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Sener descarta robo de crudo en el Golfo

La secretaría niega que existan yacimientos transfronterizos del lado de EU que estén en desarrollo; a México le tomará cuando menos ocho años poder explorar cerca de la frontera marítima, reconoce.
vie 24 febrero 2012 06:00 AM
El proyecto de Shell en el Cinturón Plegado de Perdido, ubicado en el Golfo de México, se desarrolla en un tirante de agua de 2,400 metros. (Foto: Cortesía Shell)
Shell Perdido (Foto: Cortesía Shell)

La Secretaría de Energía asegura que hasta ahora no existe ninguna posibilidad de que empresas extranjeras con operaciones de extracción en la parte estadounidense del Golfo de México extraigan petróleo que pertenece a México.

"Hay dos pozos en la zona (del yacimiento) Great White donde se extrae petróleo, en donde se han realizado estudios profundos y precisos, y se ha determinado que no existen yacimientos transfronterizos", dijo en entrevista con CNNExpansión el subsecretario de hidrocarburos de la Secretaría de Energía (Sener), Mario Gabriel Budebo.

México y Estados Unidos firmaron este lunes un acuerdo de unificación para proteger los intereses en materia de hidrocarburos en la frontera marítima del Golfo de México, para evitar el llamado 'efecto popote', es decir, que la explotación de un yacimiento por parte de una empresa extraiga crudo que se encuentra dentro de los límites territoriales del otro país.

La Sener detecta además siete bloques en la zona del Cinturón Plegado de Perdido, donde quizá existan yacimientos con estructuras compartidas entre ambos países, pero ninguno de ellos se encuentra en explotación.

"Hasta antes del tratado, existía el riesgo latente de que existiera un yacimiento compartido, afectándose la capacidad del país para aprovechar el recurso", expresó Budebo.

El subsecretario también niega que exista alguna posibilidad "física" de que el proyecto de Shell en aguas profundas ubicado en el Cinturón Plegado de Perdido -a unas tres millas de la frontera marítima con México- pueda resultar en un yacimiento transfronterizo.

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La razón por la cual son escasas las actividades de extracción en la franja de la frontera marítima es el temor de las petroleras de apropiarse de hidrocarburos ubicados en el subsuelo mexicano, porque las sanciones serían mayores a los beneficios.

"No es una casualidad: nadie quiere en su sano juicio meterse en un área así, porque se arriesgan a ir a una corte internacional por afectar recursos de otro país", explicó Budebo.

¿Cuál es el incentivo para cooperar?

La Sener subraya que con la firma del acuerdo bilateral, se concreta la protección de los hidrocarburos que puedan existir en campos transfronterizos.

Cuando se detecten formaciones compartidas, los recursos se dividirán según marquen los estudios entre los gobiernos y empresas de ambos países, detalló el subsecretario.

"Si a México le toca 60% y a Estados Unidos 40%, así se dividirán los barriles, y se le pagará una prestación a la firma que concesionen las compañías por la extracción; todo dependerá del proyecto", dice Budebo.

Pero el incentivo para compartir proyectos transfronterizos se basa en el supuesto de que dos petroleras se encuentren extrayendo crudo de un mismo yacimiento, y no a que las firmas busquen esas reservas.

"Estas estructuras se encuentran cuando se realizan trabajos de explotación y se dan cuenta que la presión para la extracción comienza a bajar. Entonces se encuentran que la estructura está compartida, pero su descubrimiento es fortuito", explica Miriam Grunstein, investigadora del Centro de Estudios y Docencia Económicas (CIDE).

La especialista en yacimientos transfronterizos recalca que Petróleos Mexicanos (Pemex) no ha trabajado esta área, y por tanto no existen incentivos por parte de una empresa trasnacional para averiguar si los hidrocarburos se extienden del otro lado de la frontera.

La investigadora agrega que estas estructuras se descubren cuando los pozos se encuentran ya en etapas de explotación avanzada.

"Para cuando Pemex llegue y perfore en estas zonas, compañías como Shell quizá ya hasta se hayan marchado", advierte.

La explotación en esta zona le llevará a México alrededor de ocho años a partir de que el acuerdo se ratifique por el Congreso, por lo que es una apuesta a futuro para México, expresó Mario Budebo.

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