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Alan Mulally: la vida después de Ford

El CEO deja hoy de conducir la automotriz a la que salvó de la quiebra y del rescate del Gobierno; a sus 68 años ni él ni sus biógrafos ven la jubilación como una opción en su futuro.
mar 01 julio 2014 02:01 PM
Alan Mulally ha dicho que es muy pronto para decidir qué hará con su futuro. (Foto: Getty Images)
alan mulally ceo ford

Hoy Alan Mulally deja Ford Motor , llamado con razón el hombre que salvó a la automotriz de la quiebra y el rescate federal. Pero Mulally no se jubila.

“He estado centrado en esta transición”, dijo a CNN el mes pasado. “No puedo esperar para graduarme y luego decidir lo que haré a continuación”.

El CEO de 68 años se niega a decir cuál será su próximo derrotero. Seguramente recibirá ofertas de compañías con problemas , que acudirán al hombre que resucitó el negocio de aeronaves comerciales de Boeing y luego tomó a una Ford moribunda para convertirla en una compañía competitiva.

La automotriz era la más débil de los Big Three (GM, Ford y Chrysler) cuando Mulally tomó las riendas en 2006, reportando ese año pérdidas por 12,700 millones de dólares. El presidente de la compañía, Bill Ford, bisnieto del fundador Henry Ford, quería un ejecutivo del sector para dejarle la batuta de CEO. Debido a la condición de la empresa, no podía encontrar uno.

“(Bill Ford) no tuvo más remedio que buscar fuera de la industria automotriz”, narró Bryce Hoffman, autor de American Icon, un libro que describe la gestión de Mulally en Ford. “Se necesitó a alguien externo a la industria para que mirara los problemas con ojos frescos y diagnosticara lo que estaba mal”.

La cultura de Ford tenía demasiadas marcas separadas, departamentos que competían entre sí y ejecutivos que pasaban ​​por alto los problemas en lugar de resolverlos.

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Mulally instituyó reuniones semanales con los principales ejecutivos para cambiar la cultura. Tomó decisiones difíciles, incluyendo concentrarse en la marca toral de Ford, deshaciéndose de las marcas más débiles, como Volvo y Mercury.

La mayor apuesta fue hipotecar numerosos activos de la empresa, desde sus fábricas productivas a su icónico logotipo azul. Describió esa decisión como “un préstamo de 23,500 millones de dólares para mejorar la casa”.

El préstamo tenía como propósito darle a la empresa el dinero suficiente para revitalizar su línea de vehículos. Pero también permitió que Ford evitara la quiebra y el posterior rescate que acabó con los accionistas de General Motors y Chrysler Group en 2009.

A finales de 2008, Mulally se presentó en el Capitolio, pidiendo un plan de rescate para sus rivales en la industria automotriz. Creía que de permitir que desaparecieran, se destruiría la base de proveedores de la que Ford también dependía y la economía de Estados Unidos se sumiría en una depresión. Sin embargo, Ford ganó puntos -y ventas- ante muchos compradores estadounidenses por ser el único fabricante de autos que no buscó fondos gubernamentales para ser rescatado.

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Aunque Mulally dijo que “eso de la jubilación también suena bien”, Hoffman señala que no puede imaginarse a Mulally jugando al golf a tiempo completo. “Creo que está analizando sus opciones en este momento, y creo que tiene muchísimas”, dijo.

El año pasado se especuló que podía sustituir a Steve Ballmer, CEO de Microsoft , pero eso no se materializó.

Mulally no necesita ciertamente otro trabajo. Tan solo las opciones sobre acciones de sus ocho años en Ford valen más de 300 millones de dólares.

Su sucesor es Mark Fields, un veterano de Ford que desde que fue ascendido a director operativo en 2012 es visto como un CEO en lista de espera.

Fields enfrenta sus propios desafíos. Aun cuando el año pasado la empresa ganó más cuota de mercado en Estados Unidos que cualquier otra automotriz, quiere reducir la brecha con GM, Toyota Motor y Volkswagen en China, actualmente el mayor mercado de autos del mundo.

Además, las ganancias en 2014 resentirán la presión de haber lanzado un récord de 23 modelos nuevos o rediseñados este año.

De todos, el más importante es la nueva pick up F-150. La camioneta, el vehículo más vendido y más rentable de la automotriz, está experimentando un cambio radical con un mayor uso de aluminio que cualquier camioneta fabricada en el pasado.

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