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China, el reto de la filantropía

Para Warren Buffett y Bill Gates no es difícil convencer a los estadounidenses de donar su fortuna; pero al convocar una cena para hablar con magnates chinos hallaron una impensada resistencia.
mar 14 septiembre 2010 06:01 AM
La acumulación de riqueza en china es un tema relativamente nuevo que derivó de las reformas económicas en ese país. (Foto: Reuters)
yuan

Ya se le conoce como el Banquete de Multimillonarios de Beijing, una reunión planeada para el 29 de septiembre, organizado por dos de los empresarios más ricos y famosos del mundo: Warren Buffett y Bill Gates . Se supone que entre sus invitados se encontrarán 50 de los hombres más ricos de la economía con mayor crecimiento del mundo, China, ahora la segunda economía más grande del mundo , que algún día será la primera.

Quizás piensan que la sociedad de élite china, obsesionada con los negocios y el dinero, estaría suplicando por asistir a este evento para ofrecer parte de su sabiduría para los negocios a las dos leyendas estadounidenses. Y quizás tengan razón, pero lo que sí es un hecho es que Gates y Buffett vienen para dar a conocer su causa, conocida como "La promesa de los multimillonarios", con la que intentan convencer a los ricos de todo el mundo a donar la mitad de su riqueza a causas caritativas.

En Estados Unidos, este no es el motivo de controversia. Las donaciones de caridad son un rasgo reconocido entre los estadounidenses : dos de los hombres más ricos del mundo están intentando convencer a los demás ricos de ser generosos. Para la mayoría de los estadounidenses, esta bondad y compromiso se compara con insistir para que un niño haga bien su tarea o se coma todas sus verduras.

Esto es lo que hace que la reacción de China al banquete próximo sea tan interesante: hasta ahora, la respuesta ha sido aparentemente menos emocionante a la esperada. Lo primero que hicieron algunos de los invitados fue hacer una llamada para asegurarse de no estar asistiendo a un evento forzado donde se les obligaría a ceder su dinero. Una cantidad menor de los 50 invitados llamó para preguntar si debían responder a la "promesa" con un donativo en la cena, dijo Jing Zhang, encargado de prensa de la Fundación Bill y Melinda Gates, organización que coordina el evento del 29 de septiembre. A esto, la respuesta fue no, pues todo lo que Gates y Buffett quieren hacer es hablar.

La conversación será interesante. La acumulación de riqueza es, sin duda, un fenómeno nuevo en la China moderna. En los últimos 30 años, desde la apertura económica de Deng Xiaoping, este país ha creado un asombroso número de ricos: un sondeo conocido como el Análisis Hurun, que intenta realizar el conteo de chinos con riquezas en el país, ha señalado que el número de multimillonarios es de 875,000, una cifra que, por decirlo de alguna forma, puede ser un cálculo conservador (por decirlo de otra forma, es un cálculo ridículamente bajo). 

Pero como la gran mayoría de los ciudadanos chinos aún gana menos de 100 dólares al mes, la brecha entre ricos y pobres es muy pronunciada y cada vez crece más, por lo que es un asunto muy sensible para el gobierno en Beijing. Además de esto, la recolección de impuestos suele ser aleatoria, y la corrupción sigue siendo un problema fuerte en China, por lo que es entendible que muchas de las personas ricas en China se esfuercen para no destacar.

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La idea de realizar una conferencia de prensa, como lo hizo Buffet hace varios años, para decir que van a donar su dinero , sólo hace pensar a los chinos que se está realizando un sondeo para averiguar en cuánto consisten exactamente sus riquezas. El simple hecho de asistir a la cena de Buffett y Gates será suficiente para crear un frenesí de "quién es más rico que quién" en la blogósfera china, algo que no todos los magnates chinos quieren que pase.

El filántropo más prominente de China

La excepción más notable a esta regla general es, hasta ahora, Chen Guang-biao, un empresario de Juangsu, una de las provincias más prósperas de China. Comenzó en el negocio de la demolición (la China moderna ha tendido que deshacer gran parte de la China antigua para dejar espacio a las nuevas construcciones), y ahora maneja una compañía llamada Jiangsu Huangpu Renewable Resources, que obtiene material de los viejos edificios demolidos y lo recicla para crear productos usables. Chen anunció el 7 de septiembre que dejará su fortuna entera, calculada el año pasado en alrededor de 660 millones de dólares, a obras de caridad.

"Es una acción grande y noble, la de regresar tu fortuna al mundo antes de dejarlo", dice. "Y sería una pena morir con ese dinero, así que donaré todos mis bienes a la filantropía en vez de sólo la mitad cuando vaya a morir".

En entrevista con Fortune, Chen dijo que no cree que haya una cantidad suficiente de chinos con "los valores adecuados" para donar más a misiones caritativas, pero cree que con el tiempo, China será tan filantrópica como cualquier otra nación. Chen dice que se sintió motivado a hacer la promesa, en parte, porque había escuchado que la respuesta a la cena de Buffett y Gates había sido opaca. Y esto no le hará ganar muchos amigos en la sociedad china de hoy.

Quizás pasará un tiempo antes de que Chen cumpla su promesa. Como la mayoría de los chinos ricos nuevos, es un hombre joven, de sólo 42 años de edad, pero ya es el filántropo chino más prominente. Fue el primero en ofrecer ayuda, tanto económica como material, para el devastador terremoto de 2008 , y cuando otro terremoto azotó la provincia rural de Qinghai este año.

Para ser justos, la filantropía en China sí está creciendo, aunque a un ritmo lento. Según el Análisis Hurun, los 50 contribuyentes más generosos de China donaron 1,200 millones de dólares el año pasado, un promedio de 25 millones de dólares cada uno. Esta cifra no se compara con los niveles de Estados Unidos, pero representa ocho veces el promedio donado en 2004, cuando Hurun comenzó a llevar registro de los donativos de caridad en China.

Pero la actitud de Chen y de los que lo siguen sigue siendo algo raro en la China de hoy. Los empresarios privados del país, muchos de los cuales empezaron con poco, con negocios familiares, creen que el bienestar debe permanecer en la familia y ser reinvertido (algo fácil de hacer hoy dado que China lleva años hablando de un impuesto a las herencias pero aún no lo ha implementado).

La actitud más típica es la de Zong Qing Hou, presidente ejecutivo del creador de bebidas Wahaha, quien encabezó la lista de Forbes de los hombres más ricos en China este año. Admitió que rechazó la invitación al Banquete de Multimillonarios por un problema de logística, pero dijo a un periódico chino: "desde el fondo de mi corazón, no me gusta este tipo de eventos. La caridad real implica crear fortunas reales para la sociedad: empresarios que usen su dinero para invertir y crear más oportunidades de trabajo y mayor bienestar para la sociedad. Eso es lo que nuestra sociedad necesita".

Es una pena que no pueda asistir al Banquete de Multimillonarios. Con él y Chen en la mesa, los dos estadounidenses no tendrían que hablar mucho, sólo podrían permanecer sentados para escuchar el argumento, uno que ahora, gracias a ellos, es de suma importancia entre los más ricos de China.

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