El Océano Pacífico, una opción sin muro para los migrantes
Las playas de Rosarito, en Tijuana, son el punto que marca el fin del muro fronterizo que divide a Estados Unidos y México y donde se abre una vieja ruta marítima para los migrantes que optan por el Océano Pacífico para llegar al país del norte.
La ruta del mar es cada vez más frecuente para los migrantes latinoamericanos. No hay cifras oficiales, pero el número de detenidos en 2009 fue de 400 y en 2010 aumentó a 867.
En el día, Popotla es un pequeño puerto de pescadores donde las gaviotas revolotean alrededor de los restaurantes para disputarse los restos de comida, pero en la noche, se convierte en una zona de lanzadera de lanchas con motor fuera de borda, mejor conocidas como pangas, que son utilizadas para penetrar la frontera estadounidense.
En esta bahía vive José Luis Piñuelas, un pescador retirado y ex traficante de indocumentados por la ruta marítima. A sus 63 años, se dedica a quitarles las escamas a los pescados que serán servidos a los turistas. Ese trabajo le da lo suficiente para vivir en una pequeña casa hecha de madera y cubierta con lonas, desde donde cuida su lancha.
Piñuelas asegura que no es difícil llegar a Estados Unidos desde este punto por el Pacífico: es facilito, facilito, está a una hora de aquí… nomás que hay mucha vigilancia, no puede irse uno así nomás, sin permiso.
Popotla está a 36 kilómetros de Point Loma, California. Es una ruta vieja, afirma, pero ahora está muy controlada por la patrulla fronteriza de Estados Unidos.
Son muchos los latinoamericanos que han intentado llegar a Estados Unidos por esta vía. Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP por sus siglas en inglés), dio cuenta de 3 intentos de contrabando marítimo en un fin de semana de octubre de 2010.
En esa ocasión, detuvieron a 26 extranjeros ilegales, decomisaron una panga, un velero de 12 metros y más de 63 mil dólares que los indocumentados habían pagado por su traslado.
Otros 867 extranjeros fueron detenidos mientras navegaban a las costas de San Diego en el periodo de septiembre de 2009 a octubre de 2010, según un informe del CBP.
La detección de estos viajes cada vez es más frecuente. De septiembre de 2009 a septiembre de 2010, 93 embarcaciones y 745 personas habían sido detenidas. Un año antes, (2008-2009) 29 embarcaciones y 400 personas fueron detectadas por las autoridades estadounidenses, de acuerdo con estadísticas de la Patrulla Fronteriza.
De 2007 a 2008, el Comando Marítimo Unificado, integrado por la Guardia Costera y el Buró de Inmigración y Aduanas, entre otras dependencias policíacas federales y locales, arrestó a 33 embarcaciones y 230 ilegales.
Piñuelas se dedicaba a transportar ciudadanos mexicanos y centroamericanos a las costas de Estados Unidos hace 20 años, pero fue detenido y condenado a 3 años de cárcel en Mississippi. Al salir, fue deportado
“Ya pagué, me mandaron por el estado Tamaulipas. Como estaba trabajando adentro salí con 200 dólares en la bolsa y me vine para acá”, comenta en entrevista a CNNMéxico.
El aumento de vigilancia por mar ha hecho más difícil “la tarea”, relata el hombre de tez morena.
En esta ruta no hay riesgo de morir de sed o recibir la mordedura de una serpiente, pero las herramientas de detección de la Guardia Costera de Estados Unidos son más sofisticados. Cuentan con aviones no tripulados y los sistemas de radares hacen visibles las travesías.
Los cobros también han aumentado. En la década de los 90, se realizaba un pago de 150 dólares (1,800 pesos) por persona y actualmente es de 3,000 (36,000 pesos) a 7,000 dólares (84,000 pesos).
Una ruta costosa
El antropólogo cultural e investigador del Colegio de la Frontera Norte, Guillermo Alonso Meneses, ha documentado el uso de la ruta marítima desde hace 10 años, cuando era una opción poco utilizada; sin embargo, dice que durante los últimos meses, sobre todo en el verano, esta opción se impulsó.
En entrevista con CNNMéxico el académico explicó que las medidas tomadas como parte de la Operación Guardián desde 1993 forzaron a tomar las rutas del desierto por Tecate y Mexicali, al este de Tijuana, y también aumentaron los intentos por lancha a través del Océano Pacífico.
“(En el Océano Pacífico) la franja de mar es un pasillo fácil de cruzar y es relativamente fácil de ver y de vigilar por la noche”, dijo.
Explicó que muchas veces no regresan en el bote porque los pueden detener, aunque sólo los acusen de entrar a Estados Unidos ilegalmente, a diferencia de cuando los aprehenden con gente y es tráfico de indocumentados.
“A veces era posible (regresar) y a veces no, pero en la lancha cuesta el motor y la embarcación, o sea, que vas a perder más que un carro. Si no pones un buen motor, no la haces, si pones un motor malo vas a ir lento y te van a oír por el ruido”, explicó.
Esos son los pros y los contras de las lanchas y la ruta marítima, una zona que no está tan bien vigilada como el cruce por tierra, pese a que hay radares y varias agencias que controlan el tráfico de embarcaciones.
“No vas a competir con las lanchas que tienen ellos, el Customs and Border Protection (Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos) tiene de cuatro motores fuera de borda en línea. En lugar de tener un motor de 100 ó 150 caballos, tienen 2, 3 ó 4, les dan una velocidad de las más rápidas del mundo”, agregó.
El investigador, de origen canario, comparó la ruta del Océano Pacífico con la que usan para migrar de Marruecos al Sur de España a través del Mar de Alborán (la parte más occidental del Mediterráneo) y la diferencia es que allá se expanden mucho los trayectos posibles, mientras que entre Baja California y California no se pueden abrir porque las corrientes los arrastran.
Las detenciones de indocumentados por la vía marítima son cada vez más frecuentes y en ocasiones las autoridades de migración estadounidenses ya no encuentran a la gente con vida-
El 19 de enero de 2010, Aduanas y Protección Fronteriza informó que habían encontrado a una persona muerta, otra en estado crítico y 14 estaban bajo custodia después de un intento de entrar ilegalmente por barco a los Estados Unidos a través una playa de San Diego.
La embarcación fue detectada a las 4:30 (hora local) en las olas de Torrey Pines State Beach. Un agente de Aduanas y Protección Fronteriza en helicóptero observó gente en el agua y dispersa en la costa.
En noviembre pasado, 23 ciudadanos extranjeros fueron detenidos frente a la costa de San Diego. El Comando Marítimo Unificado localizó un buque sospechoso en un curso hacia el Norte de las aguas mexicanas, viajaba sin luces de navegación visibles, interceptaron el buque y detuvieron a los tripulantes.
El grupo estaba formado por un peruano, un guatemalteco y 21 ciudadanos mexicanos.
Desaparecidos en el mar
Enrique Morones, presidente de la asociación Ángeles de la Frontera y Premio Nacional de los Derechos Humanos 2009 por su trabajo a favor de los migrantes, dijo ante medios recientemente que la ruta marítima siempre la han usado, pero se está viendo más y más como una opción.
“Son personas que están cruzando por el Océano Pacífico y lo triste es que muchas veces no se ve qué es lo que pasó, porque el barco se va o la llanta se va. Están flotando por ahí y nunca oyes nada de ellos. Es algo que se ve más y es sumamente peligroso, tenemos que darles más atención porque nadie sabe de los casos reales y qué está pasando con ellos”, señaló.
Advirtió que sólo tienen conocimiento de que salió alguien y no saben si llegó.
Explicó que Ángeles de la Frontera no realiza actividades de rescate, pero transfieren la información al Grupo Beta o al Consulado de México para que se pongan en contacto con las autoridades americanas como Borstar, un grupo de búsqueda y salvamento de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos.