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Brasil vive una crisis humanitaria gracias al mal manejo de la pandemia

Médicos Sin Fronteras denuncia que la falta de voluntad política para actuar de manera adecuada ante el COVID-19 es la responsable de la muerte de miles de brasileños.
jue 15 abril 2021 06:36 PM
La pésima gestión de las autoridades de Brasil para hacer frente a la pandemia de COVID-19, sin una acción "coordinada y centralizada", hundió al país en una "catástrofe humanitaria", denunció el jueves la Médicos Sin Fronteras (MSF).
La semana pasada, las unidades de cuidados intensivos de 21 de las 27 capitales de Brasil estaban llenas, señala Médicos Sin Fronteras.

La caótica gestión de las autoridades de Brasil para hacer frente a la pandemia de COVID-19, sin una acción "coordinada y centralizada", hundió al país en una "catástrofe humanitaria", denunció el jueves la organización de la sociedad civil, Médicos Sin Fronteras (MSF).

La organización, ganadora del Nobel de la Paz en 1999 alertó que la "falta de voluntad política" está costando la vida de miles de personas en Brasil e hizo un llamado para que el país, gobernado por Jair Bolsonaro, reconozca la gravedad de la crisis e imponga medidas a nivel nacional para prevenir más muertes evitables.

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MSF denuncia "catástrofe humanitaria" en Brasil por mal manejo de pandemia

"Las autoridades brasileñas se desmarcaron de la propagación sin control del COVID-19 el año pasado. Su negativa a adoptar medidas de salud pública basadas en la evidencia provocó la muerte prematura de muchas personas", dijo el presidente internacional de MSF, el médico Christos Christou, en un comunicado.

"La respuesta en Brasil necesita una redefinición urgente, basada en la ciencia y bien coordinada para prevenir más muertes evitables y la destrucción del otrora prestigioso sistema sanitario brasileño", afirmó Christou.

El COVID-19 ya ha dejado más de 360,000 muertos y 13.6 millones de casos confirmados en Brasil desde el inicio de la crisis, hace poco más de un año.

Brasil es el segundo país con más muertes por el coronavirus, después de Estados Unidos, pero a diferencia del país norteamericano, donde la tendencia es decreciente, en el país sudamericano la curva epidemiológica sigue descontrolada.

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La organización recordó que tan solo la semana pasada el país registró el 11% de las nuevas infecciones de COVID-19 y el 26% de las muertes notificadas en todo el planeta.

La semana pasada, las unidades de cuidados intensivos de 21 de las 27 capitales de Brasil estaban llenas. Además, el 38% de las muertes por COVID-19 en Brasil durante 2021 se debieron a personas que no pudieron acceder a una cama en UCI.

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Hasta hace poco, el país también registraba el mayor número de nuevos casos por día en el mundo, siendo superado ahora por India debido a una grave segunda ola en el país asiático. En cuanto al número total de casos confirmados, Brasil ocupa el tercer lugar a nivel mundial, por detrás de India y Estados Unidos.

En los hospitales de todo el país existe una escasez constante de oxígeno, elemento completamente necesario para tratar a los pacientes que están graves y en estado crítico, así como de sedantes, necesarios para intubar a los pacientes en estado crítico, indicó la organización en su comunicado.

"Como resultado, nuestros equipos han visto cómo pacientes, que de otro modo habrían tenido una oportunidad de sobrevivir, si hubieran tenido la atención médica adecuada", señala.

"El gobierno le está fallando a la gente en Brasil", agregó Nicolai.

MSF, que actúa en conflictos armados, epidemias, desastres naturales y desnutrición en algunos de los países más pobres del mundo, también criticó la falta de planificación y coordinación entre las autoridades federales de salud y sus contrapartes estatales y municipales y aseguró que la misma "está teniendo consecuencias letales".

Según MSF, la "falta de respuesta frente al COVID-19 ha llevado a Brasil a una catástrofe humanitaria”.

MSF destacó la gravedad de la situación en la región de Amazonas, que ahora ya es la realidad de la mayoría de los territorios de Brasil.

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La trágica situación de Brasil ha sido insuflada por la "incapacidad" gubernamental de responder a la pandemia, la falta de coordinación, la omisión de las evidencias científicas y la divulgación de noticias falsas, según declaró la directora general del centro de Bruselas, Meinie Nicolai, durante la rueda de prensa, sin citar directamente a Bolsonaro.

El presidente brasileño continúa minimizando la magnitud de la pandemia y criticando las medidas restrictivas tomadas por gobernadores y alcaldes, como el confinamiento.

“Las medidas de salud pública se han convertido en un campo de batalla político en Brasil”, afirmó Christou. “Como resultado, las políticas basadas en la ciencia se asocian a las opiniones políticas, en lugar de la necesidad de proteger a las personas y a sus comunidades frente a la COVID-19".

"El gobierno federal de Brasil ha rechazado adoptar directrices integrales de salud pública basadas en la evidencia, dejando que el personal médico de Brasil maneje a los más enfermos en las unidades de cuidados intensivos (UCI) e improvise soluciones cuando no hay camas disponibles", continuó el Dr. Christou.

"Esto ha puesto a Brasil en un estado de luto permanente y ha llevado casi al colapso del sistema salud en el país”, dijo.

Nicolai dijo que Brasil debe comenzar la batalla contra el COVID-19 en las comunidades y no en las UCI, con el impulso de medidas como el uso de la mascarilla, el distanciamiento físico, medidas estrictas de higiene y la restricción de la movilidad y las actividades no esenciales, algo a lo que Bolsonaro se ha negado rotundamente.

"Las pautas de tratamiento de la COVID-19 deben ser actualizadas e incluir en ellas las últimas investigaciones médicas y las pruebas rápidas de antígenos deben estar ampliamente disponibles para facilitar tanto la atención al paciente como el control del brote", afirmó Nicolai.

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El presidente ha estado librando una batalla con los gobernadores y alcaldes que han impuesto restricciones a la circulación de personas y el cierre de actividades ante el colapso de sus sistemas de salud, incluyendo la presentación de requerimientos ante el Supremo Tribunal Federal (STF) contra los decretos estatales.

El martes, el Senado de Brasil dio los primeros pasos para instalar una Comisión Parlamentaria de Investigación (CPI), que deberá determinar eventuales "omisiones" del gobierno de Bolsonaro en la lucha contra la pandemia.

Ante esto, Bolsonaro dijo que el país "es un barril de pólvora" y tendrá "serios problemas" por las medidas para intentar atajar el COVID-19.

"La temperatura está subiendo" y "va a haber consecuencias de esos actos arbitrarios", declaró Bolsonaro este miércoles a un grupo de seguidores en una clara alusión a la investigación que iniciará el Senado, promovida por opositores tanto de izquierda como de derecha y avalada por un magistrado de la Corte Suprema.

"Brasil está en el límite. Estoy esperando que el pueblo dé una señalización", declaró el mandatario sin precisar qué tipo de señal aguarda, y sostuvo que la política de "cerrar todo" pone al país frente a "la inminencia de tener problemas (sociales) serios".

"La falta de planificación y coordinación entre las autoridades de salud federales y sus homólogos estatales y municipales tuvieron consecuencias fatales", dijo Pierre Van Heddegem, coordinador de la unidad de emergencia para respuesta al covid-19 de MSF en Brasil.

"No solo mueren los pacientes sin poder acceder a la salud; también el personal médico está exhausto y sufre graves traumatismos psicológicos y emocionales por las condiciones de trabajo", enfatizó.

La alerta realizada hoy por MSF va en línea con el estudio publicado en la revista Science, vitrina de la ciencia mundial, en el que un grupo de 10 científicos de EE.UU. y Brasil acusan al Gobierno Bolsonaro de ser el principal responsable por los errores cometidos en la pandemia.

El artículo cita las causas que han insuflado la propagación del virus en Brasil, entre ellas, la ausencia de bloqueos entre ciudades y estados, el escaso número de tests realizados, la falta de una política nacional de distanciamiento social y el negacionismo de algunos gobernantes.

El estudio fue publicado la misma semana en la que el Senado autorizó la apertura de una investigación parlamentaria contra Bolsonaro por la gestión de la crisis sanitaria del coronavirus, una enfermedad que el presidente ha insistido en calificar de gripecita.

La semana pasada, la Organización Mundial de la Salud (OMS) también llamó la atención sobre la situación en Brasil y afirmó que el país se enfrenta a un “infierno furiosos de un brote” de la pandemia del COVID-19 y que la situación requiere que la población cumpla con las medidas de salud pública que han sido comprobadas para frenar el virus.

Con información de AFP, EFE y Reuters

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