La Iglesia sabía de los abusos contra niños desde hace 25 años

La Iglesia católica combate la pedofilia desde hace 25 años, aunque los escándalos tras las revelaciones de las víctimas son más recientes.
Abelardo Alvarado Alcántara, obispo auxiliar emérito de la Arquidiócesis de México, aseguró que en un lustro han logrado reducir el número de abusos cometidos contra menores de edad.
En una carta, el prelado destacó que “la Iglesia no se debe recluir ahora en sí misma por temor al escándalo, sino por el contrario, debe encarar clara y firmemente la realidad, buscando la verdad y actuando a favor de la justicia y apoyo a las víctimas”.
Consideró esencial hacer un diagnóstico correcto del problema y no desviar la atención hacia cuestiones como el celibato o el sacerdocio de las mujeres, porque la realidad es que la pederastia es una desviación patológica de la persona que no tiene curación, y el problema se debe encarar.
Pidió que se apliquen rigurosamente las normas que la Santa Sede ha establecido para prevenir estos casos y los procedimientos a seguir en los casos de denuncias, establecidos en la 'Guía sobre procedimientos en caso de abusos sexuales', publicado por el Vaticano.
En el texto La pederastia entre el clero. Una mirada retrospectiva, Abelardo Alvarado expuso que "los escándalos en los cuales se vieron implicados miembros de la Iglesia Católica trajeron como consecuencia la acusación contra sus estructuras jerárquicas, las cuales fueron vistas en la mayoría de las veces como protectoras de los inculpados a través de un complejo y sistemático proceso".
“En consecuencia, muchos obispos y superiores religiosos fueron denunciados por las víctimas y presentados por los medios de comunicación como encubridores del crimen”, recordó.
En este caso se tomaron medidas equivocadas por los obispos y “en muchos otros casos, tanto incriminados como sus superiores, ofrecieron e incluso pagaron sumas de dinero extrajudiciales con el fin de evitar que el escándalo saliera a la luz pública”.
Muchos “obispos y superiores veían los casos de abuso como un asunto médico y disciplinario del sacerdote, y estaban más preocupados por mantener el tema en secreto con el objeto de evitar el escándalo y cuidar la imagen tanto de la Iglesia como de los sacerdotes, más que de las propias víctimas”.
Sin embargo, refirió que el Código de Derecho Canónico, base del Derecho Eclesiástico, contempla penas para los delitos que tienen que ver con el abuso sexual, y debe ser castigado con sentencias justas, que pueden incluir la expulsión del Estado clerical.