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Ni el cabildeo salva a BP en Washington

La firma ha promocionado su imagen en las esferas de poder, incluso antes del derrame en el Golfo; pero toda su inversión, pasada y actual, pueden no bastar para salvarse de la furia de Washington.
jue 17 junio 2010 06:03 AM
El apoyo del sector ha BP se ha ido desvaneciendo entre las gigantes como Exxon Mobil, Shell, ConocoPhillips y Chevron. (Foto: Cortesía Fortune)
BP derrame buque mancha limpia (Foto: Cortesía Fortune)

Desde el 20 de abril, todas las miradas se han puesto sobre los esfuerzos de BP para limpiar el derrame masivo de petróleo en el Golfo de México. Lo que no es tan evidente para muchos es el esfuerzo monumental de BP para limpiar su imagen ante los ojos de Washington.  

Con algunas demandas en espera en varias cortes federales en Estados Unidos, y a la espera de que el presidente ejecutivo Tony Hayward declare ante el Congreso este jueves, esta semana será un marcador para definir si el músculo de Washington de BP puede ayudar a frenar algunas de las medidas punitivas extremas que piden los legisladores. Entre lo que intentará evitar se encuentra la demanda del Gobierno de Barack Obama para que BP organice un fondo multimillonario para pagar por los daños del derrame.

Como cabildero fuerte desde hace mucho tiempo en Washington, BP está bien posicionado para tener voz en el escrutinio federal. La compañía gastó cerca de 16 millones de dólares el año pasado para tener una influencia sobre el Congreso y los ejecutivos, y la tasa de gastos no ha bajado este año. Durante el primer trimestre de 2010, tuvo el segundo lugar de gasto en intereses de petróleo y gas, gastando 3.53 millones de dólares en cabildeo federal.

BP ha participado en cuestiones políticas desde hace mucho tiempo; la petrolera y sus empleados donaron 500,000 dólares a candidatos federales en 2008, y el presidente Obama fue el principal receptor, según el Centro de Políticas de Respuesta. Ahora, más que nunca, depende de su cabildeo político y de su fortalecida máquina de relaciones públicas que ha recibido formidables comentarios recientemente. Pero su éxito en el gobierno desde mayo pone en duda que pueda persuadir a los legisladores después del peor derrame en la historia de Estados Unidos. El dinero puede comprar una influencia más pequeña si está cubierto de petróleo.

Aún así, BP lo intenta. Los líderes que defienden a la compañía están formados por una lista de cabilderos como Tony Podesta, hermano de John Podesta, del Centro de Progreso de Estados Unidos, quien se rumora está redactando la respuesta de la Casa Blanca al derrame.

BP también contrató a Hilary Rosen, socia administrativa de Brunswick Group, mejor conocida por su cabildeo a favor del sector musical. En semanas recientes, también trajo a su lado a la compañía mediática bipartidista Purple Strategies. El estratega mediático republicano, Alex Castellano, asesor republicano de campañas presidenciales y el consultor demócrata Steve McMahon, ex asesor del candidato presidencial Howard Dean, dirigen la compañía, que ayudó a producir un comercial publicitario en televisión que presentó a Hayward. 

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La compañía también impulsó sus operaciones internas con la contratación de Anne Womack-Kolton, ex secretaria de prensa del ex vicepresidente Dick Cheney, para dirigir las relaciones mediáticas de la compañía.

Más regulaciones en el futuro

BP no ha estado sólo en Washington. La firma tiene ayuda importante por parte de su asociación de comercio industrial, el Instituto Estadounidense del Petróleo (API por sus siglas en inglés). Desde del derrame, el API ha intentado adelantarse a la crisis, dedicando una porción de sus sitios a preguntas y respuestas sobre el derrame . Mientras que el API se ha opuesto a las políticas energéticas del Gobierno de Obama, el grupo comercial trabaja en conjunto con la Casa Blanca para revisar los procesos de perforación y el equipo que se emplea para las perforaciones submarinas.

El API también lanzó una campaña la semana pasada intentando subrayar lo improbables que son los derrames de petróleo. "En los más de 60 años de exploraciones de gas y petróleo en el Golfo de México en Estados Unidos, nunca había ocurrido algo como el derrame de Deepwater Horizon", dice la publicidad. "Ya reunimos a los principales expertos para que hagan una revisión a fondo de los procedimientos de las perforaciones submarinas, desde operaciones rutinarias hasta respuestas de emergencia".

Hasta ahora, BP y el API han sido muy cuidadosos en materia de regulaciones futuras. Ambas han dicho que no se oponen a nuevas regulaciones de seguridad. Aún así, el sitio del API dice que "ha expresado su preocupación con el Gobierno sobre la efectividad potencial de las regulaciones de seguridad propuestas".

A pesar de los esfuerzos coordinados, la respuesta pública de BP ha tenido algunos tropiezos. Mientras que Tony Hayward, presidente ejecutivo de BP, es en gran parte responsable de la imagen que la compañía tiene en Washington , ha sido acusado de informar de forma incompleta al público para bloquear las caídas en las acciones y de haber hecho comentarios insensibles a los reporteros, diciéndoles que le gustaría "recuperar su vida". 

El aumento del escrutinio surge en un momento en el que la industria del gas y petróleo ya enfrentaba el prospecto de mayores regulaciones. El Congreso ya examinaba el impacto ambiental de las fracturas hidráulicas, un proceso que emplea agua bombeada a alta presión para liberar el gas natural atrapado en las piedras. El Departamento del Interior detuvo las perforaciones a más de 500 pies de profundidad por seis meses , y varios participantes de esta industria temen que esta medida pueda extenderse hasta que la comisión asignada ofrezca su análisis sobre el derrame.

Ya no hay un frente unido

A pesar de que cada vez hay más retos, la industria del gas y del petróleo ya tuvo cierto éxito repeliendo las regulaciones futuras. Después de apoyarse de los legisladores en los estados del Golfo para fijar el argumento de que las perforaciones submarinas son una gran fuente de vitalidad económica en el Golfo, las autoridades del Departamento del Interior hicieron una excepción a la moratoria para las compañías que perforan en aguas superficiales.

Si el pasado es un indicador de cómo atenderá BP la crisis, la petrolera se opondrá a mayores regulaciones. Junto con otras empresas, BP se opuso el pasado septiembre a los estrictos estándares de seguridad propuestos por la agencia que regula las perforaciones submarinas. Richard Morrison, vicepresidente de BP para la producción en el Golfo de México, escribió al Servicio de Manejo de Minerales de Estados Unidos que el sistema voluntario de procedimientos de seguridad sí funcionaba. Morrison escribió que mientras BP "apoya a las compañías que tienen un sistema que reduce los riesgos, accidentes, lesiones y derrames, no apoyamos las regulaciones extensivas y preceptivas de estos lineamientos".

BP podría enfrentar incluso una mayor oposición en Washington a medida que la industria del gas y del petróleo pierde solidaridad. Ejecutivos de industrias como Exxon Mobil, Shell, ConocoPhillips y Chevron distanciaron sus operaciones de BP mientras rindieron su declaración en la Cámara el martes pasado.

Pero los legisladores no lo creyeron todo. "Dicen que a ellos nunca podría ocurrirles un desastre similar", dijo el republicano Ed Markey, por el estado de Massachusetts, con respecto al testimonio de un ejecutivo. "Pero es un destino ciego, y precisamente eso representa una plataforma en el Golfo, que ocasionó este desastre".

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