Tras seis años fuera del poder, el PAN regresa al gobierno de Aguascalientes

Con Martín Orozco, el PAN regresa este 1 de diciembre al gobierno de Aguascalientes, un estado del Bajío que había gobernado durante dos sexenios, de 1998 a 2010, y que se caracteriza por un importante desarrollo económico estrechamente ligado a la presencia de industrias como la automotriz.

Lograr que la entidad mantenga ese buen desempeño será justamente uno de los principales retos de Orozco, señalan expertos, quienes mencionan como uno de los pendientes de las autoridades locales fomentar la diversificación del sector privado.

“(El nuevo gobernador debe) generar una base de empresas locales que cuenten con innovación y tecnología aplicada, que les permita ser modelos para que las empresas transnacionales apoyen la democratización de la productividad y el crecimiento económico sostenido y sustentable, transitando a un modelo más basado en el conocimiento que en la manufactura”, dice Alberto Aldape Barrios, director del Centro de Investigación y Desarrollo Empresarial de Aguascalientes.

Datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) indican que Aguascalientes es el tercer estado de México donde más incrementó la productividad entre 2009 y 2014.

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En el mismo sentido, la agrupación civil México, ¿cómo vamos? ubica a Aguascalientes como la entidad con mayor generación de empleos de todas las que renovaron gobierno en las elecciones de junio pasado, gracias a factores como la presencia de Nissan y sus compañías satélites.

Sin embargo, además de la diversificación de la economía, Orozco enfrenta el desafío de combatir la desigualdad en el ingreso, reducir la deuda como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) y disminuir la dependencia de fondos federales.

A la fecha, Aguascalientes depende en 92% de este dinero entregado por la Federación. Según la calificadora Fitch Ratings, la recaudación local “tiene un desempeño positivo”, pero el nuevo gobernador deberá encontrar la manera de hacer rendir mejor sus propios ingresos.

De ello depende, por ejemplo, que Orozco pueda cumplir su promesa de canalizar el Impuesto sobre Nóminas a un sistema de incubadoras, programas para pequeñas y medianas empresas y, en general, el fortalecimiento de la empresa local.

Las demandas sociales

Aguascalientes es un estado con una población de 1.2 millones de habitantes. También es considerada una entidad conservadora con fuerte presencia de la Iglesia católica, a la cual, durante la campaña electoral, el PRI acusó de favorecer la candidatura de Orozco.

La excandidata priista, Lorena Martínez, incluso impugnó su derrota ante el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) argumentando la intromisión del clero. Los magistrados concluyeron que los sacerdotes locales sí intervinieron en la contienda, pero no de una manera determinante para los resultados.

Frente a esa polémica, el nuevo gobernador tiene el reto de respetar el Estado laico, como lo ha prometido, así como de lidiar con su partido para fijar posición en temas controvertidos como el matrimonio entre personas del mismo sexo.

El PAN, que es la primera fuerza en el Congreso local, se opone a este tipo de uniones. Sin embargo, la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) ya ha resuelto que las entidades deben reconocerlas legalmente y organizaciones a favor de la diversidad sexual continuamente se manifiestan para exigir derechos para este sector.

A la par, otra demanda que cobra fuerza, en particular entre los empresarios, es la seguridad pública. Si bien Aguascalientes no es una de las entidades más violentas del país, sí ha registrado este año un incremento de los robos con violencia.

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En este y otros temas, un aspecto que será clave será la transparencia en los sistemas de evaluación y seguimiento a las políticas públicas, considera la académica Korey de Santiago Correa, socióloga de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA).

“Si no damos continuidad a los proyectos, planes y programas, cortamos de tajo el trabajo que se ha venido haciendo y queremos empezar a hacer diagnósticos nuevos que se van a llevar uno o dos años, cuando se tiene el diagnóstico y la información suficiente para evaluar”, dice la experta.

“Con este esquema de información y de estadísticas, los que lleguen ya no van a tener justificación para decir: ‘Permítannos, vamos a evaluar, vamos a hacer un diagnóstico’. Ya pueden profundizar, y deben profundizar”.