Las protestas cuestionan el futuro político venezolano
Los estudiantes llenan las calles para protestar. La violencia se intensifica. Los gases lacrimógenos lo cubren todo.
Los líderes de la oposición y las autoridades se culpan entre sí por la inestabilidad y ninguna de las partes da señas de ceder.
Sin importar en quién creas, queda claro que hay mucha tensión en Venezuela.
Las manifestaciones en contra del gobierno son la mayor amenaza a la que el presidente Nicolás Maduro se ha enfrentado desde que lo eligieron el año pasado. Dentro y fuera de las fronteras del país sudamericano flota una gran pregunta: ¿Podría ser el fin del gobierno socialista de Venezuela?
La situación no luce bien. La inflación llegó al 56% el año pasado. Las tasas delictivas son altas. La escasez de bienes ha dejado vacíos los anaqueles en las tiendas.
Sin embargo, faltan muchos años para las próximas elecciones y los expertos dicen que es demasiado pronto para anunciar la muerte de la revolución de Hugo Chávez.
En los próximos días podrían darse varios escenarios, dependiendo de las medidas que tomen los manifestantes y las autoridades.
Así, con tantos factores en juego, es difícil adivinar qué ocurrirá después.
"Ahora podría ocurrir cualquier cosa", dijo Javier Corrales, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Amherst. "Esta es una auténtica crisis en todos los frentes. El gobierno tiene formas de sobrevivir… pero al mismo tiempo puede perder esta batalla".
Estos son algunos de los posibles factores decisivos a los que hay que estar atentos:
Represión contra los manifestantes
Leopoldo López, el político opositor al que el gobierno acusó de incitar a la violencia y de encabezar las protestas recientes, está tras las rejas y está acusado de incendio provocado y conspiración.
Maduro prometió reprimir a otros líderes de la oposición como López, los llamó fascistas y los comparó con una enfermedad que debe curarse.
Defendió esa postura en unas transmisiones de televisión a nivel nacional y acusó a los manifestantes de provocar la violencia, de vandalismo y de tramar un golpe de Estado.
"¿El capturar a esta gente es represión o es justicia?", dijo Maduro luego de que se transmitieran unos videos que, de acuerdo con Maduro, mostraban los ataques de la oposición contra unos edificios gubernamentales.
El intensificar la represión podría tener un costo alto para el gobierno y posiblemente pondría en su contra a sus partidarios en casa y en el extranjero, dijo David Smilde, socio sénior de la Washington Office on Latin America.
"A diferencia del grave problema de delitos callejeros que tiene Venezuela, por el que el gobierno usualmente no paga un precio político, esta clase de represión le costará", escribió Smilde en un análisis de la situación que publicó esta semana. "En el mejor de los casos revela a un gobierno que no puede controlar a sus fuerzas de seguridad. En el peor de los casos revela a un gobierno que es tan violento como lo han denunciado sus opositores desde hace mucho".
Por el otro lado, el gobierno podría aliviar la situación.
"Si el gobierno responde de alguna forma y lidia con la situación de forma que alivie una parte de las aflicciones y trate de no reprimir más, si demuestra cierta flexibilidad y disposición a entablar un diálogo y a actuar con moderación, entonces creo que podría librar este periodo", dijo Michael Shifter, presidente del grupo de estudios Diálogo Interamericano.
El apoyo de los chavistas
Los analistas señalan que hay una razón crucial por la que el gobierno socialista de Venezuela no está cerca de un colapso inminente: muchas personas del país aún apoyan al presidente. "Maduro tiene mucho apoyo", dijo George Ciccariello-Maher, profesor asistente de Ciencias Políticas en el Universidad Drexel. "No es Chávez, pero se lo considera un representante fiel de lo que Chávez defendía".
La piedra angular de la presidencia de Chávez fue la Revolución Bolivariana , su ambicioso plan de hacer de Venezuela un Estado socialista. En todo el país surgieron "misiones" sociales que pretendían erradicar el analfabetismo, distribuir alimentos básicos y proveer servicios de salud.
Eligieron y reeligieron a Chávez en parte gracias al apoyo de la gente pobre del país, quienes sentían que los gobiernos anteriores los habían marginado. Aprovechó sus necesidades y su frustración y a menudo se enfrentó a la élite venezolana.
Maduro —a quien Chávez designó como su sucesor antes de morir — ha adoptado un método similar. Su victoria en las elecciones del año pasado estuvo más reñida de lo que esperaban sus simpatizantes, pero ganó.
Las hordas de fieles seguidores de Maduro aún se hacen llamar chavistas por devoción al presidente anterior. Aunque Maduro no es tan carismático como Chávez, para muchas personas es mejor que la alternativa, dijo Shifter.
"Perciben que hay partes de la oposición que quieren regresar a la Venezuela previa a la era chavista, en la que básicamente se ignoraban las inquietudes de los pobres", dijo Shifter. "No quieren perder lo que creen que han ganado".
Uno de los principales retos a los que la oposición se enfrenta es erosionar el respaldo de los chavistas al gobierno. Si pudieran ganarse a los chavistas leales, eso podría inclinar la balanza en su favor.
Ciccariello-Maher, quien escribió el libro We Created Chavez: A People's History of the Venezuelan Revolution (Nosotros creamos a Chávez, la versión del pueblo sobre la revolución venezolana), afirma que eso no es probable. La revolución, es mucho mayor que Chávez o Maduro.
"El gobierno chavista ha estado en el poder por más de 14 años y ha ganado muchas elecciones más que cualquier otro gobierno sobre la Tierra porque movilizaron a los pobres y cuentan con un gran apoyo de estos y de una buena porción de la clase media", dijo Ciccariello-Maher. "Su base de partidarios no irá a ninguna parte ni se desintegrará porque una cantidad relativamente pequeña de estudiantes protesten en zonas de clase media en el país".
Seguir la huella del dinero
Durante meses, la profunda escasez de bienes ha dejado vacíos los anaqueles de las tiendas en Venezuela.
El gobierno acusa a los distribuidores de orquestar el desabasto como parte de una "guerra económica" para incitar el descontento. La oposición señala que es uno de los muchos ejemplos dolorosos de que el gobierno está manejando mal las finanzas del país.
Aunque la plataforma populista de compartir la gran riqueza que genera el petróleo venezolano con los pobres y los marginados ha ayudado a reducir la pobreza, los críticos han advertido que las políticas económicas defectuosas —como el control del tipo de cambio y la expropiación de las empresas privadas— llevan al país directo a la ruina financiera.
A pesar de los esfuerzos del gobierno para detener la inflación a través del control de precios, los analistas han señalado que el panorama económico es desalentador.
No es coincidencia que las tensiones crezcan mientras Venezuela se enfrenta a problemas económicos considerables, dicen los expertos.
"Ha habido una especie de fenómeno cíclico de protestas en Venezuela", dijo Shifter. "Pero creo que estamos en un punto distinto de la evolución de una situación, un punto en el que la situación económica impulsa los sucesos… más que otra cosa; tan solo la simple desesperación económica de muchas personas, la escasez y la inflación creciente".
Si esos problemas empeoran, no será bueno para el gobierno.
"Si Venezuela vive un colapso económico grave, el movimiento opositor podría crecer a pesar de que no se está esforzando por llegar más allá de su base tradicional", dijo Smilde.
Poderío militar
En este momento, los analistas dicen que las fuerzas armadas parecen estar apoyando firmemente a Maduro.
Eso no fue así en 2002, cuando hubo un breve golpe militar contra Chávez.
"Las fuerzas armadas son mucho más chavistas que en 2002", dijo Ciccariello-Maher.
Sin embargo, Corrales dijo que podría llegar el momento en el que se ponga a prueba la lealtad de las fuerzas armadas.
"Si se les pide que repriman se enfrentarán a la difícil decisión de obedecer o no", dijo.
¿Quién está protestando?
Las protestas recientes han revelado el creciente descontento hacia el gobierno venezolano, pero también las rencillas en la oposición compuesta por un grupo heterogéneo de partidos que se unieron para intentar derrotar a Chávez en las urnas y que ahora esperan que caiga el gobierno de Maduro.
Henrique Capriles Radonski, político líder de la oposición que perdió la presidencia el año pasado, ha tratado de adoptar una postura más moderada para reunir una base de apoyo más amplia.
Sin embargo, López y otros líderes de la oposición impulsaron las protestas callejeras.
Una de las preguntas que persiste es si la Mesa de la Unidad Democrática —que incluye a partidos con una amplia gama de ideologías— podrá mantenerse unida con el fin de alcanzar un objetivo político en común.
"Tras bambalinas, la oposición se está desmoronando", dijo Ciccariello-Maher.
Si más miembros de la oposición intentan llevar a cabo un golpe, dijo, eso solo los perjudicará la próxima vez que los venezolanos acudan a las urnas.
Smilde dijo que ha visto que los emotivos discursos de López han encendido a la multitud.
"Este movimiento está energizando a la oposición como no había ocurrido en ocho años", dijo Smilde. "Pero al parecer se han esforzado poco para contactar a los chavistas inconformes o para ampliar su mensaje a los temas como la igualdad y la reducción de la pobreza que podrían movilizar una coalición más amplia".
El desafío más duro al que se enfrenta la oposición podría ser conservar el impulso que adquirieron.
"Es muy difícil mantener las protestas. Ha habido protestas en Venezuela en otras ocasiones, vienen y se van", dijo Shifter. "Si esta empieza a morir, entonces creo que la suerte de López empezará a desvanecerse y todo este episodio podría quedar atrás".
Mariano Castillo contribuyó con este reportaje.