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Exguardaespaldas narra las torturas en un campo de prisioneros norcoreano

Lee Young-guk habla de las golpizas y métodos que sufrió encerrado en el campo de prisioneros más famoso de Corea del Norte
mar 18 noviembre 2014 04:40 PM

Las heridas físicas son evidentes.

Docenas de cicatrices moradas atraviesan la parte inferior de las piernas de Lee Young-guk.

Él dice que muchas son el resultado de las golpizas que sufrió mientras estuvo encerrado en el campo de prisioneros más famoso de Corea del Norte.

Cuando se quita su placa, Lee muestra solo cinco o seis de sus dientes originales, torcidos y agrietados; son los únicos que le quedan tras haber recibido incontables golpes en la cabeza. Según dice, perdió la vista en un ojo tras ser golpeado con la culata de un rifle.

Lee fue el guardaespaldas de Kim Jong II durante más de 10 años, antes de que el fallecido líder norcoreano asumiera el poder en 1994.

Lee, quien una vez fue un leal servidor del régimen, dice que dejó el empleo de Kim sin problemas.

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Sabía que no era un buen hombre, pero fue solo después de salir de Corea del Norte y ver cómo funcionaban otras partes del mundo, cuando se dio cuenta de que Kim era un dictador.

Esqueletos andantes

Lee hizo el intento de escapar, pero fue capturado mientras trataba de desertar a Corea del Sur y fue encerrado en el infame y brutal campo Yodok de prisioneros políticos.

"Si eres un prisionero político, el principal objetivo de Yodok es matarte", dice. Él recuerda que la primera vez que llegó, vio presos que parecían esqueletos andantes.

"El hecho de que apenas me daban de comer era lo suficientemente difícil", dice. "Lo peor era que me golpeaban repetidamente, y ejecutaban personas una vez a la semana, lo que nos obligaban a ver. Tienes que ser mentalmente fuerte, y luego el ciclo vuelve a empezar".

En el periodo de cinco años desde su arresto en China y su liberación por buen comportamiento, Lee dice que perdió casi la mitad de su peso corporal.

Él dice que los reos estaban tan débiles por la falta de comida, que rara vez podían levantar sus cabezas a no ser que los guardias les ordenaran hacerlo. Si no podían completar su trabajo físico del día, Lee dice que no les daban de comer.

"Entonces te daba hambre y tu estómago se ponía muy grande, y tus piernas y rostro se convertían en una figura parecida a un esqueleto. Pero no nos alimentaban. Entonces morirías".

Lee me cuenta del jardín de flores en Yodok, una frase eufemística utilizada por los desertores para describir las fosas comunes en los campos.

"El jardín de flores de Yodok tenía miles, incluso decenas de miles de personas en él. Filas y filas de cadáveres. Tenía que cargarlos, los cuerpos aún tenían fluidos que salían de ellos, y los enterraba donde los guardias nos decían".

Esta semana, se espera que los miembros del tercer comité de las Naciones Unidas voten en relación e una resolución preliminar, presentada por Europa y Japón, para referir a Corea del Norte a la Corte Penal Internacional por haber cometido crímenes en contra de la humanidad.

Si es aprobada, será sometida a votación en la Asamblea General en diciembre.

Corea del Norte ha negado repetidamente la existencia de campos de prisioneros políticos o que haya violaciones a los derechos humanos en el país.

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