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Dimon, favores inexistentes a la Fed

El CEO de JPMorgan falló en su victimización por la compra de Bear Stearns, dice Cyrus Sanati; el acuerdo fue visto como un gran negocio para JPMorgan y le ha proporcionado grandes rendimientos.
lun 15 octubre 2012 06:01 AM
Jamie Dimon, CEO de JPMorgan, desapareció el error de la Ballena de Londres. (Foto: Cortesía Fortune)
Jamie Dimon2 (Foto: Cortesía Fortune)

Parece que Jamie Dimon está tratando de reescribir la historia de Wall Street. El descarado presidente ejecutivo de JPMorgan sorprendió a una audiencia de académicos y amateurs financieros en el Consejo de Relaciones Exteriores en Nueva York el miércoles, cuando espetó que hizo a la Reserva Federal "un favor" al adquirir a la sociedad de inversiones en problemas Bear Stearns en 2008.

Haciéndose la víctima, Dimon de hecho llegó al punto de decir que la adquisición de Bear le había costado a JPMorgan entre 5,000 millones y 10,000 millones de dólares y que sería una "decisión verdaderamente difícil" considerar si haría el trato de nuevo.

¿Perdón? ¿Cómo es posible que lo que entonces se consideró como el robo del siglo súbitamente sea presentado como un fiasco de acuerdo? ¿Era Bear realmente una mezcla tóxica de activos invendibles? ¿O Dimon está tratando de llevar a cabo algún clásico tejemaneje?

En primer lugar, retrocederemos la cinta a aquellos días aciagos en marzo de 2008. La Reserva Federal (Fed) reunió a los caciques de Wall Street para pedir ayuda para salvar a Bear Stearns de la bancarrota.

La firma había visto cómo su colchón de capital desaparecía a medida que sus clientes y socios comerciales se negaban a hacer negocios con ellos, por temor a que la empresa fuera insolvente.

Bear se metió en problemas porque creaba, vendía y mantenía miles de millones de dólares en títulos complejos que estaban compuestos en su mayoría por rebanadas de préstamos hipotecarios incobrables. A medida que el mercado de crédito se paralizó, la gente ya no quería comprar estas pizzas hipotecarias, lo cual presionó a la baja su valor de forma considerable.

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Bear tenía alrededor de 350,000 millones de dólares en activos, de los cuales una gran parte, 210,000 millones de dólares eran vistos como 'tóxicos'. En marzo, el juego se acabó, la gente estaba tan preocupada de que Bear eventualmente perdiera mucho dinero al mantener dichos activos tóxicos que le dio la espalda a la empresa y emprendió la huida.

Pero justo antes de que Bear cayera de bruces, el Gobierno acudió para amortiguar el golpe. La Fed fácilmente podría haber inyectado a Bear con dinero en efectivo y, esencialmente, nacionalizar la empresa, como tuvo que hacer más tarde con AIG. Sin embargo, en última instancia, tomó la decisión de buscar una alianza con el sector privado. Esto se dio en parte por percepción (miedo al riesgo moral) y en parte por querer compartir el riesgo (la Fed no quería hacerlo sola).

Dimon llegó a un acuerdo que conmocionó a todo Wall Street . JPMorgan acordó comprar a Bear por 2 dólares por acción o una miserable cifra de 236 millones de dólares. También consiguió que la Fed tomara 29,000 millones de dólares en activos tóxicos de Bear fuera de su balance general.

Los accionistas de Bear se resistieron al acuerdo. Después de todo, Bear se negociaba a 172 dólares por acción hacia apenas un año y estaba en 30 dólares por acción la semana anterior. Es aquí donde Dimon simplemente podría haberse marchado, dejando que Bear cayera en bancarrota. Pero si lo hacía, los activos de la empresa probablemente habrían sido repartidos entre sus competidores y él habría perdido la oportunidad de llevarse todos aquellos activos a un precio barato.

No, esto no fue un favor hacia la Fed: El acuerdo simplemente era demasiado bueno para dejarlo pasar. Tan bueno que Dimon cedió y pagó cinco veces el precio original para cerrar el trato.

El miércoles, Dimon ofreció una mayor visión de cómo fue estructurado el acuerdo. Dijo que, en lugar de dar al Gobierno lo peor de los peores títulos que Bear poseía, le dio títulos de grado de inversión, mientras que JPMorgan se quedó con todos los malos.

Bueno, eso no es del todo cierto. Si bien la gran mayoría de lo que la Fed tomó era de grado de inversión cuando entró en su posesión, no permanecería así durante mucho tiempo. De hecho, al día siguiente de la firma del acuerdo, varios activos cayeron en territorio basura.

En los siguientes informes de la Fed, llegaríamos a enterarnos de que poco más de la mitad de las hipotecas residenciales que fueron incluidas en los valores que la Reserva Federal recibió en el acuerdo estaban ubicadas en California y Florida, dos de las regiones más afectadas por la burbuja inmobiliaria. En marzo de 2010, la cartera de la Fed de activos de Bear se había reducido en casi 4,000 millones de dólares por amortizaciones de valoración al mercado.

En marzo de 2009, JPMorgan publicó su informe anual de 2008, en el que los inversores finalmente pudieron ver el impacto que Bear estaba teniendo en la empresa.

La mayor ramificación estaba en la gestión de activos, donde JPMorgan tomó muchos activos rentables "buenos". La incorporación de estos activos, combinada con mayores diferenciales en el mercado durante ese tiempo, hizo que el ingreso neto por intereses de la firma saltara de 4,000 millones de dólares en 2007 a 10,300 millones de dólares en 2008.

El reporte atribuyó gran parte del aumento directamente al negocio Prime Services de Bear Stearns, lo que significa que Bear no era solamente un montón de activos tóxicos, sino que en realidad tenía potencial de ganancias. La firma también atribuyó 237 millones de dólares en ingresos para su división Private Wealth Management a la adición de cientos de nuevos clientes del brazo de correduría de Bear Stearns. Por último, la empresa tomó posesión de la relativamente nueva sede de Bear de 45 pisos en el centro de Manhattan, que en ese entonces valía alrededor de 300 millones de dólares.

JPMorgan señaló que la fusión con Bear no tuvo "ningún impacto material en la liquidez de la empresa", así que todos aquellos activos "tóxicos" al parecer no eran un problema tan grande, gracias en parte debido a los 28,850 millones de dólares que recibió de la Fed.

Eso hizo que le fuera sencillo tragar los 10,000 millones de dólares en amortizaciones de activos que la empresa realizó a través de todas sus líneas de negocio. A pesar de las amortizaciones y las pérdidas, JPMorgan estimó que, en última instancia, Bear contribuyó con 1,000 millones de dólares a la utilidad neta de la empresa en 2009.

Ahora es difícil decir dónde comienza JPMorgan y dónde termina Bear Stearns debido a que las dos empresas se han integrado plenamente; al menos en lo que respecta a sus finanzas. Pero donde puedes ver el nombre del Bear en informes recientes es en la temida sección de litigios, debido a que casi cualquier persona que haya perdido dinero de cualquier forma con Bear tiene una demanda pendiente. JPMorgan no detalla cuánto ha destinado a pelear y resolver sus problemas legales, pero Bank of America estima que la cifra se ubica en el rango de los 13,000 millones de dólares.

JPMorgan asume la responsabilidad de cualquier hecho delictivo cometido por Bear, por lo que se verá envuelto en litigios durante bastante tiempo. La empresa ha resuelto algunos grandes casos este año, sobre todo con los empleados de Bear Stearns que alegaron que la antigua gestión de Bear los defraudó al hacerles creer que la empresa era solvente cuando realmente estaba al borde del abismo.

Muchos empleados de Bear perdieron la mayor parte de sus ahorros cuando el precio de las acciones de la compañía se derrumbó. Al final, JPMorgan acordó pagar 275 millones de dólares para resolver esa demanda; una fracción de los 18,000 millones de dólares en valor de mercado que Bear perdió en su último año.

Aunque JPMorgan resolvió esa demanda altamente pública, también enfrenta grandes demandas por parte de firmas como Bank of America (535 millones de dólares), un fondo subordinado de Islas Caimán (700 millones de dólares) y DZ Bank de Alemania (402 millones de dólares).

Pero el problema potencial es una serie de demandas individuales y colectivas en torno a la venta de valores respaldados por hipotecas por parte de Bear por un valor de 130,000 millones de dólares. Esta pila de demandas probablemente aumentará a medida que la reclamación del procurador de Nueva York, presentada la semana pasada, se agregue a ellas . No está claro si JPMorgan tendrá que pagar un centavo por ellas, pero podría ser responsable de alguna multa masiva, que es de dónde Dimon posiblemente saca esa cifra de entre 5,000 millones y 10,000 millones de dólares.

Pero ¿qué pasa con todo ese lodo tóxico que Bear trajo? ¿Sigue siendo un problema? Irónicamente, podría ser que no. La Fed pudo vender todos los valores supuestamente tóxicos que tomó del balance general de Bear a su valor nominal, muchos de ellos a principios de este año, a fondos de cobertura y bancos en busca de activos de mayor rendimiento.

Así que podría darse el caso de que JPMorgan siguiera vendiendo lo que creía que eran activos tóxicos por más de lo que nunca imaginó. Eso probablemente cubriría el resto de sus demandas y daría a la empresa una buena ganancia. Combina eso con los miles de millones de dólares que las divisiones de correduría y gestión de patrimonio de Bear ya han generado para JPMorgan, y el acuerdo sigue luciendo bastante bien.

En otras palabras, si Dimon quiere hacerse la víctima, debería seguir con el asunto de la 'Ballena' y dejar a Bear en paz.

*El autor es colaborador de Fortune.

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