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Los ‘malabarismos tributarios’ de Apple

Una tasa impositiva más baja en EU no disuadirá a las empresas de hacer maniobras fiscales; dos terceras partes de los 145,000 mdd en efectivo de Apple están en filiales extranjeras.
vie 26 abril 2013 01:39 PM
Apple pide dinero prestado a un costo de interés anual del 3% y lo utiliza para recomprar acciones. (Foto: Tomada de CNNMoney.com)
Apple (Foto: Tomada de CNNMoney.com)

Existe la idea generalizada de que si Estados Unidos redujera la tasa que aplica al impuesto sobre sociedades al 25% desde la tasa actual del 35%, las grandes empresas dejarían de hacer malabarismos fiscales. Y entonces dirigirían toda su atención a la generación de beneficios en lugar de destinar talento y esfuerzos a la evasión fiscal, y todos seríamos más ricos y felices en consecuencia.

Pero el reciente plan de Apple para supuestamente devolver a los inversionistas una parte importante de la reserva de efectivo de la compañía muestra cuán ingenua es esa idea. Y, por cierto, también muestra que Apple en realidad está más interesada en jugar malabarismos contables y fiscales que en repartir dividendos.

Como seguramente sabrán, alrededor de dos terceras partes de los 145,000 millones de dólares en efectivo en los libros de Apple están en filiales ubicadas en el extranjero , y Apple tendría que pagar el impuesto sobre la renta aplicado en Estados Unidos si usara ese dinero en Estados Unidos. Así que en vez de traer ese dinero del extranjero para pagar por las aumentadas recompras de acciones y los mayores dividendos en efectivo, Apple pedirá dinero prestado.

Es un perfecto ‘arbitraje fiscal'. Digamos que Apple pide dinero prestado a un costo de interés anual del 3% (una tasa acaso superior a la que probablemente pague), y lo utiliza para recomprar acciones al precio actual de alrededor de 410 dólares por acción. Cada acción que Apple recompre reducirá su obligación de dividendos en 12.20 dólares por acción, a la tasa actual de dividendos de la compañía. El interés sobre el dinero tomado en préstamo sería de 12.30 dólares por papel, casi lo mismo que el dividendo. Pero la diferencia es que el interés es deducible de impuestos y los dividendos no.

A una tasa impositiva del 35%, el dinero prestado le costaría a Apple ocho dólares después de impuestos por cada acción que recompró. Esa cifra es significativamente inferior al costo después de impuestos de 12.20 dólares de su dividendo de 12.20 dólares.

A una tasa impositiva del 25%, el préstamo le costaría 9.23 dólares después de impuestos; un poco más que los ocho dólares, pero todavía menos que los 12.20 dólares.

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Así, bajar la tasa impositiva del 35% al 25% no elimina el incentivo que tiene Apple para jugar el malabarismo tributario de deducir-el-interés-para-amortizar-acciones. Sería menos lucrativo que a una tasa del 35%, pero sigue siendo lucrativo. Y, además, la maniobra de pedir-prestado-para-recomprar no sólo reduciría los impuestos de Apple, sino que aumentaría sus ganancias por acción.

Con tasas impositivas de 35%, le sale considerablemente más barato a Apple pedir prestado dinero en Estados Unidos que repatriar efectivo desde sus subsidiarias en el extranjero. Pero incluso si la tasa de impuestos fuera de 25%, todavía le saldría más barato pedir prestado que repatriar dinero.

Por lo demás, la historia demuestra que bajar el impuesto sobre las sociedades no reduce las ganas de las empresas de recurrir a maniobras fiscales. La ley de reforma fiscal de 1986 redujo la tasa corporativa a 34% desde el anterior 46%. ¿Y qué ocurrió entonces? Después de un breve período, probablemente en cuestión de nanosegundos, las empresas comenzaron a tratar de evadir ese 34% (ahora 35%) de la misma manera que habían tratado de sortear la tasa de 46%.

Reuters publicó el año pasado una serie maravillosa que detalla los esfuerzos realizados por las filiales europeas de las multinacionales estadounidenses como Starbucks, eBay y Amazon para sacar los ingresos gravables de países como Inglaterra, Alemania y Francia, que tienen tasas corporativas que rondan el 25%, y llevarlos a lugares como Luxemburgo, donde las tasas son considerablemente más bajas.

Estas maniobras son muy conocidas por los que estudiamos la política tributaria estadounidense. Estableces en una zona de baja tributación una filial que posee "propiedad intelectual", y que recauda las regalías o pagos por derechos que las filiales en las áreas de mayor impuesto pueden deducir. Tienes todo tipo de préstamos intra corporativos, con intereses deducibles a efectos tributarios pagados en las zonas de mayor impuesto y recaudados en las zonas de bajos o nulos impuestos. Y así una y otra vez. Sólo que en lugar de mover los ingresos desde Estados Unidos a lugares de baja tributación, lo que mueves son los ingresos de países europeos donde se cobran más impuestos hacia los países europeos donde la tributación es menor.

Conclusión: Aunque Washington se pusiera de acuerdo para reducir la tasa fiscal corporativa al 25%, siempre habrá un Luxemburgo o unas Islas Caimán, o algún otro paraíso de la fiscalidad que ofrecerá tasas lo suficientemente bajas para que los abogados fiscalistas mantengan su bien retribuida profesión. Siempre podrás llevar el dinero a un banco... uno fuera de Estados Unidos, por supuesto.

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