Un beso de despedida detona una lucha contra la homofobia en el DF
Todo inició con un beso de despedida en una terminal de autobuses de la Ciudad de México, donde Selene Flores acompañaba a su pareja Sarahí Soto antes de que tomara un camión rumbo a Xalapa, Veracruz.
Mientras esperaban la hora de salida en la Terminal de Autobuses de Pasajeros de Oriente (TAPO), las jóvenes aseguran que 13 policías las hostigaron diciéndoles que una señora se había inconformado por verlas besándose.
Por lo que este viernes, fecha en que se conmemora el Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia, las taquillas de la línea Autobuses Unidos (AU) en esa misma terminal se convirtieron en el escenario de una manifestación con un maratón de besos, tal como comenzó la historia.
Unas 10 parejas formaron una fila y se besaron al mismo tiempo como una protesta para exigir su derecho a no ser discriminados por su preferencia sexual.
“Vamos a besarnos para que nunca más nadie sea silenciada por amar libremente”, decía un comunicado leído por Nadia Rosso, integrante del Grupo Lésbico Universitario de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en representación de los organizadores.
Alrededor, unos 40 participantes miraban en silencio o sostenían banderas con los colores del arcoíris, icono del movimiento la comunidad LGBT (lesbiana, gay, bisexual y transexual) o carteles con leyendas como “En cada beso una revolución”.
Selene dice que es la primera vez que sufre un acto de discriminación pública, “siempre había sido más invisible”.
“Yo tenía derecho a besarme en público”, dice Selene, como la señora que supuestamente se quejó con los policías “tenía derecho a incomodarse”.
Con el Besatón y la queja que interpusieron ante la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF), Selene busca que se difundan sus derechos y que otros vean que hay instancias a las que pueden acudir.
“Un beso junto a 12 elementos de seguridad para amedrentarnos a dos mujeres, entonces dijimos, pues si vienen muchas más personas a besarse tal vez sea un acto de visibilidad para apropiarnos de esos espacios de los que otros piensan que no tenemos derecho”, comenta Selene.
En México, una de cada dos personas lesbianas homosexuales o bisexuales considera que el principal problema que enfrenta es la discriminación , seguida de la falta de aceptación y las críticas y burlas, de acuerdo con la más reciente Encuesta Nacional sobre Discriminación 2010.
La encuesta señala que perciben más intolerancia de la policía (42.8%) y la gente de su iglesia o congregación (35.3%).
“Nuestros besos son bombas que hacen temblar al sistema, nuestros besos son disparos que atraviesan la moral”, leía Nadia.
Y al menos una pareja que estaba sentada esperando la salida de su autobús protestó por ese disparo.
“No blasfemen si creen en el amor de Dios”, decía la mujer, que no quiso identificarse, mientras sostenía un letrero que decía “Dios bendice nuestro amor. Hombre y mujer”.
Los asistentes que apoyaban el Besatón los rodearon pidiéndoles que respetaran sus preferencias sexuales y diciéndoles que “Dios es amor y no discrimina”.
Una manifestación en silencio
Claudia —como pidió ser llamada— acudió junto a su pareja y unas amigas al Besatón. Vio la convocatoria en redes sociales, pero a diferencia de las parejas que se besaron y posaron para las fotos ella solo miró en silencio.
“No quiero que vaya a salir una foto mía en la tele o en un periódico y la vea mi familia. Solo mis papás y mis hermanos saben que soy lesbiana”, dice la joven estudiante de la UNAM.
Selene dice que muchos de los participantes del Besatón lo hicieron “en silencio”, pues aún “hay miedo de salir del clóset”, situación que puede ser aprovechada por los servidores públicos.
“Si la policía los lleva por una queja o son amenazados que van a ir al Ministerio Público entonces deciden no ir y entrar en la extorsión con tal de que su caso no se sepa”, dice Selene.
El miedo a lo desconocido, comenta la joven, es lo que genera la homofobia, por ello es necesario que todos conozcan sus derechos.
“Apelamos a que se respeten nuestros derechos, que la gente vea normal un beso”, comenta Selene, quien dice que espera los policías tomen cursos de sensibilización para que casos como el suyo no vuelvan a repetirse.