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Nicolás Maduro avanza con la dolarización de la economía venezolana

El gobierno de Nicolás Maduro ha abierto la economía de Venezuela a las importaciones por parte del sector privado en una estrategia más para afianzar su poder.
mar 02 febrero 2021 05:04 AM
Sin cambios significativos
Varios economistas advierten que los cambios hechos por Nicolás Maduro son apenas cosméticos.

Chocolates belgas, vinos españoles, profiteroles italianos, quesos holandeses. Los anaqueles del Bodegón Ágape desbordan de productos importados de Europa y Estados Unidos. Con todos sus precios nominados en dólares, la tienda enclavado en el Centro Ciudad Comercial Tamanaco, uno de los más grandes de Caracas, ha registrado un boom de ventas desde que fue inaugurada a mediados de 2019.

El éxito del Bodegón Ágape está lejos de ser un caso aislado. En los últimos dos años, irrumpieron en el mercado más de un centenar de "bodegones", tal como le llaman en Venezuela a las tiendas de productos importados que operan con dólares. Esa proliferación repentina es un signo de los nuevos vientos que soplan en Venezuela. Lejos de la etapa en que las prohibiciones a las importaciones y los duros controles de precios eran la norma bajo una retórica de demonización del dólar, el gobierno de Nicolás Maduro, presionado por las urgencias, ha venido arriando en los últimos años algunas banderas históricas del chavismo.

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"El gobierno le está dando cierto oxígeno al sector privado en gran parte porque el estado venezolano está colapsado", dice el economista Asdrúbal Oliveros, director de la consultora Ecoanalítica, en Caracas. "Ante una caída brutal de sus ingresos y, por lo tanto, de sus gastos, el estado tiene una incapacidad manifiesta para proveer bienes y servicios públicos, y ese vacío lo termina entregando al sector privado en un proceso muy caótico y desordenado".

El cambio de época más evidente se registra en las importaciones. En 2003, ante el desplome de la producción petrolera en un país en que el 98% de las divisas que ingresan corresponde a las exportaciones de crudo y productos refinados, el entonces presidente Hugo Chávez impuso un férreo control de cambios.

Con el monopolio de las divisas que ingresaban al país por las exportaciones petroleras, el gobierno entregaba dólares a la paridad oficial solo a las empresas que importaban alimentos básicos, medicamentos y otros productos de primera necesidad. Sin embargo, el descenso de los precios del petróleo a partir de 2014 y el endurecimiento de las sanciones impuestas por el gobierno de Donald Trump desde inicio de 2019 agudizaron la falta de dólares y, por ende, las restricciones para importar.

Ante el desabastecimiento generalizado y la falta de insumos para la producción, el gobierno asumió la realidad y comenzó a dar vía libre a las empresas para que importen con sus propios dólares. En un contexto de exoneración de impuestos y de aranceles para las compras al exterior, la ecuación dio un vuelco: mientras hasta hace tres años más del 80% de las importaciones las hacía el sector público, esa proporción es ahora cubierta por el sector privado.

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A la apertura en las compras al exterior se le sumó el aval oficial a una dolarización de hecho que se viene registrando en la economía venezolana. "No hay contradicción entre dolarización y revolución. Hay complementación más bien", dijo Maduro en una conversación con medios de comunicación oficialistas difundida el 1 de enero pasado.

Según un estudio de Ecoanalítica realizado en noviembre pasado, el 65.9% de las transacciones en Venezuela ya se hacen con una moneda distinta al bolívar, principalmente dólares. "El bolívar es prácticamente una moneda residual", dice Oliveros. "Todavía se usa porque el estado venezolano se maneja en bolívares —con esa moneda paga los sueldos de empleados públicos y percibe los impuestos—, pero hay de hecho una dolarización transaccional bastante caótica, que le mete un poco de freno a la expectativa de los precios".

Con casi 5 millones de venezolanos que han emigrado en los últimos años, cerca del 40% de los hogares en Venezuela recibe dinero del exterior. Eso, sumado a las colocaciones que el Banco Central realiza en la banca local de dólares en efectivo y los pagos que el gobierno hace en divisas a sus proveedores, está impulsando la circulación del dólar en la economía.

Ante un bolívar muy devaluado tras años de hiperinflación, el dólar ya se usa incluso para las compras diarias de alimentos en los almacenes de Venezuela. "La dolarización es un mecanismo de defensa que estableció la sociedad de manera espontánea", dice el economista Henkel García, director de la consultora Econométrica, en Caracas. "Entre el 70% y 80% de la liquidez está en dólares".

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Lejos de rechazar ese proceso, Maduro aspira a profundizarlo con un objetivo recaudatorio. "El gobierno tiene un gravísimo problema fiscal dado que los ingresos del año pasado rondaron el 3.2% del PIB, la menor tasa de América Latina y una de las peores del mundo", dice Oliveros.

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"Ante eso, probablemente el gobierno irá a una flexibilización en la que parte de los dólares pueda manejarse a través del sistema financiero para tener algo de control sobre esas transacciones y cobrar impuestos en dólares". De hecho, Maduro anticipó hace unos días que autorizará a la banca venezolana a abrir cuentas en dólares para facilitar el pago de bienes y servicios.

En la misma línea, el sector petrolero también empezó a ser flexibilizado para reducir el gasto estatal. Tras meses de escasez en el país que cuenta con las mayores reservas probadas de petróleo en el mundo, en junio del año pasado el gobierno terminó con décadas de subsidio casi total a la compra de gasolina.

Con el nuevo esquema, los precios pasaron de un monto apenas simbólico a 0.02 dólares por litro. Ese valor está limitado a 120 litros de combustible al mes. Si se carga el surtidor por arriba de esa cantidad, el precio pasa a 0.5 dólares el litro. "El gobierno está en un proceso de revisión total de los subsidios para bajar la presión financiera sobre el estado", dice Oliveros. "No descarto que termine entregando parte del manejo del combustible a los privados".

Cambios con fines políticos

La incipiente flexibilización de la economía está cumpliendo el doble objetivo de reducir los agudos niveles de desabastecimiento y generar una sensación de bonanza en los sectores de altos ingresos que pueden acceder a productos importados después de varios años. Sin embargo, economistas advierten que los cambios son apenas cosméticos.

"Hubo un punto de inflexión a partir de 2018: el gobierno, que era muy hostil al empresariado, dejó de lado las confiscaciones de inventarios bajo la acusación de acaparamiento o de no cumplir el control de precios, prácticas que eran recurrentes", dice García. "En ese contexto, hay un mini boom de importación de productos terminados, pero ese proceso, si bien es llamativo, no aporta grandes beneficios a nivel general dado que apunta a un mercado más de nicho".

Con esos cambios forzados, Maduro busca, al menos, poner un freno al largo deterioro de la economía venezolana. Tras el derrumbe de más del 30% del PIB registrado el año pasado, Venezuela tiene una economía 80% menor a la que registraba en 2013, año en que Maduro asumió la presidencia. Esa catástrofe explica por qué cerca del 20% de la población emprendió el éxodo en los últimos años.

Sin embargo, todo indica que en 2021 habrá al menos una desaceleración de la caída. Según el promedio de las proyecciones recopiladas por LatinFocus Consensus Forecast, el PIB descenderá 2%, el consumo privado se recuperará 0.5% y la inflación será de 1,566%, por debajo del 3,713% registrado en 2020, de acuerdo al Observatorio Venezolano de Finanzas.

En cualquier caso, la incipiente liberalización de la economía parece ser apenas una pieza de un proceso más amplio de endurecimiento político e institucional. Las controvertidas elecciones parlamentarias del 6 de diciembre pasado —no fueron reconocidas por la Unión Europea ni por Estados Unidos ante un cúmulo de irregularidades— provocaron un cambio institucional clave: la Asamblea Nacional dejó de ser controlada por la oposición y pasó a manos del gobierno.

Neutralizado el Parlamento, el chavismo viene redireccionando el foco de las persecuciones políticas a las ONGs y activistas sociales.

"Los cambios que el gobierno viene implementando en materia económica no implican un reconocimiento de que el modelo desarrollado hasta ahora dio malos resultados, sino que es un intento de soltar ciertos amarres en la dinámica económica para poder aferrarse aún más al poder", dice Oliveros.

"En ese sentido, la liberación de la economía es apenas una arista más del proceso de consolidación en el poder del chavismo".

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