 12 de diciembre. Más tarde fue declarado muerto en un hospital cercano.

La policía dijo que Darian Earl Hall, de 18 años, sacó un arma de fuego semiautomática cromada antes de que la venta de marihuana se llevara a cabo, y disparó contra Brewer cuando empezaba a escapar. Hall negó dispararle a Brewer, y culpó a otro joven que estaba con él en ese momento. Con el tiempo se resolverá en los tribunales lo que ocurrió exactamente.

La historia de Brewer sigue un patrón familiar: las drogas, una confrontación y la presencia de un arma de fuego que ocasiona la muerte de alguien. Trent Brewer y casos parecidos se encuentran entre las más de 6,000 personas que cada año mueren por armas de fuego. Esa cifra es equivalente a tener una masacre del tamaño de la de Newtown, Connecticut, 239 veces al año.

Sin embargo, el gobierno de Obama sigue adelante con la legislación para detener las muertes por la violencia con armas en EU, con especial atención en frenar el acceso a rifles de alto poder y a cargadores de gran capacidad, y no en las pistolas ordinarias que representan la mayoría de las muertes por armas en Estados Unidos.

La semana pasada, la senadora demócrata de California, Dianne Feinstein, se paró frente a una serie de rifles de asalto y armas semiautomáticas, y esbozó su iniciativa de ley para reinstaurar la prohibición de armas de asalto, así como prohibir los cargadores de municiones que contengan más de 10 balas. Pero aun si estas propuestas se aprueban como leyes, ¿qué impacto tendrán en detener las muertes por arma de fuego en Estados Unidos?

A pesar de la afirmación por parte de la Asociación Nacional del Rifle de que Feinstein y otros demócratas están avanzando hacia la proscripción de todas las armas de fuego, ningún legislador ha pedido que se prohíba la compra legal de pistolas comunes y corrientes. Estas armas ordinarias, que representan la mayor parte de la violencia armada en EU, pero que también se utilizan para la defensa propia, están completamente protegidas por la Segunda Enmienda, según un fallo de la Corte Suprema en 2008.

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Previo a una reunión con jefes de policía y alguaciles de todo el país, Obama dijo el lunes que entiende que el problema de la violencia armada en Estados Unidos va más allá de los tiroteos masivos que desencadenan las primeras planas internacionales. 

Hay tres formas principales por las que el plan de Obama podría detener indirectamente el impacto de la violencia con armas de fuego:

• Aumentar el acceso a los servicios de salud mental. 

• Levantar las restricciones a la investigación con fondos federales sobre la violencia armada. 

• Ampliar la verificación de antecedentes antes de la compra de un arma de fuego. 

No está claro si alguna de estas propuestas habría afectado el resultado de la venta de droga en Springfield, Missouri, la cual cobró la vida de Brewer Trent, de 23 años. Y en otros casos, como los incidentes de violencia doméstica, algo tan simple como considerar el estado mental de un acusador podría hacer la diferencia, según el experto en salud mental de CNN, Charles Raison.

Por ejemplo, si la policía detuviera los agresores acusados por más tiempo, ¿eso permitiría tener un periodo de reflexión y una menor probabilidad de violencia? “La única forma de interrumpir incidentes violentos es encerrar e intervenir muchas veces, en donde quienes presentan síntomas estan encerrados”, dijo Raison, profesor asociado de psiquiatría en la Universidad de Arizona, en Tucson. “Pero entonces, como sociedad, ¿dónde queremos atacar, en un equilibrio entre la libertad personal e intervenir para detener el alto índice de hechos violentos?”

A pesar de todas sus inquietudes, Raison dijo que el debate sobre la apertura del acceso a los servicios de salud mental es prometedor, aunque también lo ve como “una pendiente muy resbaladiza”.

Según el FBI, 6,220 personas murieron por armas de fuego en 2011 y muchos expertos en salud pública y en aplicación de la ley dicen que eso muestra que aún queda mucho por hacer para abordar de forma seria la epidemia de la violencia armada, incluso más de lo que el presidente o el Congreso proponen.

“Todos estos son pasos en la dirección correcta para poner a las armas lejos del alcance de las manos de personas que no deberían tenerlas; todo esto es bueno, como abordar los problemas de salud mental”, dijo Mike Bouchard, un agente retirado de la Oficina de Alcohol, Tabaco y de Armas de Fuego y presidente de Security Dynamics Group, una firma de consultoría que garantiza que las empresas cumplen con las normas de arma de fuego. “Pero no estoy seguro de que esto vaya a reducir la tasa de homicidios”.

Buscando respuestas

Los casos como el de Trent Brewer forman parte de un patrón típico de los homicidios ocurridos en diciembre de 2012, el mismo mes que los asesinatos en masa de Newtown. ¿Exactamente cuántas personas más en Estados Unidos padecieron ese mes el mismo destino?

En realidad no hay forma de saberlo debido a una falta de datos. El FBI detalla cada año los homicidios, pero a menudo presenta un tiempo de retraso en notificar los hechos y no especifica exactamente el tipo de arma. Aunque el Centro de Control de las Enfermedades y Prevención de EU tiene un Sistema Nacional de Información de Muertes Violentas para recoger datos para la investigación en prevención de la violencia, solamente opera en 18 estados.

Una gran cantidad de investigadores, profesores y expertos instaron exitosamente al vicepresidente Joe Biden a incluir la investigación en materia de violencia armada como una de las propuestas que, efectivamente, presentó al presidente. Biden encabezó el grupo de trabajo en violencia armada creado por Obama como consecuencia de los tiroteos del mes pasado ocurridos en Newtown.

Obama ha ordenado a los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades y a otras dependencias federales iniciar de inmediato la investigación sobre la violencia con armas, su impacto y medidas de prevención. Sólo hay un obstáculo que se pone en el camino: el Congreso tiene que financiarlas.

Rastreo de venta de armas

Rastrear el origen de un arma puede tomar semanas, o incluso meses, si la policía tiene suerte. Debido a que muchos estados no piden que se registren las armas, o que se documenten las ventas privadas, en realidad nadie conoce quiénes poseen muchas de las armas de fuego en circulación en Estados Unidos.

Eso significa que las autoridades con frecuencia son incapaces de averiguar la forma en que los delincuentes obtienen sus armas.

Bouchard, quien trabaja con distribuidores de armas de fuego para asegurarse de que cumplen con la ley, compara la situación con las bebidas y los menores de edad: si alguien no puede conseguir una cerveza, pueden encontrar a alguien que la compre por ellos. Lo mismo aplica en el caso de las armas, dijo.

Esa es una laguna que el presidente Obama espera abordar con la verificación universal de antecedentes, un mayor control de la venta de armas y leyes que conviertan en delito la venta de armas a alguien sin una verificación previa. La verificación universal de antecedentes marcaría un importante punto de inflexión en la contención de la violencia con armas, según la defensora del control de armas, Lindsay Nichols.

Sin embargo, el presidente de la ANR, David Keene, señaló a Candy Crowley, de CNN, que él tiene poca fe en la verificación universal de antecedentes, al decir que no funcionan. Eso es porque asume que los delincuentes cumplan con la ley, dijo Bouchard. “A estos delincuentes no les importa lo que establece la ley”, dijo.

Aunque dijo que piensa que ampliar la verificación de antecedentes es un paso en la dirección correcta, Bouchard afirmó que la verdadera solución sería elaborar una base de datos que siga los rastros de la  compras de armas. Basado en su experiencia, Bouchard dijo que sería muy fácil establecer una base de datos para rastrear las compras y las ventas de armas a nivel nacional.

No obstante, señaló que no conoce a alguien que apoye un registro de armas a nivel nacional. Los expertos saben que reducir la cifra de estadounidenses muertos por armas de fuego no es un problema que se resolverá de la noche a la mañana, por no decir unos cuantos años. Puede que sea un juego de prueba y error en el largo plazo. Pero con una cantidad de entre 12,000 y 15,000 personas que cada año mueren por armas de fuego, Bouchard dijo que el país tiene que empezar en algun punto. En cualquier punto.

“Toda nuestra sociedad controla cuánto se puede beber, cuántas pastillas se pueden comprar, contamos con controles que aceptamos en todos los demás ámbitos en esta sociedad, excepto en las armas”, dijo Bouchard. “Todas esas cosas son aceptables para nosotros. Pero en el caso de las armas la mayoría de la gente ni siquiera hablará de restricciones”.

Emily Smith, de CNN, contribuyó a este reporte.

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