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Las alertas en redes sociales no reducen eficiencia al alcoholímetro

A pesar de que en Twitter se informa sobre dónde se encuentran los retenes, el programa ha cumplido con su objetivo, según las autoridades
vie 18 octubre 2013 02:29 PM
Cuartoscuro
Alcoholimetro-DF-Cuartoscuro Cuartoscuro

Según las autoridades de la Ciudad de México, hace diez años encontraron un "salvavidas" para conductores ebrios: el alcoholímetro, que de acuerdo con cifras oficiales ha reducido 70% en los accidentes automovilísticos fatales asociados con el consumo del alcohol.

El Programa Conduce sin Alcohol de la Secretaría de Seguridad Pública del Distrito Federal (SSPDF), conocido popularmente como alcoholímetro, inició operaciones en la capital mexicana en 2003, desde entonces se instalan 15 puntos de revisión de jueves a domingo.

Los automovilistas son sometidos a una prueba para detectar el grado de alcohol en la sangre, y si los límites legales (0.4 g), el médico presente en al revisión certifica y remite al automovilista a un juez cívico, quien luego envía al infractor a un centro de detención temporal, mientras que el vehículo es enviado a un depósito vehicular.

Pero no todos están de acuerdo con el operativo: una cuenta de Twitter, que tiene poco más de 236,000 seguidores, es utilizada para alertar sobre la localización de los puntos de revisión, lo que permite evadirlos.

Según Cesar Rascón, director ejecutivo de Aplicación de Programas Interinstitucionales de la SSPDF, son principalmente los jóvenes quienes se alertan.

"Los jóvenes deben entender que no son actos de molestia, son actos para cuidarlos", afirma Rascón, al reprobar el actuar de los usuarios de redes sociales que se advierten entre ellos sobre los puntos de revisión.

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Las redes no influyen en su eficacia

Según la SSPDF, de 2003 a la fecha se han realizado 1,784 jornadas, se han entrevistado a dos millones 595,728 conductores, se han aplicado 370,000 pruebas de alcoholemia, se han remitido a 125,000 personas a un juez cívico y se han enviado 79,627 vehículos a los diversos depósitos vehiculares de la capital.

La Ciudad de México registró 719 muertes por accidentes viales donde estuvo involucrado el alcohol en 2002. Dicho número bajó a 671 en 2003; en 2012 se registraron 215 muertes, una reducción del 70.1%.

El programa se ha extendido a otras ciudades,  como Guadalajara, Monterrey, Chihuahua, La Paz, Mérida, Cancún y Tuxtla Gutiérrez .

Según Rascón, las redes sociales no han influido en la efectividad del operativo, y para combatir estas 'alertas', implementa talleres en escuelas para crear conciencia entre los jóvenes, los principales usuarios de las redes sociales. En estos se presentan testimonios de personas que estuvieron involucrados en accidentes.

El coyotaje de amparos

Muchos de quienes son remitidos al Centro de Sanciones Administrativas, conocido como El Torito, salen rápidamente al presentar un amparo.

Entre los principales argumentos para solicitar ampararse contra la sanción del juez cívico, según Rascón, es que los automovilistas alcoholizados creen que se atenta con su libertad de tránsito. Sin embargo, "el 99% de los amparos no procede", advierte el funcionario.

"Lo que estamos haciendo ahora es combatir el coyotaje. Hay pseudoabogados que se presentan ante los familiares de los infractores para ofrecerles sus servicios y presentar un amparo" ante el juzgado cívico o el mismo centro de sanciones. "Pero al final de cuentas, van a tener que cumplir con sus horas de arresto. El amparo servirá para salir antes, pero forzosamente deben de regresar cuando se los rechacen".

Los amparos son vendidos a familiares de infractores hasta en 15,000 pesos, según Rascón.

¿Una sanción excesiva?

Luis Adrian Rodríguez, un joven estudiante de arquitectura, salía de una fiesta en junio pasado. En la revisión, su nivel de alcohol superó el límite permitido, y aunque afirma que aceptó cumplir con la sanción, calificó las 36 horas de arresto como "excesivo".

"Es un día y medio que te quitan de tu vida, que nadie te regresa”, afirma, en entrevista. "Me perdí de un examen, falté a la escuela un lunes y un martes".

Rodríguez asegura que no solicitó un amparo y que en El Torito le ofrecieron desayuno, comida y cena, así como una cobija. Además, cree haber aprendido la lección: "Ya no me arriesgo. Si tomamos, ya no usamos el coche".

"Es una irresponsabilidad y una tontería el que la gente diga donde hay un alcoholímetro para brincárselo", afirma por su parte Marcela López Brun, cuyo hijo murió en un accidente de auto causado por un conductor ebrio.

Para López Brun, el alcoholímetro no es un programa que tenga "sanciones excesivas", ya que "protege a las personas, es un salvavidas", por lo que  lanzó el programa Chema.Link , que a través de conciertos de rock busca prevenir accidentes por abuso de consumo de alcohol.

El programa, que también ofrece dos talleres, uno de consumo responsable de alcohol y otro de cultura vial que es impartido por la SSPDF, busca extenderse a otros lugares del país.

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