WikiLeaks: Calderón mostró una preocupante debilidad política en 2006
Antes de ser oficialmente nombrado presidente electo de México por el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, Felipe Calderón vivía la mayor situación de debilidad política posible de acuerdo con cables confidenciales de septiembre de 2006 filtrados por el sitio WikiLeaks al diario La Jornada .
El embajador de Estados Unidos, Anthony Garza, señaló que el poco porcentaje que le dio la victoria a Calderón en las elecciones contra el candidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD) y las tensiones dentro del Partido Acción Nacional (PAN), y en particular con el presidente Vicente Fox, debilitaban aún más la imagen del futuro presidente.
Para garantizar el apoyo de Calderón en la agenda estadounidense y evitar que los temas de interés se estancaran, Garza propuso al entonces presidente George W. Bush mostrar todo su apoyo a través de llamadas, visitas e invitaciones. También aseguró su participación activa en el proceso de transición.
Entre sus recomendaciones, sugirió, por ejemplo, enviar a la toma de posesión en México a una delegación presidida por la primera dama Laura Bush, en señal de amistad y estima.
Andrés Manuel López Obrador, candidato del PRD y principal opositor de Calderón, fue calificado como "un perdedor que ha prometido minar la figura de Calderón en cada oportunidad".
El presidente mexicano reconoció durante una reunión con Garza que las protestas contra el fraude sí le habían dañado, pero que con el tiempo las instituciones ganaban credibilidad. Añadió que su triunfo dejaría satisfechos a algunos, pero no a su principal opositor. Sin embargo, cada día se convencía más de que unas cuantas semanas de paciencia eran mucho mejor que un sólo día de López Obrador en Los Pinos.
Garza insistió a Calderón en la necesidad de crear un gabinete de seguridad muy sólido desde el principio. Una vez anunciado oficialmente ganador de las elecciones presidenciales, Calderón agregó que su eje de gobierno sería la seguridad, pero sin convertirlo en un sexenio marcado por el narcotráfico.