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El peor enemigo de Goldman está en casa

La junta directiva del banco no pone control a sus ejecutivos, algunos señalados por fraudes; la entidad tiene una imagen muy golpeada, y tras el último escándalo, no podrá mejorarla.
mié 21 abril 2010 01:08 PM
Lloyd Blankfein, presidente ejecutivo de Goldman Sachs, y a otros 4 altos mandos, recibieron 322 millones de dólares en compensaciones en 2007. (Foto: Reuters)
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Cierto, ayer martes Goldman Sachs reportó que las ganancias de su primer trimestre habían casi duplicado las ganancias del mismo periodo del año anterior. Pero no todo es miel sobre hojuelas.

Los enormes bonos que la firma otorga a sus ejecutivos , y sus estrechas relaciones con Washington, han despertado la indignación popular desde que comenzó la crisis financiera. Ese enojo ahora crece tras saberse que la institución fue acusada por la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (la SEC por sus siglas en inglés) de engañar a algunos clientes al apostar en contra de los activos (atados a hipotecas de alto riesgo) en los que invirtieron.

Goldman rechaza las acusaciones, pero incluso quienes apoyan a la firma opinan que debe someterse a grandes cambios. Para empezar, que modifique la composición de su junta directiva y la actitud que tiene hacia el público.

"Goldman ha recibido una verdadera paliza en la corte de la opinión pública. Esa es una perfecta razón para hacer algunos cambios" sostiene Eric Jackson, gestor de un fondo hedge. Para Jackson, la junta directiva de Goldman ha sido demasiado condescendiente y carece de tablas para supervisar con diligencia a los altos mandos.

La junta está conformada por directivos que han dirigido empresas que previamente pagaron enormes cuotas al banco, como es el caso del magnate indio del acero Lakshmi Mittal y de James Johnson, ex director de Fannie Mae , poco dados a supervisar al presidente ejecutivo Lloyd Blankfein y a su equipo.

Además, a la junta directiva le falta inteligencia financiera. Mientras que el banco Citigroup ha fichado a gente como Jerry Grundhofer (quien fuera director de U.S. Bancorp) y a Anthony Santomero (expresidente de la Reserva Federal de Filadelfia), entre los altos directivos de Goldman no hay ningún director bancario o regulador que trabajara en el Gobierno.

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También están los escándalos: las autoridades están examinando el papel de Raja Gupta en el caso Galleon, éste dijo que no se reintegraría a la junta directiva de Goldman. Stephen Friedman, quien sigue en la junta, renunció a la Reserva Federal de Nueva York tras descubrirse que comerciaba con acciones de Goldman, algo censurable.

"La junta de Goldman se ha convertido en un pararrayos. Los rayos les caen una y otra vez" opina Eleanor Bloxham, directora de Corporate Governance Alliance. Y ello afecta a la impecable reputación que alguna vez tuvo la firma.

El ejemplo directivo de Citigroup

Goldman podría seguir el ejemplo de Citigroup. Vikram Pandit , presidente ejecutivo de Citigroup, ha tratado de subsanar los errores del banco luego de muchos tropezones. La junta directiva del banco ha sumado ocho nuevos miembros en el último año, y ha hecho pública su gratitud por el apoyo que los contribuyentes estadounidenses le dieron a través del rescate financiero. "Tenemos con los contribuyentes una enorme deuda de gratitud por ayudarnos en momentos críticos" dijo Pandit el lunes pasado al informar sobre las ganancias trimestrales de Citigroup.

El presidente ejecutivo de Goldman, Lloyd Blankfein, en cambio, emitió una vaga disculpa a finales del año pasado sobre el papel que el banco jugó en la crisis de las hipotecas subprime, poco después de haber declarado de manera infame que los banqueros hacían "el trabajo de Dios."

La junta directiva de Goldman se ha quedado obsoleta. Blankfein sigue desempeñándose como presidente y CEO, pese a la tendencia en los últimos años hacia un liderazgo directivo más independiente.

"El problema con los directivos de Goldman es si han sido capaces de controlar la agenda. Los directivos deben preguntarse ¿podemos hacer el trabajo?" indica Bloxham. Y dada la situación actual, es difícil creer que la respuesta sea "Sí".

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