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El crimen, 'un jugador' adicional en la cancha de Brasil 2014

Con una tasa de 28 muertes por 100,000 habitantes, las altas cifras de criminalidad 'golpean' al país anfitrión de la Copa del Mundo
jue 12 junio 2014 09:51 AM
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Brasil, uno de los países de América Latina con más alta tasa de criminalidad, acoge a partir de este jueves el Mundial de futbol con un gran despliegue de seguridad para proteger a los cientos de miles de turistas extranjeros y brasileños esperados hasta el 13 de julio.

La inversión del Gobierno de cara al Mundial asciende a 1,170 millones de reales (cerca de 532 millones de dólares) en seguridad pública y 700 millones de reales (unos 318 millones de dólares) en defensa, según datos oficiales.

Y todo esto no es en vano, ya que Brasil tiene cifras de criminalidad que invitan por lo menos a ponerse en alerta.

En 2012 se registraron 56,337 homicidios en el país, según un reciente informe elaborado con datos oficiales por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), lo que supone una tasa de cerca de 28 muertes por 100,000 habitantes.

"En Brasil la muerte no es un tabú. Tenemos que cambiar eso", el sociólogo Renato Sergio de Lima, vicepresidente del consejo de administración del Foro de Seguridad Público.

De Lima puntualizó que "la violencia no alcanza a todos por igual" en Brasil y suele cobrarse más víctimas entre los "jóvenes negros y pobres de la periferia".

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La clave para estar más seguro, según el especialista, es ser un "turista informado" y evitar circular por áreas peligrosas, como las favelas y barriadas marginales donde operan bandas de narcotraficantes armadas con fusiles y metralletas.

Para contribuir a informar a los extranjeros, varias embajadas de los países participantes en el Mundial han dado instrucciones de seguridad a sus ciudadanos.

En términos generales, aconsejan evitar los barrios que no son turísticos, las calles vacías y mal iluminadas, además de no llevar joyas u objetos de valor a la vista.

Una recomendación habitual es no ofrecer resistencia en un atraco y entregar al ladrón todo lo que pida, para prevenirse de que este haga uso de la violencia, lo que es frecuente en el país.

Entre otras medidas, Bélgica ha alertado a sus ciudadanos que si viajan en automóvil, no abran las ventanillas para responder a preguntas de los transeúntes "aunque parezcan inocentes" debido al gran número de atracos a vehículos que se registran en las grandes ciudades.

En los días previos al Mundial, ya se ha registrado una serie de robos a periodistas, fotógrafos y cámaras acreditados, que también se han convertido en el blanco de los ladrones, como es habitual en eventos de repercusión planetaria en casi cualquier país del mundo.

Para dar agilidad a las tareas de seguridad y reforzar la vigilancia de las calles, se incluyó en el operativo de seguridad del Mundial la instalación de 15 centros de control, 12 de ellos en las ciudades sede de la competición y otros tres en otras donde se entrenan algunas selecciones.

Estos centros sirven para coordinar la acción de las policías en el país y pueden suponer un "legado" para la seguridad, puesto que en Brasil no hay tradición en la integración del trabajo de las policías, según dijo De Lima.

"Hay 700,000 policías en Brasil, entre civiles, militares, guardias municipales. Ese número no es suficiente para atender a toda la demanda. Claramente la coordinación de esfuerzos ayudaría a no sacar los policías de un lugar para atender otro, dejando áreas desprotegidas", explicó el sociólogo.

Además, según las cifras oficiales que publicó el Ministerio de Justicia, se desplegarán 57,000 elementos de las fuerzas armadas específicamente para el Mundial; se considera que 21,000 de ellos son "fuerzas de contingencia".

Por aire patrullarán 48 aeronaves, entre ellos helicópteros y aviones, mientras que 20 barcos y 60 embarcaciones menores —como lanchas rápidas— patrullarán los mares.

El gobierno dio a conocer más cifras que demuestran que 9,928 policías profesionales recibieron entrenamiento especial diseñado para el Mundial y los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2016.

Según De Lima, el desafío de mejorar la seguridad pública en Brasil es "mayor que el Mundial", exigirá todavía ingentes inversiones y el debate quedará para después del evento deportivo. 

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