Los sirios sufren las consecuencias de un agente químico desconocido
Hay decenas de videos y fotografías que cuentan una historia terrible: niños pequeños exhalando su último aliento, filas de cuerpos de niños cubiertos con bloques de hielo; sus rostros lucen pálidos e inexpresivos.
En otras partes, decenas de sudarios blancos parecen envolver los cadáveres de adultos, con los nombres de las víctimas escritos sobre la tela. Las imágenes y los testimonios constituyen una prueba de lo que pasó. Sin embargo, hay tantas preguntas como respuestas.
Las víctimas no mostraban señales de lesiones. No hubo un baño de sangre como cuando ocurren ataques de artillería, no había personas heridas y cubiertas de polvo a las que estuvieran rescatando de los edificios reducidos a escombros.
Era imposible saber cuántas personas habían muerto ni exactamente dónde o por qué. Para el final del día, los Comités de Coordinación Local reportaron que habían muerto más de 1,300 personas en las zonas aledañas a Damasco; tan solo en el barrio de Zamalka habían muerto 400 personas.
Incluso para los estándares del despiadado conflicto en Siria, ese sería un día catastrófico. Sin embargo, no había manera de verificar las cifras: en pocas horas se iniciaron las inhumaciones masivas y, desde luego, los observadores independientes no tenían acceso a la zona.
Intercambio de acusaciones
Los activistas de la oposición afirmaron casi de inmediato que el régimen del presidente Bachar al Asad había usado armas químicas contra los distritos que están bajo el control de los rebeldes. No es la primera acusación de esa clase; algunos activistas pronto afirmaron que el régimen había utilizado gas sarín, un agente neurotóxico que se cree que el gobierno posee. Los habitantes hablaron de mareos y sofocos, convulsiones y dificultades para respirar, lo que coincidiría con los síntomas de envenenamiento con gas sarín. Algunas de las víctimas parecían haber muerto mientras dormían, según los reportes locales.
El gobierno sirio descartó las acusaciones y señaló que eran “delirios e inventos”. Algunos activistas de la oposición dicen que la toxina que se usó podría haber sido el “agente 15”, también conocido como BZ. Su nombre completo es bencilato de 3-quinuclidinilo y afecta tanto al sistema nervioso central como al periférico.
La oposición afirmó que se usó BZ en proyectiles que se dispararon en la ciudad de Homs en diciembre de 2012. Un médico que estaba en la ciudad declaró para la publicación en línea The Cable que poco después todas las víctimas “presentaban miosis o contracción de las pupilas. También presentaban dolor muscular generalizado. Presentaban síntomas graves hasta en el sistema nervioso central. Presentaron convulsiones generalizadas y algunos pacientes tuvieron convulsiones parciales”.
Médicos por los Derechos Humanos, una organización no gubernamental, señala que el BZ provoca un “estado de alteración mental grave (alucinaciones, euforia, confusión); falta de secreciones, membranas mucosas secas; boca, ojos y piel seca; pupilas dilatadas; visión borrosa; náuseas, y vómitos”.
Sin embargo, los reportes de Homs, como muchas acusaciones que han surgido en Siria, nunca se confirmaron. Al mes siguiente, el Departamento de Estado de Estados Unidos señaló que “no había encontrado pruebas creíbles para corroborar o confirmar que se usaron armas químicas” en Homs. Algunos expertos dudan de que el régimen de al Asad posea armas químicas.
"Ni olor ni humo"
Tal vez sea más significativo un relato de principios de este año, cuando Jean-Philippe Remy, del diario francés Le Monde, pasó varias semanas en Jobar y sus alrededores. Jobar es un distrito a las afueras de Damasco bajo control de la oposición en donde se contaron muchas de las víctimas del miércoles.
“No había olor, ni humo, ni siquiera un silbido que indicara que se había liberado un gas tóxico”, reportó. “Entonces surgen los síntomas. Los hombres tosen violentamente. Les arden los ojos, sus pupilas se contraen, se les nubla la visión. Pronto tienen dificultades para respirar, a veces al extremo; empiezan a vomitar o a perder el sentido”.
“La gente que llega tiene dificultades para respirar”, dijo un médico a Le Monde. “Pierden la audición, no pueden hablar, sus músculos respiratorios han estado inmóviles. Si no les aplicamos un tratamiento de emergencia de inmediato, mueren”.
“En Jobar, los combatientes no abandonaron sus posiciones, pero quienes permanecieron en el frente presentaron pupilas contraídas y dificultad para respirar”, reportó Remy.
Causas desconocidas
Las acusaciones de que se había usado alguna clase de arma química surgieron mientras el gobierno lanzaba artillería y ataques aéreos contra las zonas bajo el control de los rebeldes en los alrededores de Damasco, como Douma y Mouadamiya, lo que complicó aún más las cosas.
La meta de las fuerzas armadas sirias es hacer retroceder a los rebeldes, con lo que se reducirían los ataques con morteros en el centro de la capital. Esa ofensiva continuó el miércoles, de acuerdo con los activistas de la oposición en la zona.
Algunos analistas especularon que tal vez los bombardeos golpearon un almacén de agentes químicos que estuviera bajo control de los rebeldes o del régimen. Sin embargo, eso no explicaría que en tantos barrios, algunos separados por varios kilómetros, las víctimas presentaran los mismos síntomas.
La llegada de la ONU
A unos cuantos kilómetros de esas terribles escenas, un equipo de inspectores de armas químicas de la ONU , dirigidos por un sueco bien calificado, dormía en su hotel. Las condiciones de la visita de los inspectores están estrictamente delineadas: solo se les permite visitar tres sitios en donde se supone que se usaron armas químicas con anterioridad.
La Unión Europea cree que el gobierno sirio es probablemente el culpable. “Hemos visto con gran preocupación los reportes del posible uso de armas químicas por parte del régimen sirio”, dijo Catherine Ashton, jefa de Política Exterior de la Unión Europea. “Tales acusaciones se deben investigar minuciosa e inmediatamente”. La Casa Blanca emitió una declaración similar. Rusia rápidamente señaló a las fuerzas rebeldes.
Algunos observadores apuntan que en los sitios web yihadistas se afirma que los rebeldes se apoderaron del equipo de armas químicas luego de haber tomado en julio de 2012 las bases del gobierno, como la que se encuentra a las afueras de Alepo.
Los partidarios del gobierno de al Asad afirman que los reportes del miércoles benefician a la oposición en su intento de incitar la intervención de la comunidad internacional.
Poca esperanza de cambios
George Sabra, presidente del Consejo Nacional Sirio, un grupo que reúne a los opositores de al Asad, dijo en Estambul: “No es la primera vez que el régimen usa armas químicas, pero representa una maniobra del régimen porque lo hacen impunemente… Naciones Unidas quedará desconcertada y Estados Unidos anunciará más límites y los dejará pendientes ”.
En vista de la postura que las grandes potencias han asumido, no parece probable que se tomen medidas decisivas a nivel internacional en una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad de la ONU. Tal vez el mundo nunca sepa si los hechos del 21 de agosto de 2013 en los alrededores de Damasco representen el uso más generalizado de armas químicas desde que Sadam Hussein bombardeó la ciudad kurda de Halabja hace 25 años.
Yousuf Basil, de CNN, colaboró con este reportaje.