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Una explosión en Siria amenaza con romper la frágil tregua temporal

El gobierno de Bachar al Asad culpó a "terroristas" por la explosión en Deir Ezzor, mientras que opositores denuncian ataques del régimen
sáb 27 octubre 2012 11:39 AM

Una explosión sacudió la madrugada de este sábado a la conflictiva ciudad siria de Deir Ezzor, un ataque que erosionó aún más el ya de por sí frágil alto el fuego temporal acordado para guardar una festividad musulmana de cuatro días.

El gobierno sirio acusó a "terroristas" de detonar un coche bomba frente a una iglesia, una afirmación que parece contradecir los informes de los grupos de la oposición que afirman que un edificio de la policía militar era el objetivo.

Más violencia estalló en el suburbio Erbeen de Damasco, la capital de Siria, donde ocho personas murieron y varias más resultaron heridas en un ataque aéreo militar, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, un grupo activista con sede en Londres.

Los últimos disturbios ocurren después de las acusaciones de la oposición de que más de 100 personas murieron en atentados con bombas y enfrentamientos apenas unas horas después de que comenzara la tregua este viernes, coincidiendo con el inicio de la festividad de Eid al Adha.

Tanto el gobierno como los opositores se acusaron mutuamente de violar las condiciones del alto el fuego. El régimen sirio dijo que sus soldados estaban respondiendo a los "ataques terroristas", un término utilizado habitualmente por el presidente Bachar al Asad para describir los ataques rebeldes.

El enviado conjunto de la ONU y la Liga Árabe, Lakhdar Brahimi, negoció el cese al fuego de cuatro días con la esperanza de detener los asesinatos que se han apoderado del país desde marzo de 2011, cuando manifestantes inspirados por el éxito de las revoluciones populares en Egipto y Túnez salieron a las calles para exigir la renuncia de al Asad.

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Según la oposición, desde entonces más de 32,000 personas han muerto en los combates que siguieron a una brutal represión del gobierno a las protestas.

CNN no puede confirmar reportes de víctimas o de la violencia en Siria, pues el acceso al país a periodistas internacionales ha sido severamente restringido.

Con el ataque a Deir Ezzor, uno de los centros de fuertes enfrentamientos en los últimos meses, las tenues esperanzas de que se respete el alto el fuego durante la fiesta religiosa parecen difuminarse.

El gobierno dijo que la explosión dañó la fachada de la iglesia cercana a la detonación, según la estatal Agencia de Noticias Árabe Siria (SANA).

Las fuerzas sirias, por su parte, dispararon una serie de proyectiles de mortero en los barrios predominantemente sunitas, en lo que parecía ser una represalia por el bombardeo, dijo a CNN el activista de la oposición Hani al Thafiri, testigo del hecho.

Nadie se atribuyó de forma inmediata la responsabilidad por el coche bomba.

El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos también informó de la explosión, la cual dijo que ocurrió cerca de un restaurante, así como los enfrentamientos posteriores. El grupo dijo que al menos cinco civiles habían sido asesinados, mientras que los Comités de Coordinación Local de la oposición de Siria dijeron que dos civiles murieron.

Ambos grupos informaron de enfrentamientos entre las fuerzas sirias y combatientes rebeldes en algunas partes de la provincia de Idlib, así como el lanzamiento de cohetes de alto calibre y bombardeos por parte de las fuerzas gubernamentales. También hubo fuego de mortero en las zonas de Aleppo, Damasco y Hama, según los Comités.

En todo Siria al menos 12 personas murieron durante este sábado, de acuerdo con el grupo de la oposición. Entre los muertos estaban los heridos en Deir Ezzor, así como otros seis que murieron en enfrentamientos en la capital de Damasco.

La guerra civil se ha desarrollado en a lo largo de las líneas sectarias con predominio de los rebeldes sunitas que tratan de derrocar al Asad y su minoría alauita, aunque también tiene vínculos lejanos de la fe chiita.

La división sectaria en lucha también ha extendido a una brecha diplomática, pues Al Asad es respaldado por Irán, dominado por los chiitas; y los rebeldes reciben apoyo de la Arabia Saudita sunita y otros estados del Golfo Pérsico.

Líderes mundiales han condenado la guerra civil y en repetidas ocasiones han solicitado la dimisión de Al Asad. Los esfuerzos realizados por el Consejo de Seguridad de la ONU para poner fin a la violencia han estado en quedado en punto muerto, en parte porque Rusia y China se niegan a aliarse con Estados Unidos y Francia para solicitar una intervención internacional.

Rusia, un aliado de la Guerra Fría de Siria, ha dicho que los sirios deben decidir el resultado de la sublevación, y no Naciones Unidas.

Chelsea J. Carter and Pierre Meilhan contribuyeron con este reporte.

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