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Crecimiento poblacional, deslaves y los riesgos de tragedia humana

La búsqueda de un techo genera comunidades en zonas de riesgo que incentivan la deforestación y los peligros de tragedia
jue 30 septiembre 2010 09:37 AM
El municipio de Angangueo, en Michoacán, fue arrasado por las lluvias
co-lluvias-michoacan El municipio de Angangueo, en Michoacán, fue arrasado por las lluvias

Dos deslaves en Oaxaca y Chiapas revivieron los temores de otra pesadilla como la de Angangueo, una comunidad que desapareció bajo la tierra y los escombros de un cerro desgajado en el estado sureño de Michoacán, en febrero pasado.

Tras la desgracia, los habitantes exigieron la recuperación de sus bienes y del lugar que eligieron para vivir, mientras que el presidente Felipe Calderón prometía transformar la región en un “pueblo mágico” .

Nunca se habló de iniciar un programa para evitar la deforestación y erosión del suelo, aún cuando según autoridades estatales y federales, ésta fue la principal causa del deslizamiento de tierra que dejó a 10,000 personas sin casa.

México está entre los cinco países con los niveles más altos de deforestación en el mundo. Según el Instituto de Geografía de la UNAM, cada año se pierden 500,000 hectáreas de bosques y selvas.

“La deforestación deja al suelo expuesto a problemas de erosión eólica e hídrica, lo que provoca que se saturen de agua. Las raíces de los árboles le dan consistencia al suelo y cuando ésta se pierde los cerros se desgajan” dijo a CNNMéxico Luis Ayala Pérez, profesor del Departamento del Hombre y su Ambiente de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM).

El miércoles 29 de septiembre, un deslave  en la comunidad Reforma y Planada en Chiapas  dejó 16 muertos, 16 heridos y cuatro desaparecidos.

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Apenas un día antes, un desgajamiento en la región Mixe de Oaxaca , puso en alerta a las autoridades cuando el gobernador Ulises Ruiz dijo que había casi 1,000 muertos bajo los escombros. Finalmente, la autoridad municipal -hasta el momento- ha confirmado cinco muertos, aunque el total de desaparecidos y afectados aún no se precisa.

Marginación y deterioro

El gobierno federal calcula que 13.5 millones de mexicanos habitan en zonas marginadas deforestadas.

Héctor Magallón, coordinador de la campaña de bosques y selvas de Greenpeace, dijo a CNNMéxico que una causa directa de los deslaves es el crecimiento urbano desorganizado, que los bosques son convertidos en zonas de pastizales para ganado y cultivos y la tala ilegal -el 70% del mercado nacional de madera tiene procedencia ilícita según este organismo-.

Los afectados por los deslaves suelen ser reubicados, pero según el urbanista Alberto Cedeño, la mayoría de las zonas de alto riesgo en las laderas de ríos, arroyos o al pie de cerros, vuelven a ser ocupadas porque no hay programas consolidados de vivienda.

“Los asentamientos irregulares y peligrosos representan un problema estructural que no se ha atendido desde hace muchos años, es muy difícil cambiarlo, la gente simplemente buscará un lugar en donde vivir y no verá el riesgo”.

Greenpeace también considera que no hay incentivos para propiciar un ordenamiento habitacional.

“Cuando hay crecimiento urbano desorganizado lo que se hace es desplazar las zonas agrícolas y ganaderas a las zonas altas en donde están los bosques. Lo que las autoridades deben hacer es promover opciones para que la gente pueda vivir dignamente de sus bosques sin necesidad de destruirlos. Se debe fomentar el manejo correcto de los recursos forestales”, dijo Magallón.

El Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) ha denunciado que la mayoría de los terrenos con suelo erosionado son bosques destruidos por los pobladores que buscan tener tierras de cultivo.

“Con el crecimiento desmedido de la población aumenta la demanda de cultivos y el asentamiento en lugares con relieve muy accidentado”, explicó en entrevista Rosa Irma Trejo de ese instituto.

Según Greenpeace, los deslaves pueden ocurrir porque se asientan poblaciones en lugares donde no hay bosques para frenar la caída directa del agua de lluvia, lo que complica la tarea de filtración hacia los mantos freáticos.

El titular de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), José Luis Luege Tamargo, atribuyó el desgajamiento de un cerro en la comunidad de Tlahultotepec, Oaxaca, a la deforestación.

En su comparecencia en el Senado de la República, el funcionario dijo que hubo “un deslizamiento de tierra que está muy vinculado al problema de la deforestación y la construcción de caminos mal diseñados en pendientes muy altas”.

ProÁrbol y el programa de reforestación federal

En 2007 el gobierno federal anunció que el programa ProÁrbol combatiría la deforestación con la plantación de 250 millones de árboles.

Con una inversión inicial de 6,000 millones de pesos, el objetivo era “generar desarrollo e incrementar el nivel de vida de las poblaciones asentadas en las zonas de mayor marginación a través del correcto uso de recursos forestales”.

El presidente Calderón convocó a una campaña de reforestación nacional como parte de ese programa. En sólo un año, 2008, se rompió un récord mundial al sembrarse 280 millones de árboles en zonas deforestadas.

Un año después, Greenpreace denunció que del total de árboles plantados, sólo el 10% sobreviviría porque no fueron sembrados en zonas aptas para su crecimiento.

La Comisión Nacional Forestal, encargada del programa, admitió que hubo problemas con el plan de reforestación y se ordenó una reestructura de los lineamientos de ProÁrbol para 2010.

“Los programas de reforestación no compensan la deforestación. Si se pierde un bosque, éste no se recupera sembrando arbolitos. Por más que se siembre, esos campos no tienen la capacidad de retener y absorber el agua porque no son maduros. Sembrar arbolitos es una falsa solución al problema. Lo necesario son programas para incentivar el freno de la deforestación”, dijo el activista de Greenpeace. 

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