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Los cambios económicos y sociales que deja el Mundial a Brasil

El torneo llegó a su fin con un saldo mejor de lo esperado en materia de organización pero con deudas y un dudoso crecimiento económico
mar 15 julio 2014 10:10 AM
Arena Amazonia
Arena Amazonia Arena Amazonia

El Mundial 2014 llegó a su fin y fue exitoso, de acuerdo con el gobierno de Brasil, las protestas masivas que esperaban no se llevaron a cabo y los problemas de transporte fueron solucionados; sin embargo termina con la incertidumbre de si redituará beneficios a la nación a largo plazo y ante un dudoso crecimiento económico para este año.

"Los brasileños nos quedamos con la emoción y la satisfacción de haber organizado un evento muy exitoso, un Mundial que sólo no fue perfecto porque no se consiguió el sexto título", dijo la presidenta Dilma Rousseff este viernes al pasar la estafeta de la organización de la siguiente Copa Mundial a Rusia. 

"Todos los que vinieron a Brasil, delegaciones, selecciones y turistas, se llevarán de regreso la experiencia de haber conocido un bello país, hecho por un pueblo cariñoso y receptivo, y en el que impera la diversidad", agregó.

El mundo vaticinaba un desastre al inicio de la Copa Mundial, con estadios acabados de último momentos, amenazas de huelgas en aeropuertos y transporte, así como violentas protestas masivas, similares a las que se vivieron durante la Copa Confederaciones de 2013, donde más de un millón de personas llegaron a salir a las calles para manifestarse contra los gastos del gobierno en el Mundial.

En los aeropuertos, donde se temía caos y atrasos, el tráfico fue intenso y sin grandes problemas, informaron autoridades brasileñas al concluir el torneo. Del primer día del Mundial al 10 de julio, más de 10 millones de pasajeros pasaron por los aeropuertos brasileños, con un récord de personas transportadas el 3 de julio, víspera de la semifinal entre Alemania y Brasil (548,000 viajeros), según cifras de la Agencia de Aviación Civil de Brasil dadas a la agencia AFP.

El porcentaje de atrasos fue de 6.6% y de cancelamientos de 5.4%, una cifra que no se considera elevada, de acuerdo con la agencia, ya que un 7.6% de vuelos se atrasaron en 2013 en la Unión Europea, apuntó a AFP.

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Durante el Mundial ocurrieron 209 manifestaciones y en 18 se registraron actos violentos, según un balance divulgado por la Secretaría de Seguridad para Grandes Eventos (Sesge) del Ministerio de Justicia del país a tres días de que terminara el Mundial.

Aunque ello no significó que el gobierno no estuviera preparado. Este domingo, para la final entre Alemania y Argentina, las autoridades desplegaron a 26,000 policías y militares en las calles de Río de Janeiro.

La Policía brasileña dispersó con gases lacrimógenos a cerca de 200 manifestantes en una plaza próxima al Maracaná, donde se clausuraba el torneo. Al menos cuatro manifestantes fueron detenidos y cuatro personas quedaron heridas, informó la Policía Militarizada del estado.

El Mundial además acabó como el segundo que más espectadores atrajo a los estadios. De los 64 partidos disputados en 12 sedes acudieron un total de 3,429,873 espectadores, con un promedio de 53,592 aficionados por encuentro, de acuerdo con datos dados por la FIFA.

Sólo en el Mundial de Estados Unidos 94 tuvo más espectadores: 3,587,538 en 52 partidos y una media de asistencia superior de 68,991 aficionados, según el organismo rector del futbol mundial.

Los elefantes blancos

Pese a las cifras, el Mundial termina con la duda de si el evento redituará en lo económico y social para el país, o si pesarán más los 11,000 millones que el gobierno gastó en infraestructura para hacerlo.

Dos semanas antes del comienzo del Mundial, la presidenta Dilma Rousseff señaló que el país no se vería afectado por el préstamo que obtuvo del Banco Nacional de Desarrollo Económico y para los estadios, que solo supone el 0.16% del PIB brasileño.

Los analistas del mercado financiero rebajaron este lunes por séptima semana consecutiva su previsión de crecimiento para Brasil este año, la situaron en un 1.05%, frente al 1.07 % que esperaban hasta la semana pasada, informó el Banco Central, de acuerdo con la agencia EFE.

Y mantuvieron en 1.5 % sus cálculos de crecimiento para 2015. Las proyecciones difieren del crecimiento del 2.5 % que el gobierno brasileño esperaba para este año, según EFE.

“Creo que los países se hacen una expectativa equivocada de lo que van a obtener con un Mundial, especialmente países en vías de desarrollo, que están en un camino a convertirse en países que pasan de un grado de bajo a un grado más alto de desarrollo”, dijo en entrevista Hernán Gómez, profesor del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) y analista político especialista en América Latina.

“De alguna forma siempre quieren usar este tipo de actos o eventos para mostrar que son grandes y poderosos y a mí me parece que es una forma equivocada, especialmente cuando es un país que todavía tiene carencias tan grandes, sociales y de educación”, agregó.

El uso que se dará ahora a los doce estadios construidos para el Mundial, número que el gobierno de Brasil determinó construir o remodelar, aún queda en duda. Ante la falta de un equipo que ocupe la Arena Amazonia de Manaos, el gobierno local ha sugerido que se convierta en cárcel, debido a las necesidades sociales de la región.  

En duda también está el Estadio Nacional Mané Garrincha en Brasilia, una ciudad que no tiene tradición en el futbol como otras sedes.

Sudáfrica, país que albergó el Mundial anterior, ocupa cinco de los 10 estadios usados para partidos de rugby de equipos locales, cuatro restantes se usan solo para partidos de futbol y uno, el Nelson Mandela Bay, se renta para bodas, de acuerdo con un reporte publicado por CNNExpansión.

“El Mundial da una visibilidad al país y genera mayor turismo pero al final se construyeron unos estadios inmensos en algunas ciudades que no se van a usar, se pudo haber hecho con ocho sedes y no 12”, consideró Gómez, para quien la inversión en infraestructura de transporte supone un aspecto positivo y de valor a futuro, pero que no fue considerada prioritaria.

¿Mucho que organizar?

Dos de cada tres obras previstas para mejorar el transporte para el Mundial, y en las que se usó presupuesto federal del gobierno brasileño, no quedaron listas para el evento, según información del Ministerio de Planificación dada a conocer por el periódico Globo este mes.

De las 70 obras que se tenían planeadas en aeropuertos y puertos, sólo 24 fueron concluidas y en ello se ocupó menos de un cuarto del volumen financiero total previsto, explica el diario en una nota publicada el 1 de julio.

Entre las obras que menos avanzaron están las de mejoría de la movilidad urbana. De 35 proyectos en las ciudades sedes, solo fueron concluidos nueve y otras 11 están parcialmente en operación, como el BRT Transcarioca, en el Río de Janeiro, un metrobús que cruza la metrópoli para conectarla con el aeropuerto, informó Globo.

“Lo más rezagado en Brasil son los servicios de educación, salud, transporte de calidad, mejor infraestructura, hay una diferencia regional terrible entre el sudeste más rico y el nordeste que todavía es muy pobre y aunque ha avanzado me parece que todavía esas diferencias regionales son muy altas”, explicó Gómez.

Ahora Brasil debe hacer frente a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, que se llevarán a cabo en 2016. Su organización son una "prioridad absoluta" para el gobierno brasileño, afirmó este lunes el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, tras reunirse con la presidenta Dilma Rousseff.

El COI contribuirá con 1,500 millones de dólares a los Juegos, "lo que dejará un enorme legado deportivo, económico y social", añadió Bach, según una declaración oficial del comité, citada por la agencia AFP.

Gómez se mostró crítico respecto a la realización de ambos eventos, “no es solo organizar un Mundial, es organizar los Juegos Olímpicos dos años después, yo creo que hay una diferencia entre lo que quiere la élite política y económica y lo que realmente lo importa a la gente, ocupar un sitio de destaque en el mundo no es necesariamente algo que a los ciudadanos de a pie en Brasil les signifique demasiado”, señaló.

“La lección que deja este mundial, que no hay atajos para llegar a ser una nación desarrollada” y consideró que el organizar este tipo de eventos para tener un lugar prominente en el Mundo es una “falsa ilusión”.

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