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Encapuchados en la torre de Rectoría tienen miedo de ir a la cárcel

Manifestantes que están en el edificio universitario dicen que han recibido amenazas y que no desean cumplir condenas de 20 años en prisión
mié 24 abril 2013 08:45 PM

Los 20 jóvenes que cumplen la noche de este miércoles cinco días en plantón en el edificio de Rectoría de la UNAM saben que es momento de "cambiar de postura".

Lo que exigían el viernes pasado, cuando rompieron cristales para ingresar al inmueble, ya no es la prioridad, ahora lo más importante es no cumplir condenas de entre 10 y 20 años en prisión y no descuidar "la lucha por la educación libre y gratuita".

Detrás de la barrera que crearon con sillas y otros muebles de oficina, los jóvenes que se han mantenido encapuchados dialogan con estudiantes de las facultades de Derecho y de Ciencias Políticas que han traído sus propios argumentos para defender o rechazar la protesta en Rectoría. Conversan en calma. Los grupos con reclamos, dudas y muestras de apoyo se acercan tanto en la mañana soleada como en la tarde bajo la lluvia.

Dos encapuchados dicen que tienen miedo, que le temen por igual a un desalojo violento a cargo de la Policía Federal como a "ser levantados" afuera de sus casas y "después torturados por haber encabezado una protesta en contra del Estado".

"Ya hemos recibido bastantes amenazas y sabemos que es prudente tomar otra postura", dice uno de los jóvenes, a quien apenas se le distingue el contorno de los ojos porque además de usar un pañuelo negro que le cubre nariz y boca, opta por cubrir su cabeza y frente con un suéter que a momentos le tapa el rostro por completo.

Estudiantes le piden en más de cuatro ocasiones que se descubra e identifique, lo rechaza argumentando que su vida está en peligro y que por ello sus exigencias han cambiado, pues aunque siguen "en la lucha" por los cinco alumnos expulsados del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) de Naucalpan que fueron involucrados en desmanes a la institución en febrero y por los que inició la toma en Rectoría, ahora lo "más importante es no terminar en la cárcel".

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"Por eso pedimos que primero, el rector (José Narro) y su abogado firmen un documento en el que garanticen que no habrá acciones penales, que no se nos va a perseguir, que vamos a estar seguros aunque acabemos con esto.  Después de eso, pedimos un diálogo, el diálogo  con los compañeros expulsados, Narro y la directora de los CCH".

Los paristas denuncian que durante la madrugada del miércoles pudieron ver a policías federales rondando las instalaciones de Rectoría. Piden apoyo a la comunidad estudiantil reunida en la explanada y por primera vez desde que comenzó la manifestación, hay consenso.

La comunidad estudiantil no está de acuerdo en que la policía federal entre a Ciudad Universitaria. Entre gritos, se escuchan las propuestas para evitarlo.

"Sálganse antes del viernes, el sábado van a venir por ustedes", "acepten el diálogo", "exijan que Narro venga aquí", "hagamos guardias estudiantiles para impedir que vengan policías", "firmemos una carta con nuestra oposición a los federales".

En todas las discusiones hay un rechazo absoluto al uso de la fuerza pública. Los opositores a la toma de Rectoría exigen un diálogo abierto antes de la llegada de la Policía Federal, y los que apoyan la protesta piden a los manifestantes aguantar y contar con el apoyo de otros estudiantes que impedirán "el abuso  del Estado".

Lot Balderas Aranda y Roberto Medina, dos consejeros académicos de la UNAM, alumnos de la Facultad de Derecho, proponen encabezar una mesa de diálogo para evitar que los paristas vayan a la cárcel y que policías sean quienes recuperen Rectoría. Incluso ofrecen asesoría legal para defenderlos en tribunales.

Son los primeros ajenos a la protesta que logran ingresar a Rectoría para exponer su propuesta, pero los paristas la rechazan y les piden que se identifiquen plenamente como trabajadores del rector y no dar información falsa del movimiento estudiantil.

Lot y Roberto dicen que pese a que los manifestantes estaban con el rostro cubierto pudieron ver que tenían miedo de ir a la cárcel.

"Les explicamos el límite de la autonomía de la UNAM y que sí Narro lo pide, pueden venir policías y no hay violación alguna y menos si ellos cometieron un delito. Dijeron que lo sabían pero que no podían aceptar una mesa de mediadores".

Entonces vuelve la confrontación entre estudiantes. Unos llaman acarreados a quienes piden liberar Rectoría y otros gritan "auxilio, socorro, Narro es un porro", mientras la tradicional porra Goya intenta ser una bandera de los opositores a la manifestación.

"Debemos tener una imagen de lucha, no una imagen de agachados que le da la espalda a sus compañeros. El desprestigio es para los que no se oponen al sistema antidemocrático de la universidad", dice Ricardo, estudiante de Filosofía.

El argumento que recibe más porras y aplausos de la comunidad estudiantil es el de Juan Carlos de Ciencias Políticas: no se está madreando el corazón de la universidad, están entregando el corazón los que creen que la UNAM es un edificio nada más".

Para calmar los ánimos, uno de los encapuchados toma la palabra, reconoce que "no fueron las formas" de protestar, pero si no hubiera sido así, "miles jamás se hubieran enterado de una lucha por la educación gratuita.

"Este es un país de medidas extremas para tener resultados", argumenta.

Buscan garantías para no ir a la cárcel después de cinco días en Rectoría, aunque aclaran que "nada los hará retirarse de la lucha".

Los paristas  se oponen a la reforma educativa  en nivel medio superior y superior, dicen que la propuesta exigirá que "los estudiantes sean de tiempo completo, con establecimiento de turnos largos, negando así, cualquier posibilidad de que también puedan trabajar".´

Niegan su oposición a que un nuevo plan de estudios los obligue a cursar inglés y computación a nivel bachillerato, pero rechazan que se privilegie esas materias "para cumplir con las exigencias de un sistema capitalista" sobre "una educación de calidad, científica, humanística, integral y crítica".

Después de una asamblea este miércoles en la que también participaron estudiantes de las facultades de Filosofía, Arquitectura y Ciencia Política decidieron exigir la renuncia del rector, José Narro, si la Policía Federal interviene para liberar el edificio.

En sus resolutivos, también se acordó ampliar el plantón para que cualquier estudiante de la UNAM pueda sumarse y realizar una marcha este jueves a las 14:00 horas para solicitar a la comunidad universitaria que rechace la criminalización de la protesta.

En el plantón, la noche cae entre sonidos de una guitarra y la voz de una joven que desde el viernes se manifiesta en Rectoría con el rostro cubierto. En su canto de protesta, habla de paramilitares, dice que en México, "nadie frena a los mercenarios del dolor, a los mercenarios de la muerte".

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