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Moffat, tras su amorío va a la cárcel

El ex vicepresidente de IBM deberá cumplir seis meses en prisión por dar información a su amante; si logra iniciar un negocio o que lo contraten en otra firma, se libraría del estigma del escándalo.
vie 17 septiembre 2010 06:02 AM
Robert Moffat compartió información privilegiada con su amante, analista de fondos de cobertura en New Castle. (Foto: Reuters)
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Era un ambicioso ejecutivo cuya carrera terminó en desgracia después de haber sido acusado de dar información privilegiada a su amante. Ella, a cambio, pasó los secretos a otro amante, en un triángulo amoroso de sexo, llamadas y pistas de inversión. 

No estamos hablando de Robert Moffat, ex vicepresidente de IBM que el martes fue sentenciado a seis meses en una prisión federal tras declararse culpable de fraude y conspiración en torno al caso de tráfico de información de Galleon. Estamos hablando de la espectacular caída del banquero de inversión James McDermott Jr. Hace poco más de una década.

El caso de McDermott tiene muchas similitudes con el caso de Moffat, y nos da una idea de lo que le depara el destino a la ex estrella de IBM, quien en algún momento era el favorito para el puesto de presidente ejecutivo. El caso de McDermott muestra que aunque una condena en prisión cobra la deuda formal del convicto con la sociedad, no marca el fin de su castigo.

En los días de gloria de McDermott, él era toda una estrella. Era presidente ejecutivo del banco de inversión Keefe, Bruyette & Woods, en la década de los noventa, y parecía tenerlo todo: una participación en el negocio de la televisión por cable, con un sueldo de 4 millones de dólares al año.

Pero después cayó con la mujer equivocada: en 1996 comenzó a tener una relación fuera del matrimonio con Kathryn Gannon, ex estrella de películas de adultos cuyo nombre artístico era Marylin Star. En varias ocasiones McDermott dio información sobre acciones a Gannon, según los fiscales. Ella pasó la información a otro novio, quien a su vez, volvió a pasar la información.

La confianza de Moffat en una mujer también fue traicionada. Su amante, Danielle Chiesi, era una tenaz analista de fondos de cobertura en el fondo de cobertura New Castle, quien logró conseguir información sobre acuerdos futuros gracias a su relación con Moffat. Ella fue acusada de pasar la información a su jefe, y en ocasiones, a su amante, Mark Kurland.

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Ni Chiesi ni Kurland se beneficiaron personalmente de la información, pero New Castle sí lo hizo. Chiesi se declaró inocente y sus abogados dijeron que está planeando su defensa. Las autoridades federales amasaron información contra Chiesi interfiriendo su línea telefónica. En el caso de McDermott, no lograron interferir su línea y dependieron de evidencias circunstanciales. Para atraparlo, los investigadores confrontaron decisiones de inversión con 800 llamadas entre Gannon y McDermott, 29 de ellas realizadas el mismo día.

McDermott fue arrestado en 1999, y fue sentenciado por tráfico de información y conspiración. Su condena fue de 8 meses en prisión pero fue liberado después de cinco meses, tras ganar una apelación. La corte de apelaciones descubrió que el gobierno no podía probar su caso de conspiración y había alterado los procedimientos, sugiriendo que McDermott tenía una relación ilícita con Gannon.

Pero el gobierno intentó iniciar un nuevo juicio, y en 2001, McDermott se declaró culpable de un solo cargo de tráfico de información. Dos años después, dijo al Wall Street Journal que lidió con la presión del juicio con antidepresivos, terapia y con el apoyo de su familia, y agregó que esas son las cosas que te ayudan a sobrevivir en momentos de incertidumbre y falta de control. En 2002, Gannon también se declaró culpable de dos cargos penales y pasó dos meses tras las rejas.

La vida después de la cárcel

La vida no ha sido fácil para el ex banquero de inversión. Un negocio de trabajo de madera que había comenzado se fue en picada, los embargos fiscales preventivos, estatales y federales, se multiplicaron y, según el New York Times, su casa sufrió una ejecución hipotecaria esta primavera. También atravesó una terrible lucha legal con sus hermanos por una herencia familiar. 

"Es un ser humano maravilloso que no merecía lo que le pasó y debe pagar más de lo que su sentencia le obliga por el resto de su vida", dijo una mujer que respondió el teléfono en la casa de McDermott en Westchester, el lunes por la noche. Se negó a identificarse, sólo dijo que ha pasado toda su vida con él. "Nunca se ha rendido y yo nunca le he dado la espalda". Agregó que McDermott estaba fuera del país y no estaba disponible para hacer comentarios. Ella también dijo que McDermott no habla mucho de sus días en prisión; dijo que la prisión es un "gran ecualizador" y que Moffat perderá cualquier orgullo que tenga cuando esté ahí. Su consejo es que rece, lea y conozca a su ser espiritual.

Con respecto a la esposa de Moffat, Amor, ella le recomienda que no lo visite en la cárcel. "Es muy desmoralizante", dijo. "No hay nada que puedas decir o hacer".

Moffat pidió ser llevado a la institución correccional federal de Otisville, Nueva York, a una distancia razonable de su casa en Connecticut. La decisión depende de la Oficina Federal de Prisiones. Bernard Madoff no logró que su petición fuera tomada en cuenta, pues él quería ser llevado a la misma prisión, cuya reputación es de ser una de las menos pesadas para cumplir una condena en el sistema federal. El juez ordenó a Moffat reportarse en prisión el 30 de junio de 2011, pero quizás pida comenzar con la sentencia antes de esa fecha.

El destino de Moffat en prisión no es claro. Aunque casi llega a la cima en IBM, no olvida sus raíces obreras y no eludirá tareas físicas, además, le será fácil ajustarse al régimen de prisión para levantarse de madrugada y someterse a controles regulares.

El futuro de Moffat

Es afortunado de muchas formas; aunque quiso evitar una sentencia en prisión, su sentencia de seis meses es, según estándares federales, muy ligera, pues el 98% de los internos federales pasan más de un año tras las rejas.

Por otro lado, Chiesi, la ex amante de Moffat, podría pasar décadas en prisión de ser hallada culpable. Su jefe, Kurland, se declaró culpable de dos cargos de valores y recibió una condena de 27 meses.

¿Y qué hay de su vida después de prisión? No tiene que ser nefasta. Varios individuos de alto perfil asociados a casos sonados de tráfico de información han logrado recuperarse, como Michael Milken y Martha Stewart. Con sus antecedentes criminales, un puesto en una compañía pública quizás no esté en consideración, pero será fácilmente contratado como consultor; con sus antecedentes de administración financiera y de control de la cadena de suministros, podría ser contratado por alguna compañía o quizás pueda volverse un conferencista motivacional. Un amigo suyo lo invitó a hablar sobre sus experiencias en una conferencia legal que se llevará a cabo pronto; el tema de la conferencia es ética en los negocios.

Incluso si Moffat logra una transición exitosa al salir de prisión, siempre estará asociado a este escándalo, no a sus logros en IBM. "Lo más doloroso es saber que mis acciones lastimaron a mi esposa y a mis hijos, a mis hermanos, amigos y colegas, y a IBM, pues todos ellos confiaban en mí", dijo Moffat al juez durante una audiencia. "Los decepcioné, no cumplí con las expectativas, valores y ética que son los fundamentos de lo que soy".

La prensa tampoco lo olvidará. Después de la audiencia del martes, un reportero del New York Post siguió a Moffat al elevador de la Corte e intentó abordar el elevador junto con él. El ex corredor estrella cortó camino al reportero, diciéndole a gritos, "aléjate de mi familia", citó el Post

Ese fue un último intento de Moffat por proteger a sus seres queridos y evitar que aparezcan en los titulares agresivos, provocados por su propia imprudencia.

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