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¿Peligra el secreto bancario en Suiza?

Suiza enfrenta problemas legales con Estados Unidos debido a sus normas de secreto bancario; autoridades y banqueros demandan que el país modifique sus políticas de confidencialidad.
lun 09 marzo 2009 06:00 AM
Un activista se colgó del logo de una sucursal del banco suizo UBS en Basilea para protestar contra la cumbre económica que se realiza en Davos. (Foto: Reuters)
RESISTENCIA

Suiza se prepara para un cambio monumental en su tradición de secreto bancario, que sobrevivió a las presiones de la Alemania nazi, la Segunda Guerra Mundial y numerosas crisis a lo largo de los últimos 75 años.

Entuertos legales con Estados Unidos podrían obligar a modificar muchas de esas leyes.

El principal banco suizo, el UBS AG, tiene una disputa con Washington sobre los depósitos de estadounidenses ricos que buscan evadir el pago de impuestos. El gobierno suizo trata de evitar sanciones en el exterior al tiempo que entierra viejos mitos que le dieron al país fama por su confidencialidad bancaria.

"No puedo imaginarme que se vaya a levantar el secreto bancario", comentó el presidente y ministro de economía Hans-Rudolf Merz. "Esto es parte de nuestra identidad. La protección de la privacidad".

Pero otros, incluido Oswald Gruebel, respetado banquero que se había jubilado y volvió a trabajar para tomar las riendas de UBS, sostienen que hay que cambiar las leyes que norman el secreto bancario para aliviar las presiones que vienen de afuera.

"Es cuestionable el que sigamos escondiendo a evasores fiscales que se amparan en el secreto bancario", declaró Bruebel al diario financiero Finanz und Wirtschaft en una entrevista publicada a fines de febrero.

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Una comisión senatorial estadounidense criticó a principios de marzo a UBS por dar respuestas evasivas a preguntas sobre unas 50,000 cuentas que tienen allí estadounidenses. Las autoridades bancarias europeas se están mostrando impacientes.

Una comisión especial está elaborando un informe para el gobierno suizo acerca del rumbo a seguir.

La disputa actual trae a la memoria el revuelo que generaron en la década de 1990 las cuentas de judíos que nadie había tocado desde la Segunda Guerra Mundial. Suiza resistió inicialmente presiones de Estados Unidos, pero finalmente sus bancos tuvieron que pagar 1,250 millones de dólares en acuerdos extrajudiciales a los descendientes de las víctimas del holocausto.

Esta vez, la disputa es en torno a la colaboración que ofrecen los suizos a las autoridades extranjeras que investigan la evasión fiscal. Suiza hace una distinción entre fraude fiscal y evasión fiscal, que es un delito menos grave. Asistir a gobiernos extranjeros que investigan la evasión fiscal es un delito.

Suiza aprobó sus leyes sobre secreto bancario en 1934, durante la depresión, en momentos en que abundaba el espionaje de Francia y Alemania, que trataban de convencer a los empleados bancarios de que suministrasen los nombres y otra información de sus clientes. Se fijaron severos castigos para quienes violasen la confidencialidad del banco.

Algunas de esas leyes perdieron fuerza. Las autoridades suizas suavizaron muchas normas en las dos últimas décadas para facilitar la cooperación con gobiernos que quieren recuperar bienes depositados en Suiza por déspotas antes de ser derrocados.

Pero despejar el camino para que todo extranjero que evade impuestos sea investigado requeriría cambios mucho más profundos.

UBS aceptó formalmente la responsabilidad de ayudar a que los estadounidenses oculten sus bienes a su gobierno y aceptó pagar 780 millones de dólares en multas y restituciones. También dio los nombres de unos 300 clientes estadounidenses que podrían haber cometido fraudes impositivos. Pero se niega a darle al Servicio de Rentas Internas estadounidense los nombres de todos los estadounidenses que tienen cuentas secretas en Suiza.

El ejecutivo de UBS Mark Branson dijo en una audiencia legislativa en Estados Unidos que el banco no puede revelar buena parte de la información que solicita Estados Unidos porque ello pondría a sus empleados en "serio peligro" de violar las leyes suizas.

El gobierno suizo se negó a enviar un representante a la audiencia.

La ministra de justicia suiza parece estar moderando su posición. Dijo que el gobierno consideraría ayudar en las investigaciones de "evasiones impositivas graves", lo que constituye una novedad.

El gobierno encara una delicada situación, pues procura evitar se colocado en una lista negra de países que dan refugio a evasores de impuestos cuando el Grupo de los 20 se reúna en abril en Londres, mientras que al mismo tiempo combate la resistencia interna a cualquier concesión. Los suizos no quieren modificar sus leyes de secreto bancario e incluso dos partidos de la coalición de gobierno se oponen a los cambios.

Se especula que los suizos podrían eliminar la distinción que hacen entre fraude y evasión fiscal.

Gerhard Roth, experto en cuestiones impositivas y socio de la firma de abogados GHR, dice que es "una distinción arbitraria creada para facilitar la evasión impositiva".

"Si Suiza quiere salvar su secreto bancario, tiene que movilizarse", sostuvo Roth. "En el mundo actual, ya no se puede decir que está bien desde un punto de vista moral colocar el secreto bancario por encima de la evasión fiscal".

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