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Una mujer de Somalia espera 23 años para una cirugía facial

La mujer sufrió graves heridas durante la guerra civil de Somalia, que la obligaron a ocultarse detras de un 'niqab'
mié 19 febrero 2014 11:29 AM
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Ayan Mohamed porta un niqab que le cubre el rostro, no por razones religiosas, sino para ocultarlo.

"Lo usa para cubrir la deformidad. La cubre porque la gente se le queda viendo, los niños lloran", dice Edna Adan Ismail, ex primera ministra y ex primera dama de Somalilandia. "No es fácil de ver".

Ismail fundó el primer hospital materno en la región, el Hospital Universitario Edna Adan. El complejo ahora es una clínica general bulliciosa que ofrece servicios a todos.

Durante 11 años ha buscado ayudar a reparar el rostro de Mohamed, que quedó destruido por la metralla durante la guerra civil de Somalia. Mohamed tenía tan solo dos años cuando quedó herida. Ahora tiene 25 y no puede cerrar el ojo derecho. Cuando come, la comida se cae por un orificio en su mejilla. Desde hace mucho aprendió a lidiar con las miradas y las preguntas incómodas.

"Lo más difícil para ella es que le pregunten qué le ocurrió a su rostro", dice Ismail mientras traduce las suaves palabras de Mohamed, quien está sentada a su lado. "Me duele", dice Mohamed.

Se encuentran en una conferencia de prensa en Brisbane, Australia, una ciudad moderna ubicada a unos 10,000 kilómetros y a un mundo de distancia de su hogar y su hija en Burao, en el noroeste de Somalilandia, en el Cuerno de África. Su hija, Marwa, tiene apenas dos años, la misma edad que tenía Mohamed cuando quedó tan horriblemente herida.

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John Arvier, cirujano oral y maxilofacial del Hospital Wesley, explica la magnitud del daño en su rostro y lo que va a hacer para repararlo un grupo de expertos que ofrecieron sus servicios sin costo.

"Esencialmente, Ayan carece de la mayor parte del tejido de la parte media de su rostro, desde la base de la cuenca ocular, todo el maxilar superior y la mayor parte del pómulo y el paladar", dice Arvier. "La cirugía comprenderá el reemplazo del borde de la cuenca ocular con un pequeño implante sintético. Luego se reemplazará gran parte del tejido faltante con los músculos que suben desde debajo del pómulo hasta el costado de la cabeza".

Un cirujano plástico injertará piel de su antebrazo a su rostro y usará cartílago de su oreja para reconstruir la fosa nasal. También se requerirá un extenso trabajo dental para darle forma a su sonrisa.

Detrás del velo, Mohamed manifiesta su fe en el equipo de cirujanos. "Estoy confiada, no estoy preocupada". Ismail agrega: "Es una mujer valiente. Tuvo que vivir con esto durante mucho tiempo… está muy relajada. Yo soy la que se está desmoronando".

Ismail se enteró de la situación de Mohamed cuando su madre fue al hospital en busca de ayuda hace varios años. En ese entonces, el hospital de Hargeisa, en Somalilandia, se había inaugurado hacía apenas un año y no tenía la capacidad para lidiar con los problemas de Mohamed; eso no ha cambiado.

Ismail dio a conocer las heridas de Mohamed y creó un sitio web. Le tomaron fotos y un video sobre la necesidad de ayuda de Mohamed que desde que se publicó en YouTube, en 2009, se ha reproducido más de dos millones de veces.

Hace dos años, un grupo de Rotarios de Australia se reunió y se comprometió a llevar a Mohamed al país para que la operaran. No fue fácil. No hay servicio postal en Somalilandia, así que algo tan simple como enviar una carta requirió de ayuda externa. Luego estaba el viaje: Mohamed tenía que viajar cientos de kilómetros a la capital de Etiopía, Addis Abeba, para hacerse estudios, rayos X y valoraciones.

Justo cuando parecía que habían resuelto los desafíos médicos, el gobierno australiano negó la visa a Mohamed. Fue la segunda vez que un país le negaba la entrada porque se consideraba que sus heridas no amenazaban su vida.

"Como no se trataba de un cáncer que prolifera, de una enfermedad cardíaca o alguna situación que pudiera matarla de la noche a la mañana, imagino que algunas personas lo clasificaron como de riesgo nulo para la vida", dice Ismail. "Pero cuando eres joven, ¿qué amenaza más tu vida que no tener un rostro?".

"El primer país que negó la visa fue Estados Unidos, y eso fue duro. Luego, cuando la negaron por segunda vez en Australia, pensamos: '¿Quién va a tener el valor de decírselo a Ayan?'", relata. "Tenemos a una mujer que solo ruega por un tratamiento médico al que no puede tener acceso en otra parte. Estoy feliz de que hayan revertido la decisión", agrega.

Desde que Mohamed llegó a Brisbane, han ocurrido muchas cosas por primera vez. "Ayer vio un río por primera vez", dice Ismail. "Al entrar en esta sala de conferencias vio una pecera por primera vez". "Subió por primera vez a un elevador (y) le dimos algunas lecciones sobre cómo subir a la escalera eléctrica… hubo unos cuantos tropiezos, pero estamos aquí", ríe.

Ayan se someterá a la cirugía el sábado. La recuperación tomará varias semanas, si no es que meses.

Cuando las cicatrices hayan sanado, Ayan espera poder enfrentar al mundo por primera vez sin tener nada que ocultar.

"Dice que ansía quitarse esto", señala Ismail, refiriéndose al niqab negro que cubre los rasgos de Ayan, "y tener un rostro como todos los demás".

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