Publicidad

Síguenos en nuestras redes sociales:

Publicidad

La de Bill Gates, una historia de éxito

El nacimiento de un multimillonario y uno de los hombres más ricos del mundo, según Fortune; siendo Microsoft una firma revolucionaria, su salida a la Bolsa no fue fácil y requirió de alianzas.
mar 15 marzo 2011 06:01 AM
A 25 años de la oferta pública inicial de Microsoft, Bill Gates se ha alejado de la operación diaria de empresa. (Foto: AP)
Bill Gates joven (Foto: AP)

En el 25 aniversario de la oferta pública inicial de Microsoft, Fortune presenta la nota de la portada de 1986, en la que seguimos al joven Bill Gates mientras se preparaba para hacer su compañía pública. Ésta es la historia del nacimiento de un multimillonario. Nota del editor: esta nota fue publicada por primera vez el 21 de Julio de 1986 en Fortune. Como Bro Uttal dijo al editor de Fortune, Marshall Loeb, en aquel entonces, "dudo que se haya publicado una historia como ésta antes, y dudo que se publique de nuevo".

Hacerse público es uno de los principales sacramentos del capitalismo, concediendo una súper riqueza a algunos empresarios talentosos y suertudos. De las más de 1,500 compañías que han atravesado el rito de hacerlo en los últimos cinco años, pocas han disfrutado de la amistosa bienvenida de los inversionistas como lo hizo Microsoft, el fabricante de software para computadoras personales con base en Seattle.

Sus acciones, vendidas en 21 dólares el 13 de marzo, crecieron a 35.50 dólares en el mercado de mostrador antes de fijarse recientemente en 31.25 dólares. Microsoft y sus accionistas recaudaron 61 millones de dólares.

El principal ganador fue William H. Gates III, cofundador y presidente de la compañía. Sólo recibió 1.6 millones de dólares por las acciones que vendió, pero al hacerse pública la participación que tiene de 45 por ciento, colocó un valor de mercado de 350 millones de dólares.

Como prodigio del software, ayudó a crear Microsoft cuando aún era un adolescente. Y a sus 30 años, quizás es uno de los 100 estadounidenses más ricos.

Gates cree que otros empresarios podrían aprender de la experiencia de Microsoft en crear lo que algunos analistas consideran "el negocio del año", por lo que invitó a Fortune a echar un vistazo del arduo proceso de 5 meses. Las compañías no suelen permitir un vistazo tan cercano a una oferta porque temen que la Comisión de Mercados y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) los acuse de ofrecer su acción.

Publicidad

Hubo respuestas a una serie de preguntas fascinantes, desde cómo es que una compañía elige a sus banqueros de inversión, hasta cómo se fija el precio de una oferta. Un hecho sorprendente es que, en lugar de recurrir al clero de los aseguradores de Wall Street, se hizo cargo del proceso él mismo.

Nos preguntamos si Microsoft esperó demasiado. Fue fundada en 1975, como el productor de software para computadoras personales más antiguo, y con 172.5 millones de dólares en ingresos en los últimos cuatro trimestres, es el segundo más grande después de Lotus Development. Los principales éxitos de Microsoft son sus sistemas operativos PC-DOS y MS-DOS, el software básico que hace funcionar millones de computadoras IBM y clones.

La compañía también se ha hecho rica con miles de versiones de lenguajes computacionales y un conjunto de programas de aplicaciones de venta fácil, como hojas de datos y paquetes de procesamiento de palabras para IBM, Apple y otras computadoras personales.

Pero Microsoft mantuvo el paso cuando dos de sus archi-competidores, Lotus y Ashton-Tate, hicieron crecer sus acciones a un total de 74 millones de dólares en 1983. Tampoco se inmutó en 1984 y 1985, cuando otras tres compañías de software micro computacional lograron vender 54 millones de dólares en acciones. Las razones fueron simples. A diferencia de sus competidores, Microsoft no estaba dominado por inversionistas de capital de riesgo ansiosos por recuperar ganancias.

El negocio generaba dinero. Con ganancias antes de impuestos del 34% de los ingresos, Microsoft no necesitaba dinero externo para crecer, y Gates valoraba el control de su tiempo y compañía más que la riqueza personal.

El dinero nunca ha sido básico para este vástago soltero de una familia líder en Seattle, cuyo padre es socio de un despacho legal importante y cuya madre es regente de la Universidad de Washington y directora de Pacific Northwest Bell. Gates, un hombre blanco insípido confesó ser un "raro", un nerd de biblioteca, que se concentra sólo en el negocio computacional aunque domina todo tipo de conocimiento con gran habilidad.

Raramente, Gates es un hombre que se lleva bien con las chicas y es un conductor veloz y amigable que ha acumulado muchas multas de tránsito, incluso en el lento Mercedes de diesel que compró. Gates dejó Harvard después del segundo año para vender a los creadores de computadoras personales la idea de una versión del lenguaje computacional Basic que había escrito con Paul Allen, cofundador de Microsoft. Con su competitividad y sarcasmo, Gates se aventuró a crear una compañía dedicada a la excelencia tecnológica. "Como el ego de Bill va a Microsoft, es su primer hijo", dijo un amigo.

Gates temía que la oferta pública lo distrajera a él y a sus empleados. "Todo el proceso era terrible", recuerda, "y un dolor permanente cuando ya eres público. La gente se confunde porque el precio de la acción no refleja tu desempeño financiero. Y cuando un comerciante de acciones llama al presidente ejecutivo y le hace preguntas se pierde tiempo. Los mecánicos no deberían preguntar al conductor sobre el aceite".

Pero la oferta pública era cuestión de tiempo. Para atraer a gestores y programadores virtuosos, Gates les había estado vendiendo acciones y opciones. Microsoft estimó que para 1987, 500 personas tendrían acciones, lo suficiente para obligar a la compañía a registrarse con la SEC; entonces, la acción tendría un mercado público, pero uno tan estrecho que dificultaría el comercio.

Pero como tendría el registro, Microsoft podría vender suficientes acciones para que los inversionistas crearan un mercado líquido. Gates dijo que 1986 sería el año. "Una proyección de propiedad de acciones mostraba que teníamos que hacer la oferta pública en algún momento", dijo Jon A. Shirley, de 48 años de edad, presidente y director operativo de Microsoft. "Decidimos hacerlo cuando quisimos, no cuanto tuvimos que hacerlo".

En abril de 1985, Gates, Shirley y David F. Marquardt, de 37 años de edad y el único capitalista de riesgo en Microsoft (él y su compañía tenían el 6.2% de las acciones) idearon la oferta. Pero Gates temió; adelantándose a las preguntas de los inversionistas, quiso lanzar dos productos importantes, y uno de ellos tendría que esperar un año. Firmó un acuerdo con IBM para desarrollar programas. También quería tiempo para analizar a los empleados clave que tenían acciones u opciones y que podrían dejar la compañía una vez que las tenencias se fueran vendibles en el mercado público. "Me reservo el derecho a decir que no hasta octubre. Que no les sorprenda si lo cancelo", dijo Gates.

Durante la reunión de la junta directiva del 28 de octubre, un día después de la fiesta en patines por los 30 años de Gates, el presidente había hecho su sondeo y se sentía más accesible. La junta decidió que era hora de seleccionar aseguradores y la tarea fue de Frank Gaudette, de 50 años de edad, director financiero que había entrado a la compañía un año antes. Gaudette sólo le dio forma a Microsoft en Wall Street. Hablaba en tonos neoyorquinos, donde su difunto padre era cartero, y se enorgullece de sus calles. Ya había ayudado a hacer la oferta de otras tres compañías, todas de software y servicios.

Los aseguradores potenciales, oliendo millones de dólares en cuotas, llevaban años tras Microsoft. Habían asistido a conferencias tecnológicas, bazares donde los empresarios, inversionistas y banqueros se prestaban atención. Querían acercarse a Gates y a Shirley. Gaudette se la pasaba en cenas dedicándose a hacer ventas.

Gaudette propuso que como Microsoft estaba bien establecido, merecía tener un nombre digno de Wall Street como su asegurador primordial. Esta compañía de inversión reuniría un sindicato de aseguradores que eventualmente fue de 114. También colocaría la acción entre aseguradores e inversionistas para llevarse enormes cuotas por su trabajo. Gaudette sugirió una boutique tecnológica para aumentar el atractivo de Microsoft a los inversionistas especializados en acciones tecnológicas.

Estrechar el campo de boutiques fue fácil. Sólo cuatro compañías eran conocidas como especialistas en financiar compañías tecnológicas: Alex Brown & Sons de Baltimore, L.F. Rothschild Unterberg Towbin de Nueva York, y dos centrales en San Francisco, Hambrecht & Quist y Robertson Colman & Stephens. Seleccionar la lista de nombres de Wall Street fue más difícil. Algunas compañías, como Merrill Lynch y Shearson Lehman, no habían investigado lo suficiente.

La junta redujo los competidores a Goldman Sachs, Morgan Stanley y Smith Barney, además de Cable Howse & Ragen, una compañía de Seattle que sería un tercer co-gestor, y Gates y Shirley decidieran que valía la pena satisfacer a los inversionistas locales. "Mantennos a Bill y a mí fuera de esto, porque no podemos perder tiempo. Danos una recomendación en un par de semanas", dijo Shirley a Gaudette.

En noviembre, Gaudette llamó a los octavos bancos de inversión que habían sobrevivido la primera selección. "Necesitamos medio día con ustedes, den lo mejor y esperen a que yo les llame. Tomaré la decisión antes del Día de Gracias. Pero recuerden que es mi decisión, no molesten a Bill o a Jon". Gaudette hizo las preguntas básicas (¿porqué su compañía debería estar en la portada de los prospectos de Microsoft?) y las particulares (¿cómo, a quién y por qué distribuirías las acciones?). 

Después de un paseo por Nueva York, Baltimore y San Francisco, Gaudette hizo su recomendación a Gates y Shirley el 21 de noviembre. Después de fue 10 días de vacaciones a Hawai, para celebrar su 50 aniversario en el estado 50. No se anunciaría la decisión sino hasta su regreso. Es un negocio de contactos, y movilizaron sus clientes, muchos de ellos proveedores y clientes de Microsoft, para asediar a Gates y a Shirley.

Gaudette había calificado en una escala del 1 al 5 a los inversionistas en 19 categorías distintas. También subrayó que la química entre ellos y Microsoft determinaría al ganador.  Entre las principales casas, Gaudette estaba impresionado con Goldman Sachs, que liga su grupo de aseguradores muy de cerca con los corredores y es muy cuidadoso con la identidad de los compradores institucionales grandes.

Por esas razones, Gaudette pensó que Goldman sería muy bueno para mantener el orden del mercado mientras los empleados de Microsoft cobraban sus acciones gradualmente.

El 4 de diciembre, después de reunirse con Gates y Shirley, Gaudette habló con Eff W. Martin, de 37 años de edad, vicepresidente de Goldman en San Francisco que quería estar con Microsoft desde hacía 2 años. "Ustedes me gustan, y Microsoft quiere darles su dinero el 11 de diciembre en Seattle. ¿Pueden venir?", le dijo Gaudette. La cena en el elegante Rainer Club fue incómoda. La mayoría de los asistentes se conoció ahí por primera vez. La forma en la que se relacionaran podría cerrar o cancelar el trato. Y los más rudos de Microsoft no facilitaron las cosas.

Gates, que había escuchado historias terroríficas sobre banqueros de inversión, estaba cansado y se preparaba para aburrirse. Shirley quería saber exactamente cómo es que Goldman pensaba que podrían ser las cosas para Microsoft.

Durante casi una hora, Martin y tres colegas explicaron sus esfuerzos. Nacido en Oklahoma, y amable por naturaleza, Martin quiso llamar su atención. Pero no fue sino hasta que habló de los precios de las acciones de la compañía cuando Gates se cruzó de brazos y comenzó a mecerse en su silla, mostrando interés. Al final de la cena, Martin, ansioso por cerrar con broche de oro, dijo que "Microsoft podría tener la oferta pública inicial más visible de 1986 o de la historia".

"No escupieron su cena y parecían gente buena", dijo Gates a sus colegas en el estacionamiento. "Creo que deberíamos aceptarlos".  Él y Shirley regresaron a las oficinas centrales de Microsoft, para discutir aseguradores co-administrativos. Gaudette se inclinó hacia Robertson Colman & Stephens. Brown había estado cultivando a Microsoft más que cualquier otro banco. "Mejor malo por conocido que bueno por conocer", dijo Shirley. Tres días después, la junta bendijo la selección de Goldman Sachs y Alex Brown.

La oferta se puso en acción el 17 de diciembre, en una reunión en Microsoft. Fue la primera reunión de los participantes principales: la compañía con sus auditores y abogados, así como aseguradores y sus abogados. Primero había confusión. La neblina típica de Seattle hizo que algunos jugadores clave llegaran tarde.

Una de las prioridades de Microsoft es hacer que los prospectos sean "a prueba del jurado", redactados de tal forma que ningún accionista pueda esperar ganar una demanda afirmando que fue informado insatisfactoriamente. La compañía había insistido en que el consejo de aseguradores fuera Sullivan & Cromwell, una compañía de Wall Street. Gaudette se ofendió al ver que la compañía sólo había enviado a un asociado, no a un socio.

La lista de 27 puntos cubría cada fase de la oferta. Gates dijo que su compañía contemplaba un acuerdo de 40 millones de dólares. Microsoft recaudaría 30 millones vendiendo 2 millones de acciones a un precio asumido de 15 dólares. Los accionistas, que seguían la regla informal de Gates de que nadie debía dejar más del 10% de sus tenencias, juntarían los otros 10 millones de dólares con 600,000 acciones. Los aseguradores tendrían la opción de vender más acciones. Si ejercían la opción de 300,000 acciones más por parte de la compañía, casi el 12% de las acciones de Microsoft terminarían en manos públicas, lo suficiente para crear la liquidez que buscaba la compañía. 

Gates había pensado mucho sobre el precio. Guiado por Goldman, sintió que el mercado produciría un múltiplo mayor de precios sobre ganancias a Microsoft que cualquier otra compañía de software como Lotus y Aston-Tate, que tienen líneas de productos más estrechas. Pero pensó que el mercado daría a Microsoft un múltiplo más pequeño que las compañías que crean software para computadoras de unidad principal porque suelen tener registros más largos e ingresos más predecibles. El precio de apenas 15 dólares, más de 10 veces las ganancias estimadas para el año fiscal 1986, colocaría los múltiplos de Microsoft entre los de las compañías de software y de los fabricantes de unidades principales.

Surgió una serie de preguntas en la junta. Tanto Shirley como Gates estaban preocupados de que hacerse públicos interfiriera con la capacidad de negocios de Microsoft. Shirley se preguntaba si los tres directores principales de Microsoft serían necesarios para  el "show", es decir, las reuniones en las que los representantes de las compañías explicarían la oferta a los corredores e inversionistas. Gates intentó escapar de eso diciendo en tono de burla que hicieran la acción lo suficientemente barata como para que no los necesitaran para venderla.

El abogado de Microsoft, William H. Neukom, de 44 años de edad, socio en Shidler McBroom Gates & Lucas (ese Gates es por el padre de Bill, William H. Gates) fue otro problema. La compañía tendría que bajar el tono de sus palabras para que no pareciera que estaban ofreciendo la acción. Los comunicados de prensa ya no se referían a ciertos programas de Microsoft como "estándares en la industria", sin importar lo cierto de la frase. Neukom revisaría las declaraciones oficiales de la compañía, que también incluía un prefacio de un libro que Gates escribía sobre nuevas tecnologías computacionales.

La parte más tediosa de hacer a la compañía pública fue la redacción de un prospecto. Fue una tarea llena de contradicciones. Por ley, las acciones de Microsoft podrían venderse sólo con base en la información de su documento. Si la SEC se quejaba de la versión preliminar, Microsoft tendría que enmendar una, invitando rumores de que el acuerdo fue tramposo. Pero sin importar lo alegre del prospecto, varios inversionistas no lo leerían antes de comprar. Entonces, si el precio del marcado caía, leerían meticulosamente el texto en busca de una malinterpretación para demandar.

Pero el prospecto no podía ser muy conservador. Al igual que todo este tipo de documentos, tenía que ser una herramienta de ventas discreta que acentuara sus fortalezas, mientras disimulaba lo más posible de sus competidores.

Incluso antes de que Microsoft eligiera a sus aseguradores, Robert A. Eshelman, de 32 años, abogado en Shidler McBroom, había comenzado a redactar el prospecto. Neukom, que acababa de dejar Shidler McBroom para unirse a Microsoft, pasó la primera semana de 1986 con Eshelman, creando ideas sobre los productos y negocios de la compañía. Dos días a la semana por las siguientes tres semanas, muchas de las personas en la junta colectiva se volvieron a reunir para editar el documento.

En la primera sesión, el 8 y 9 de enero, los aseguradores llevaron a sus analistas de seguridad para realizar una examinación completa. Gaudette estaba tranquilo porque Sullivan & Cromwell habían conversado con un socio en su oficina de Los Ángeles, Charles F. Rechlin, de 39 años. Gaudette lo había conocido hace años y le impresionó cuánto había cambiado.

Durante 10 horas, Gates, Shirley y otros gestores describieron exhaustivamente sus partes del negocio y plantearon preguntas. Sorprendentemente, el personal de Microsoft fue más conservador y pesimista que los interrogadores. Steven A. Ballmer, de 30 años de edad, un vicepresidente que suele ser descrito como el alter ego de Gates, planteó tantos escenarios para el fallecimiento de Microsoft que un banquero tuvo que decirle: "no me gustaría escucharte en un día malo".

A finales de enero solo faltaba resolver un punto clave: la proporción del precio de las acciones. el mercado alcista que comenzó en septiembre había seguido creciendo, aumentando los múltiplos de precios por ganancias de otras compañías de software. Los seguradores sugirieron un rango de precio de entre 17 y 20 dólares por acción. Gates insistió, y lo redujo a 16 y 19.

Su argumento era muy conservador: 16 dólares garantizaría que los aseguradores no tuvieran que bajarse para vender las acciones, mientras que el precio de 20 llevaría el valor de mercado de Microsoft por encima de 500 millones de dólares, que a él le parecía un precio incómodamente alto. "Eso fue poco usual", dice Christopher P. Forester, presidente del grupo de finanzas de alta tecnología de Goldman Sachs. "Pocas compañías buscan un rango menos que lo que recomiendan los aseguradores".

El 1 de febrero, un mensajero llegó la prueba final del prospecto a Los Ángeles para que lo aprobara Sullivan & Cromwell, y después fue a Washington con 13 copias. Dos días después, Microsoft se registró con la SEC, los aseguradores enviaron 38,000 copias del prospecto y los abogados esperaban con ansias comentarios de los reguladores.

Gates lidió con otro tipo de preocupaciones: parientes, amigos y conocidos de los gestores de Microsoft, desde el médico de Gates hasta los cuates de la prepa de Gaudette, llamaban pidiendo comprar acciones al precio de oferta. Excepto por una docena de personas, incluyendo a la abuela de Gates y su ex ama de llaves, que querían pequeños lotes por razones sentimentales, Gates rechazó a casi todos. "No voy a conceder ninguna de estas peticiones", dijo. "No me gusta nada de esto. Estoy soñando en vender software, no acciones".

Los ensayos para el show dramatizaron los diferentes enfoques de Gates y Gaudette en el proceso. Neukom, el abogado de Microsoft, había amonestado a Gates para que no dijera nada a nadie sobre el prospecto o sobre otro tipo de información. En las oficinas de Goldman Sachs en Nueva York, en el ensayo del 7 de febrero, Gates se preguntó qué sentido tendría dar un discurso con su boca cerrada.

Ante 30 banqueros de inversión y vendedores, asumió un tono monótono y robótico, poco usual para cubrir las fortalezas clave de Microsoft. Le irritó que un crítico dijera que fue un buen esfuerzo, pero que pudo hacerlo mejor. Gates respondió: "¿crees que debo decir cosas aburridas de forma interesante?".

Pero Gaudette se sentía como pez en el agua. Alabó el récord de la compañía, usando clichés y bromas simples. "Cuando de ganancias se trata", dio mostrando una gráfica de cambios trimestrales, "el camino es difícil, pero el camino sólo tiene una dirección: arriba".

Al describir el capital de los accionistas de 72 millones de dólares y su falta de deuda a largo plazo, Gaudette bromeó con Goldman Sachs sobre un eslogan para la casa de inversión: "hicimos dinero a la antigüita: nos lo ganamos".

El show siguió en Phoenix el 18 de febrero, y después en otras 8 ciudades importantes, incluyendo Londres y Edimburgo. Gates se relajó un poco, pues pudo impulsar sus productos y acciones en varios puntos. En Londres, Eff Martin de Goldman llevó al grupo al Observatorio Real en Greenwich, los llevó a Los Miserables y entraron a un popular club llamado Annabel's. Gates bailó toda la noche con Ruthann Quindlen, analista de seguridad de Alex Brown.

La festividad fue apropiada. Varios inversionistas institucionales grandes indicaron que se llevarían la porción más grande que pudieran. A finales de febrero, el promedio industrial del Dow Jones superó 1,700. En Londres, Marin dijo a Gaudette que el grupo de Goldman consideraba a Microsoft como una gran oportunidad. El rango de precio de 16 a 19 debía subir, y también el número de acciones vendidas.

Los aseguradores querían entrar al mercado mientras duraba la euforia, pero la SEC no daba luz verde. El 4 y 5 de marzo un analista de la SEC hizo sus comentarios sobre el prospecto preliminar a Eshelman.

La SEC había notado todo tipo de defectos, como el hecho de que Gates no tuviera contrato. Su mayor preocupación era que los aseguradores colocaban acciones de forma tan amplia como para hacer que la oferta fuera verdaderamente pública, y no sólo una bonanza para un puñado de inversionistas privilegiados. Eshelman se sintió aliviado. "Fue un análisis profundo, pero nada como para enfermarme", dijo.

El 6 de marzo, los abogados y auditores de Microsoft llamaron a la SEC para negociar cambios. La compañía convenció a dos accionistas de vender 295,000 acciones adicionales. El día siguiente, mientras los abogados analizaban las pruebas de una prospecto revisado, Gaudette luchó entusiastamente por elevar el precio. Eff Martin, de Goldman, que había volado a Seattle esa mañana, tenía buenas noticias. El "libro" de Microsoft, la lista de órdenes de compra de inversionistas institucionales, era una de las mejores que había visto Goldman.

Los aseguradores esperaban que la acción se comerciara a 25 dólares varias semanas antes de abrir. Una serie de grandes compradores potenciales mostró que el precio de oferta de entre 20 y 21 dólares cerraría el trato.

Gates pidió a Martin que se retirara mientras hablaba con Shirley y Gaudette. Fue un Gates distinto al de antes, cuando 20 dólares era demasiado alto. "Estos tipos están bien con Goldman y quieren que las acciones creen una ganancia instantánea de 4 dólares. ¿Por qué les estamos dando millones de dólares de la compañía a los clientes favoritos de Goldman?". Los tres decidieron colocarla en entre 21 y 22 dólares, y Gaudette habló con Goldman. 

Eric Dobkin, socio a cargo de las ofertas de acciones en Goldman, se sintió intranquilo sobre la contrapropuesta de Microsoft. Salir un dólar demasiado alto alejaría a algunos de los inversionistas de alta calidad, que podrían pensar que la acción estaba perdiendo el lustre. Dobkin elevó el espectro de Sun Microsystems, un fabricante de microcomputadoras para ingenieros que se había hecho pública tres días antes en un acuerdo manejado con Alex Brown. Debido al sobreprecio y mala suerte (los competidores acababan de anunciar nuevos productos) las acciones de Sun bajaron de 16 a 14.50 dólares en el mercado. Dobkin advirtió que el mercado de acciones de software era complejo.

A Gaudette le encantó. "Están sufriendo", dijo a Shirley. "Están acostumbrados a mandar, pero no soportan no estarlo haciendo". Gaudette dijo a Eric que no era su intención decepcionarlo pero no podía negar sus pensamientos. "Pienso que quizás nunca te volveré a ver, pero tú regresas con los inversionistas individuales todo el tiempo. Son tus clientes. No sé qué intereses intentas satisfacer, pero si están jugando de ambos bandos, nos volvemos adversarios".

A medida que seguían las negociaciones, Shirley se impacientó. Eshelman esperaba recibir un rango de precio para enviar un prospecto enmendado a la SEC. Finalmente, Gaudette y Dobkin se comprometieron en un rango de 20 a 22 dólares, con dos condiciones: Goldman diría a los inversionistas que el precio objetivo era de 21 y nada menos, y Dobkin informaría el lunes qué inversionistas no entraron.

Las noticias del lunes fueron diversas. Seis grandes inversionistas en Boston amenazaban con 'uni-circular', es decir, eliminar sus nombres de la lista de Goldman. Chicago y Baltimore también estaban por salirse, y la costa Oeste se mantuvo firme. El mercado tuvo un cierre plano, algo que atemorizaba a los vendedores de Goldman. Pero sus espíritus revivieron al día siguiente cuando el Dow creció 43 puntos. Gaudette, ahora confiado en que él y Dobkin estarían de acuerdo en el precio final, vieron a Marin y los tres regresaron a Nueva York.

El 12 de marzo, Gaudette llegó a las oficinas de Goldman. Los dos funcionarios de Microsoft fueron a la oficina de Dobkin y hablaron con Shirley y Marquardt.

El precio final fue de 21 dólares. El mercado había crecido otros 14 puntos a medio día. La recepción de la oferta de 15 dólares esa mañana por Oracle, otra compañía de Software, lucía favorable. La acción había abierto a 19.25 dólares, pero la mitad de los desertores, incluyendo a T. Rowe Price, habían decidido quedarse.

El único problema restante era el descuento del seguro, la porción del precio que iría a los aseguradores para cubrir las comisiones, gastos y cuotas. Después de hablar de dólares tenían que hablar de centavos.

Microsoft siempre pensó en una cifra baja, de menos de 6.5% del precio de venta. Eso fue antes de que los negociadores en Sun agraciaran un 6.13% en una oferta de 64 millones de dólares. Gates quería que Microsoft tuviera un buen acuerdo en su oferta, pero estaba en Australia y era difícil de contactar. En teoría, Gaudette no tenía la autoridad para subir de 6.13%, o de menos de 1.29 dólares por acción.

Dobkin tocó lo que otros clientes de Goldam habían pagado, sugiriendo que los aseguradores merecían una buena compensación. Después de todo, sus esfuerzos habían hecho crecer el precio de Microsoft 20 por ciento. La mejor oferta de Goldman era de 6.5 por ciento, o 1.36 dólares por acción, pero al no tener alternativa y para mantener las cosas amigables podrían llegar a 1.34 dólares. Al haber dado 62,000 dólares, Dobkin y su contingente dejaron la sala y dejaron que el equipo de Microsoft hablara

A su regreso, Gaudette declaró que Gates tenía órdenes definidas: no más de 1.28 dólares. Además, Microsoft era un acuerdo mucho más fácil de manejar que Sun. En cuanto a los esfuerzos de los aseguradores, vender más acciones a un precio más alto era su propia recompensa pues automáticamente aumentó el dinero de sus bolsillos.

A las 3:30 estaban parejos, Goldman a 1.33 y Microsoft a 1.30 dólares. Alegaban por 93,000 dólares en una cuota total de más de 4 millones de dólares, y la presión aumentaba. El mercado se aplanaba y cerraría en minutos. Los miembros del sindicato querían saber si se había cerrado el trato. Dobkin reiteraba sus argumentos, Gaudette suspiraba. "Voy a ver a mi madre en Astoria, cuando tengan algo que decir, envíenme un auto", y así, el equipo de Goldman se fue.

Dobkin dijo que en ocasiones es mejor hablar con pocas personas. Gaudette afirmaba que no tenía la autoridad para subir el precio. "Pero voy a llamar a Jon, una vez más, para no arruinar esto". Dobkin le dijo: "haz la llamada".

Gaudette vio a Shirley dejar un restaurant en Bellevue, Washington, para ir a comprar un auto para su hija de 16 años. Le dijo que lo más bajo fue de 1.31 dólares. Aunque estaba por encima de la distribución de Sun, estaba por debajo de lo que habían logrado otras compañías de software computacional. 

Shirley lo aprobó. Dobkin regresó a la sala y Gaudette dijo una frase para aceptar el precio de 1.31 dólares: "Sí se pudo". Dobkin y Gaudette se abrazaron. David Miller, ex futbolista encargado de la gestión de la oferta para Goldman, bajó corriendo a su oficina gritando "¡tenemos un acuerdo!".

Gaudette se guardó el festejo para la mañana siguiente. A las 8:00 de la mañana, un mensajero había enviado el paquete completo a la SEC, tres copias del prospecto final y una serie de pruebas, incluyendo la aceptación de los aseguradores para comprar las acciones, que se habían firmado sólo horas antes. A las 9:15 la comisión declaró que el registro de Microsoft era efectivo. En el piso de comercio en Goldman Sachs, Gaudette escuchó a un comerciante gritar: "¡Vamos a llegar a la luna y abrir a 25!".

A las 9:35, Microsoft se comerció públicamente en el mercado de mostrador por primera vez en 25.75 dólares. En minutos, Goldman y Alex Brown pusieron en marcha su opción de tomar otras 300,000 acciones entre los dos. Gaudette no podía creer el tumulto. Llamó a Shirley, y le gritó que era una locura. "Nunca he visto nada como esto, todos están comerciando con Microsoft y nada más".

La fortaleza de la demanda de venta tomó a todos por sorpresa. Al final del primer día de comercio, 2.5 millones de acciones habían cambiado de manos, y el precio de las acciones de Microsoft se quedó en 27,75 dólares. La oportunidad de tomar ganancias veloces era muy buena para varios inversionistas institucionales. En las próximas semanas agotaron la mitad de las acciones. Un tercio de las acciones había quedado en manos de individuos. 

En el despertar del triunfo de Microsoft, Gates temía que hacerse público dañara la compañía. Ya no tenía capacidad de ofrecer acciones a precios de ganga, por lo que le costaría más trabajo convencer a programadores talentosos de participar.

Por otro lado, sus enriquecidos ejecutivos pensaban en frío. Shirley, que se llevó un millón de dólares por las acciones que vendió, era el más espléndido: compró un pequeño bote, cambió sus dos autos y dio a su hija permiso de tener un caballo. Gates usó parte de los 1.6 millones de dólares que se llevó para pagar una hipoteca de 150,000 dólares, y compró un bote para ski de 50,000 dólares, para cuando tuviera tiempo. Un vicepresidente que se llevó más de 500,000 dólares sólo pensó en comprarse un marco de bicicleta hecho a la medida. Un programador que recibió cerca de 200,000 dólares los usará para ampliar sus horas de trabajo contratando a un ama de llaves.

Estas son las actitudes que Gates admira. Pidiendo constantemente a la gente que ignorara el precio de las acciones, advierte que podría volverse muy volátil. Unas semanas después de la oferta, paseando por el área de desarrollo de software, notó una tabla del precio de las acciones de Microsoft pegada en la puerta de un programador. A Gates le molestó. "¿Esto es una distracción?", le preguntó.

 

Newsletter

Únete a nuestra comunidad. Te mandaremos una selección de nuestras historias.

Publicidad

Publicidad