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Citi mina la credibilidad de los bancos

Dijo varias veces que no requería de más capital y luego aceptó los miles de millones de dólare los principales bancos de Estados Unidos afrontan un serio problema de credibilidad.
mar 25 noviembre 2008 06:00 AM
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Los papeles de Citigroup cayeron este jueves hasta 8.28 dóla

Los principales bancos de Estados Unidos afrontan un problema de credibilidad.

Tras haber dicho varias veces que no requería de capital adicional, Citigroup Inc aceptó rápidamente miles de millones de dólares en ayuda del Tesoro estadounidense, por lo que ahora muchos inversores se preguntan qué estarían escondiendo otros bancos.

"La mayor interrogante es ¿qué, como dueño de acciones bancarias, uno realmente posee?", se preguntó Timothy Ghriskey, jefe de inversiones del Solaris Group. "Es difícil decir que esto no se repetirá", agregó.

"Las instituciones financieras son empresas apalancadas y siempre que hay una situación altamente apalancada está basada en la fe y la confianza", agregó.

Después de insistir por largo tiempo que era lo suficientemente fuerte como para sobrellevar el derrumbe de los mercados, Citigroup acordó el sábado la segunda ayuda del Gobierno de Estados Unidos en dos meses. El banco está vendiendo 20,000 millones de dólares de acciones preferentes, recortando sus dividendos y otorgando warrants.

Citigroup pondrá sobre los hombros de los contribuyentes la mayor parte de las potenciales pérdidas por una cartera de 306,000 millones de dólares en activos riesgosos.

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Un resultado inmediato del rescate de Washington fue la escalada registrada en Wall Street. El promedio industrial Dow Jones trepó cerca de un 5% el lunes. Las acciones de Citi, que se hundieron un 60% la semana pasada, ganaron un 58%, para cerrar a 5.95 dólares, en la Bolsa de Valores de Nueva York.

"Obviamente, el precio de nuestra acción estuvo bajo mucha presión la semana pasada y quisimos tratar de resolver eso", dijo el lunes el presidente financiero de Citi, Gary Crittenden, en una entrevista con Reuters.

Citi es el más reciente de una serie de bancos estadounidenses que este año, luego de asegurar que gozaban de solidez, han debido ser rescatados financieramente.

Esos episodios generan más dudas sobre las declaraciones de los ejecutivos bancarios y, de acuerdo a inversores, podrían perjudicar a las próximas entidades que se vean con la soga al cuello.

Confianza deteriorada

Cada vez que el Gobierno o las empresas admiten tener problemas crean mayores grietas por las que se filtra la confianza, dijo David Dietze, gestor de fondos en Point View Financial Services.

En marzo, el presidente ejecutivo de Bear Stearns, Alan Schwartz, y otros ejecutivos insistían en que la firma tenía un amplio capital y liquidez, solo para que en una cuestión de días se viera cómo los fondos de cobertura drenaban su efectivo. Finalmente Bear fue vendido apresuradamente a JPMorgan Chase por 1,500 millones de dólares y un respaldo del Gobierno de 29,000 millones de dólares.

Mientras tanto, el presidente ejecutivo de Lehman Brothers, Dick Fuld, y otros ejecutivos aseguraban que el cuarto mayor banco de Wall Street también tenía suficiente capital y activos sólidos, enfrascados en una guerra de palabras con los críticos que los acusaban de inflar el valor de sus activos ilíquidos.

Hacia mediados de septiembre, la firma perdió la confianza de sus socios comerciales y cayó en la bancarrota.

De la misma manera, el presidente ejecutivo de Merrill Lynch, John Thain, dijo repetidamente que la gran correduría había conseguido más capital del que necesitaba, sin embargo los problemas de Lehman mostraron la vulnerabilidad de un balance cargado de hipotecas y de otras deudas difíciles de negociar.

Merrill cayó luego en los brazos de Bank of America Corp.

Incluso los sobrevivientes como el presidente ejecutivo de Goldman Sachs, Lloyd Blankfein, y de Morgan Stanley, John Mack, han brindado proyecciones optimistas sobre la economía y los mercados financieros que demostraron ser prematuras.

Michael Holland, de la firma Holland & Co, dijo que hay demasiadas sanciones legales y reguladoras como para pensar que los ejecutivos tergiversarían intencionalmente su condición.

Incluso, muchos inversionistas dijeron que las condiciones del mercado han cambiado en forma tan rápida, y se han deteriorado de manera tan sorprendente, que los ejecutivos no pueden siempre ser culpados por equivocarse.

"Los hechos han cambiado muy rápido en esas instituciones", sostuvo Holland. "Cuando tenemos un comentario de un presidente ejecutivo, no sabemos cómo el mercado mañana", precisó.

Eso no hace que los inversores, que han visto desaparecer sus participaciones, se sientan mejor si miran hacia adelante.

Dietze de Point View observó que hace apenas seis semanas la Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC por su sigla en inglés) rechazó una propuesta de adquisición por parte de Citi para Wachovia Corp, un atribulado banco regional. Poco después, Citi pasó de ser un consolidador y rescatador a un rescatado.

Si al Gobierno y a la empresa se les escapó, hasta qué grado los inversionistas podemos estar seguros de que ahora ellos tienen el sartén por el mango, se preguntó.

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