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Cinco datos de Año Nuevo que dan esperanza al mundo frente a la pandemia

La Organización Mundial de la Salud espera que 2022 sea el principio del fin de la emergencia sanitaria de COVID, esto pese a la nueva ola causada por Ómicron. Aquí cinco buenas noticias al respecto.
jue 30 diciembre 2021 04:56 PM

El 2022 inicia con un “tsunami” de contagios de COVID-19 en todo el mundo, según la Organización Mundial de la Salud. Sin embargo, traemos cinco buenas noticias para esperar que el Año Nuevo sea el inicio del fin de la pandemia.

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Ómicron es 54% menos mortal que Delta

La aparición de la variante Ómicron volvió a sorprender al mundo ocasionando una de las mayores olas de contagios desde el inicio de la pandemia. Algunos datos sobre esta nueva presentación del SARS-CoV-2 sugieren que se trata de una cepa menos virulenta, aunque más contagiosa.

El miércoles 29 de diciembre, el principal epidemiólogo de Estados Unidos, Anthony Fauci, indicó en la Casa Blanca que “todos los indicios apuntan a una menor gravedad de Ómicron versus Delta”. Sin embargo, recalcó que nadie debe confiarse, principalmente las personas no vacunadas.

Fauci indicó que los datos recientes recopilados en Sudáfrica, Reino Unido y Estados Unidos sugieren que hay un menor riesgo de hospitalización y muerte por Ómicron, en comparación con otras variantes.

Pero Fauci no es el único que asegura esto. Un análisis de la institución responsable de la salud pública en Ontario, Canadá, informó este jueves que hay hasta un 54% menos probabilidades de hospitalización y muerte con Ómicron, en comparación con Delta.

“Sin embargo, dado que Ómicron es más transmisible, esperamos un aumento en las hospitalizaciones”, indican los investigadores.

Estudio en ratones sugiere menos gravedad de nueva cepa

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Una investigación publicada en el repositorio científico biorXiv, donde los textos aún no han sido sometidos a revisión por otros expertos, analizó la gravedad de la enfermedad causada por Ómicron, según apuntó la agencia EFE el miércoles 29 de diciembre.

Ningún modelo animal puede predecir “con absoluta certeza” las consecuencias de la infección en humanos, pero los resultados “sugieren fuertemente” que las consecuencias clínicas de la infección en personas por Ómicron pueden “ser menos profundas”, indica el estudio.

La ola de COVID bajó relativamente rápido en Sudáfrica

Otra cifra que invita a cierta esperanza es el hecho de que la semana pasada los casos en Sudáfrica, el país donde primero se detectó la variante Ómicron, bajaron en torno a un 30 %, de acuerdo con los datos del último informe epidemiológico de la OMS.

"Confiamos en que los casos bajen en otros países como lo han hecho en Sudáfrica", destacó al respecto el director de Emergencias Sanitarias de la OMS, Mike Ryan, quien también se mostró optimista de cara a los próximos meses, a condición de que prosiga la carrera por una distribución más igualitaria de las vacunas.

"Es difícil que el virus se elimine completamente, pero posiblemente cambiará a una pauta de trasmisión de nivel más bajo, que cause brotes ocasionales en poblaciones no vacunadas", vaticinó el experto irlandés.

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"Confiemos en que ese sea el final, pero ciertamente aún no estamos allí y quedan aún obstáculos que esperamos superar logrando igualdad en el reparto de vacunas", añadió.

En promedio, 60% de los habitantes del mundo están vacunados

La Organización Mundial de la Salud informó que la tasa media de vacunados en el mundo roza el 60%.

Sin embargo, el principal obstáculo para la cobertura mundial de vacunación contra COVID-19 es la desigualdad en la repartición de dosis. De hecho, en los países desarrollados de Occidente, esta tasa alcanza el 80%; en las economías de bajos ingresos el promedio llega apenas al 8%.

En realidad, el objetivo de la OMS es que el 70% de la población de cada país cuente con un régimen completo de vacunación a mediados de 2022.

Nuevos tratamientos autorizados

En el mundo y en México, los órganos reguladores sanitarios de cada país autorizaron el uso de nuevos medicamentos y tratamientos contra el COVID-19. A principios de diciembre, la Cofepris aprobó el uso de emergencia de una combinación de dos fármacos inyectables de la farmacéutica Eli Lilly and Co.

Este tratamiento está orientado para atender casos leves a moderados en adultos con comorbilidades de muy alto riesgo.

El 9 de diciembre, China aprobó el uso del cóctel de anticuerpos neutralizantes para el COVID-19 de Brii Biosciences, el cual reduce 80% las hospitalizaciones y muertes por COVID, en pacientes con alto riesgo de contraer enfermedad grave.

Apenas el 22 de diciembre, las autoridades sanitarias de Estados Unidos autorizaron la píldora contra el COVID-19 de Pfizer, para su uso doméstico. Dos pastillas de esta medicina son eficaces al reducir 90% el riesgo de hospitalización y muerte en pacientes vulnerables.

En diciembre, la píldora de Merck, con objetivos similares a los del medicamento oral de Pfizer, también fue aprobada para su uso en Estados Unidos.

El fin de la pandemia está en las manos de todos

En noviembre, el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Ghebreysu, indicó que la pandemia del coronavirus “acabará cuando el mundo decida que termine”.

La principal responsabilidad, indicó en ese momento el líder de la OMS, es de los gobiernos. Éstos deben encaminarse a repartir igualitariamente las vacunas en todo el mundo. Sin embargo, también existe la posibilidad de que cada persona haga algo para evitar que el COVID se siga propagando sin control.

Aprovechar las vacunas disponibles es una de las oportunidades que existen en países desarrollados que, sin embargo, no todos están tomando. La ventaja de las poblaciones vacunadas, en el contexto de Ómicron, es que tienen menos probabilidades de sufrir altas tasas de muertes relacionadas con el COVID.

En Estados Unidos, por ejemplo, los estados con menores tasas de vacunación tienen tasas de muertes hasta tres veces superiores, en comparación con los estados con mayor cobertura de vacunas; de acuerdo con un análisis del New York Times.

Además, otros hábitos como el ejercicio y la buena alimentación, pueden ser la diferencia entre sufrir una enfermedad grave de COVID o una leve. Recientemente, un estudio de la Clínica de Cleveland, Estados Unidos, publicado en JAMA Surgery indicó que una pérdida sustancial de peso se asocia con un riesgo 60% menor de desarrollar complicaciones graves por coronavirus.

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