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La Corte Suprema de Brasil separa del cargo al presidente de la Cámara baja

Cunha es el único legislador en funciones oficialmente acusado de corrupción por el máximo tribunal brasileño en un extendido escándalo sobre sobornos relacionado con la compañía petrolera Petrobras.
jue 05 mayo 2016 07:54 AM
El presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, fue suspendido por la Corte Suprema.
Suspendido El presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, fue suspendido por la Corte Suprema. (Foto: UESLEI MARCELINO/REUTERS)

El Supremo Tribunal Federal de Brasil suspendió este jueves al presidente de la Cámara baja, Eduardo Cunha, por obstruir una investigación de corrupción, eliminándolo así de la línea de sucesión de la presidenta Dilma Rousseff pocos días antes de que la mandataria pueda ser apartada temporalmente de su cargo.

Cunha, un duro rival de Rousseff y el encargado de presidir la sesión en que se votó el juicio político contra ella, es la última víctima en el amplio escándalo político que sacude al gigante sudamericano, que además está inmerso en su peor recesión en décadas.

El principal fiscal de Brasil le había pedido al tribunal suspender a Cunha de su puesto por acusaciones de intimidar a legisladores y obstruir una investigación sobre su persona por cuentas bancarias no declaradas en Suiza.

Como presidente de la Cámara baja, Cunha era el tercero en la línea de sucesión presidencial y se habría convertido en segundo si -tal y como se espera- Rousseff es suspendida de su cargo la próxima semana por supuestas irregularidades presupuestarias. Ahora sería reemplazada por el vicepresidente Michel Temer, de 75 años.

Cunha es el único legislador en funciones oficialmente acusado de corrupción por el máximo tribunal brasileño en un extendido escándalo sobre sobornos relacionado con la compañía petrolera Petrobras.

Cunha, un cristiano evangélico con fuerte apoyo de la derecha religiosa en el Congreso, ha eludido durante meses las audiencias de la comisión de ética de la Cámara baja para determinar si mintió sobre las cuentas suizas.

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El vicepresidente de la cámara, Waldir Maranhao, miembro del Partido Progresista y quien también está siendo investigado en el escándalo Petrobras, se convirtió en presidente interino de los diputados tras la suspensión de Cunha.

Lee: Fiscal pide que Rousseff sea investigada por el caso de corrupción de Petrobras

El suspendido legislador dijo que respeta la decisión judicial, pero apelará la sanción. "Es obvio que hay un proceso político en esta decisión", sostuvo ante periodistas en Brasilia. "Hay puntos de la acusación que son muy graves y deben ser respondidos", añadió.

Cunha, un hábil gestor de los procedimientos parlamentarios, ha sido calificado por los medios brasileños como el Frank Underwood de la política brasileña, en referencia al despiadado presidente de la serie de Netflix "House of Cards".

Rousseff criticó duramente a Cunha este jueves por lanzar el "vergonzoso" proceso en su contra, asegurando que está motivado por venganza, ya que el Partido de los Trabajadores no acudió en su ayuda para evitar una investigación de la Comisión de Ética.

"No le dimos los votos y ahí es cuando empezó el proceso de juicio político", afirmó Rousseff. "Es un claro abuso de poder. Usó su posición para vengarse", agregó.

Temer, beneficiado

Un comité creado en el Senado para el juicio político decidirá el viernes si recomienda que el pleno de la Cámara alta vote en favor de enjuiciar a la presidenta. La votación, prevista para el miércoles, suspendería a Rousseff. La mandataria sería sustituida por Temer, quien ya está formando un gabinete.

Cunha lanzó en diciembre el proceso de juicio político contra Rousseff bajo acusaciones de que violó leyes presupuestarias. La suspensión del legislador habría ayudado a la mandataria de haber ocurrido antes.

Pero ahora podría perjudicarla al debilitar su argumento de que está siendo sometida a juicio por políticos corruptos. En cambio, beneficiaría a Temer al eliminar a un polémico aliado con el que el nuevo presidente tendría que negociar en el Congreso.

Un eventual gobierno de Temer necesitará aprobar reformas para revivir la confianza de los mercados en la economía brasileña y contener un déficit presupuestario que el año pasado fue superior al 10% del PIB.

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