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Espía e ilustrador de 'Vogue': la doble vida del Sr. Stonehouse

Tras pasar tres años en varias prisiones y campos de concentración, Stonehouse se volvió un respetado ilustrador de modas en EU
lun 22 diciembre 2014 09:12 AM
Brian Stonehouse
Brian Stonehouse Brian Stonehouse

Francia ocupada, julio de 1941. Michel Capuis, un carismático estudiante francés de arte que trabajaba para la revista Vogue, viajaba en un tren atestado de campesinos y soldados alemanes.

De repente, una anciana se inclinó hacia él. "Antes de la guerra, mi hermano tenía unos hermosos zapatos ingleses como los tuyos", dijo.

El joven quedó helado. "C'est extraordinaire", respondió, fingiendo despreocupación.

Afortunadamente, ninguno de los soldados alemanes escuchó esta charla y vivió para luchar un día más. Luego de haber sobrevivido a tres prisiones en Vichy, Francia, y a cinco campos de concentración de los nazis, se volvió uno de los ilustradores de modas más prominentes de su época.

Michel Chapuis no era su nombre real, desde luego.

Era una identidad que usaba Brian Stonehouse, un espía británico y artista talentoso que había llegado a Francia en paracaídas un mes antes como parte de la legendaria Special Operations Executive (SOE), una unidad clandestina de espionaje y sabotaje.

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Al aterrizar en Francia, su radiotransmisor se quedó enredado en un árbol y pasó sus primeros días tratando de recuperarlo sin llamar la atención.

Luego, se ocultó por dos semanas y vivió de duraznos robados, dieta que le causó una disentería aguda. Después se arriesgó a tomar el tren a Limoges para hacer contacto con una red de espías conocida como El ventrílocuo.

Stonehouse se había capacitado como operador clandestino de radio y le dieron el nombre clave de Celestin. Ese día, en el tren, llevaba una caja de pinturas que había adaptado para contener el transmisor secreto que había rescatado del árbol.

Una misión muy peligrosa

En esa época, la esperanza de vida de un radio-operador de la SOE en la Francia ocupada era de apenas seis semanas. Como sabía que algo tan insignificante como un botón británico en su chaqueta podría delatarlo, la sección de camuflaje de la SOE se había tomado la molestia de hacer la ropa de Stonehouse con tela, estilos y técnicas francesas.

Pero, por alguna razón, seguía usando zapatos hechos en Gran Bretaña.

"Le contó la historia a su hermana, pero no está seguro de cómo se cometió el error", cuenta Philip Athill, director gerente del marchante Abbott and Holder de Londres, que ha coleccionado la obra de Stonehouse. "Tal vez llevaba zapatos franceses al principio pero se echaron a perder, así que se los cambió en una casa segura. De cualquier forma, tuvo suerte de escapar".

Es irónico que la ropa de Stonehouse casi lo delatara. Después de la guerra, disfrutó una carrera estelar como ilustrador de modas y se volvió uno de los artistas más importantes de las revistas Vogue y Harper's Bazaar. Incluso pintó un retrato de la Reina Madre de Gran Bretaña, mismo que al día de hoy pende en los muros del Club de las Fuerzas Especiales en Londres.

Pero esto fue después de que pasara tres años preso. En octubre de 1942, la Gestapo logró triangular su posición durante una transmisión secreta y lo arrestaron. Pasó el resto de la guerra en varias prisiones y campos, entre ellos el famoso campo de concentración de Dachau.

Sobrevivió gracias a que dibujó a las esposas y amantes de los guardias a cambio de comida adicional y refugio.

De la pobreza a la riqueza

Inmediatamente después de la guerra, Stonehouse regresó a Dachau para dibujar los crematorios y "rendir testimonio" (estos dibujos actualmente están en el Museo Imperial de la Guerra en Londres).

También pudo usar su excepcional memoria visual para servir a su país por última vez. Los oficiales de la SOE trataban de descubrir qué había pasado con cuatro de sus oficiales mujeres; Stonehouse pudo dibujar de memoria a cuatro mujeres bien vestidas a las que había visto morir a manos de los nazis el año anterior.

Sus dibujos coincidieron con las fotografías. En consecuencia, cerraron sus expedientes y se informó a sus familiares de su muerte.

Mientras Stonehouse declaraba ante el Tribunal para los Crímenes de Guerra, conoció al socialité Harry Haller, quien era mayor del Ejército estadounidense.

Haller persuadió a Stonehouse de que se mudara a Nueva York para unirse a la gran cantidad de ilustradores migrantes de la Segunda Guerra Mundial que estaban marcando las tendencias en la moda estadounidense.

Con la ayuda de Haller, Stonehouse pronto se volvió parte de la escena de la alta sociedad y se codeaba con Henry Fonda y su cuarta y glamorosa esposa, la baronesa italiana Afdera Franchetti, así como con miembros del círculo de Hemingway.

En 1952, Stonehouse fue el primer ilustrador que Jessica Davies, editora de Vogue, contrataba desde 1939.

"En esos días se creía que la ilustración mostraba cómo se debían usar las prendas mejor que las fotografías", dice Athill. "Las revistas estaban divididas entre las fotografías y la ilustración. Fue la edad de oro de la ilustración de modas".

Viajero, sastre, artista y espía

Stonehouse murió por un infarto en 1998 y sus obras se exhiben juntas por primera vez en Abbot y Holder (están a la venta). También se recopilaron en un libro, Brian Stonehouse, MBE, 1918-1998, de Frederic A. Sharf and Michelle Tolini Finamore.

"Normalmente, las ilustraciones de modas de la época se desechaban una vez que se habían publicado", cuenta Athill. "Pero algo dentro de Stonehouse lo hizo conservarlas.

"Hace seis años, sus familiares descubrieron una caja con sus ilustraciones y las llevaron a un anticuario de Bury St. Edmunds para que las evaluara. Finalmente las subastaron; yo reconocí su singularidad y las compré".

Desde entonces, Athill ha estado cada vez más fascinado con Stonehouse y se ha acercado a sus familiares y a varios de sus amigos (entre ellos Afdera Franchetti, de 83 años).

Athill cree que detrás de la aptitud de Stonehouse como artista y como espía yacen las mismas cualidades. "Era un forastero y observador eterno", dice.

"Era ilegítimo y lo crió su madre mayormente en Francia; más tarde se descubrió que era gay porque tuvo un romance con un famoso actor sueco".

"A pesar de esos desafíos, demostró la fortaleza para mantener el equilibrio ante la adversidad. Era increíblemente apuesto, carismático y querido; a lo largo de su vida, la gente lo notaba: desde su comandante hasta el editor de Vogue".

"Esa debe haber sido la razón por la que llamó la atención de los expertos británicos en espionaje".

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