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Brasil, un reto para el equipo de seguridad del papa Francisco

Los guardias del Papa lidiaron con un embotellamiento, una amenaza de bomba y enfrentamientos en las calles de Río de Janeiro
mar 23 julio 2013 03:54 PM

La Guardia Suiza ha tenido dos días particularmente complicados en su agenda durante la visita del papa Francisco a Brasil, con problemas de tránsito, una amenaza de bomba y enfrentamientos de manifestantes con policías.

Cuando el pontífice llegó este lunes a Río de Janeiro para presidir la Jornada Mundial de la Juventud, su caravana halló como primer reto un embotellamiento vehicular. Sin embargo, el Papa aprovechó la parada involuntaria para saludar a sus fieles en las calles.

Un vocero del Vaticano aseguró que Francisco no tuvo miedo durante el incidente, pero su secretario sí lo tuvo.

“El secretario del Papa me dijo que cuando el carro se detuvo, estuvo asustado por momentos, pero el Papa estaba muy feliz y saludando”, dijo Federico Lombardi.

Funcionarios brasileños culparon a la multitud del malentendido entre las autoridades de Río de Janeiro y la policía federal. Lombardi simplemente dijo que la caravana tomó una ruta equivocada.

Sin embargo, el equipo de seguridad tuvo confianza. Domenico Giani, el jefe de seguridad papal, abrió la puerta del pontífice y le entregó a un niño para que lo bendijera.

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Cuando Francisco cambió de transporte al papamóvil con quemacocos, se movió con facilidad entre las decenas de miles que abarrotaron las calles de Río para echar un vistazo al primer papa originario de América Latina.

El contingente regular de seguridad del Papa, incluyendo la policía vaticana y la Guardia Suiza, se desplazó con Francisco en las calles, cargando ocasionalmente a niños sobre las barricadas hasta las manos del pontífice.

Pero hubo una escena diferente después de que  Francisco se reunió con la presidenta Dilma Rousseff  en el Palacio Guanabara.

La policía informó que manifestantes les arrojaron rocas,  a lo que los agentes respondieron con cañones de agua y gas  lacrimógeno. Seis personas fueron arrestadas y dos fotógrafos resultaron heridos.

La policía brasileña indicó en un comunicado que el domingo había descubierto una pequeña bomba casera en el Santuario de Aparecida, que Francisco visitaría durante la semana. El pequeño dispositivo de plástico fue destruido.

Funcionarios de Seguridad de Río de Janeiro se reunieron este martes para determinar qué salió mal y cómo solucionarlo.

El Ministro de Defensa brasileño dijo que desplegaron una fuerza de más de 20,000 soldados y policías para garantizar la seguridad durante la semana

Para la misa final, en un largo baldío en el occidente de Río, el ministerio de Defensa informó que 400 soldados serían apostados cerca del altar y 94 torres de observación entre la multitud, que las autoridades afirman podría alcanzar un millón de personas.

“Logísticamente (es) el evento más complejo que la ciudad ha enfrentado”, dijo el alcalde de Río, Eduardo Paes. “Sabemos que a la gente le gusta doblar las reglas ceremoniales, pero eso es más que bienvenido en Río”.

El martes, perros policía y agentes recorrieron el escenario principal en Copacabana, revisando el altar y el área de asientos VIP. Tres pequeñas naves brasileñas recorrieron la costa durante varios kilómetros, haciendo maniobras de acercamiento y alejamiento.

El Papa tenía programado descansar este martes. El programa formal de la Jornada Mundial de la Juventud inicia este martes por la tarde.

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