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Remesas financian modernas viviendas en México

Pese a la amenaza de Trump de intervenir en las remesas provenientes de EU, una familia cuyo poblado ni siquiera figura en el mapa, puede vivir en un hogar digno.
mar 04 abril 2017 01:32 PM

Los hermanos Botello crecieron en una casa de piedra de un poblado mexicano que ni siquiera aparece en los mapas, pero ahora viven en modernas viviendas gracias a las remesas enviadas desde Estados Unidos, un dinero que Donald Trump amenazó con intervenir.

"No hubiera podido tener mi casa ni mi camioneta sin el dinero que gané allá", dice a AFP José Botello, de 28 años, mostrando con orgullo su confortable hogar en la pequeña localidad de Piedras Negras, México.

Tras dos años en Estados Unidos, José y su hermano Federico, de 24 años, regresaron en diciembre para casarse en esta comunidad de calles de tierra, donde el sol cae inclemente.

En Naples, Florida, aún siguen otros cuatro hermanos que también ahorran cada dólar, soñando con una vida mejor.

Las remesas enviadas por mexicanos desde Estados Unidos son el principal sustento de numerosas familias, principalmente campesinas y figuran entre las mayores fuentes de ingresos en México, con un récord de casi 27,000 millones de dólares en 2016, lo que significa 2.6% del PIB nacional.

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Por eso, el gobierno mexicano permanece vigilante ante los amagos del presidente estadounidense Donald Trump, de intervenir o tasar las remesas para financiar su polémico muro fronterizo.

Sacrificio

"Ser migrante es un sacrificio porque mi esposa se queda, pero la verdad vale la pena porque solamente así se puede salir adelante", explica Federico, quien construyó su casa en un terreno que también alberga decenas de cabezas de ganado compradas con sus ahorros.

"A lo mejor me quedo un año más", relata desde Naples por teléfono su hermano Gabriel, de 22 años, para quien migrar es una alternativa económicamente interesante ante la falta de oportunidades en su tierra: "Nos ha ido bien, no se han visto redadas por acá, pero si ya nos toca, pues ni modo, de regreso", añade el joven, quien asegura ir de casa al trabajo y del trabajo a casa: "Así es la vida de un indocumentado", resume.

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Los hermanos Botello, quienes no hablan inglés y hablan un español básico resultado de su corta escolarización, conocen poco del discurso antimexicano de Trump, pero sí notaron un cambio a medida que el republicano se encaminaba a la Casa Blanca.

"Hay más racismo, lo miran a uno como si fuera un criminal, uno trabaja más que un americano y nos pagan menos", dice José, quien exclama que no es justo que Trump pretenda intervenir el dinero "que uno gana con su propio sudor".

Trabajo temporal

Los Botello entraron a Estados Unidos legalmente con una visa de trabajo que "alguien", afirman, les consiguió en la embajada estadounidense en México por 2,500 dólares. El permiso era por tres meses, una vez vencida, se convirtieron en indocumentados.

Pero el esfuerzo lo valió todo, dice Gabriel, pues a los cuatro hermanos les pagan un promedio 20 dólares por hora trabajando como albañiles. Hay meses en que cada uno envía a México 2,000 dólares y ellos sobreviven con 1,000.

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"Lo que gano en un mes aquí, en mi rancho tendría que trabajar casi medio año", resume Magdaleno, de 30 años, otro de los hermanos que está en Florida desde 2014.

En Piedras Negras, los Botello cultivan la tierra familiar y crían ganado en jornadas que arrancan al amanecer y terminan al caer la tarde.

La última cosecha de maíz y sorgo que empezaron a cultivar en mayo y en la que trabaja toda la familia, la vendieron 7 meses después por 90,000 pesos (unos 4,500 dólares), frente a los 3,000 dólares que cada uno puede ganar mensualmente en Estados Unidos.

Pero para ellos, su vida estadounidense es temporal, un par de años, dicen, para ahorrar y volver al pueblo y quizá regresar puntualmente cuando necesiten dinero. Ninguno sueña con terminar ahí sus días.

En México "vamos al día, subió el precio de la gasolina, suben las cosas y eso le aprieta al campesino, pero también aquí hay futuro, aunque un poquito más apretado", considera Federico.

Magdaleno dice desde Naples que piensa regresar pronto a su país y no volver a Estados Unidos "mientras esté este señor" Trump.

Además, aquí "la vida no se disfruta igual que en México", afirma.

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