La arquitectura debe ser accesible
Los espacios arquitectónicos de servicio al público generalmente carecen de elementos mínimos de accesibilidad, lo que dificulta que los discapacitados se desplacen y hagan uso de los inmuebles en una forma autónoma y digna.
Acciones como estas restringen a estas personas de la prestación de servicios de toda índole, como guarderías, oficinas públicas y privadas, escuelas, clínicas, y tiendas básicas y departamentales.
Afortunadamente hay normas que promueven la integración social de las personas con discapacidad. Este es el caso de la NMX-R-050-SCFI-2006, relativa a la accesibilidad de la gente a espacios construidos para servicio al público (DOF 9/01/07), y de la NOM-001-SSA2, que busca facilitar el acceso, tránsito y permanencia de los discapacitados a los establecimientos de atención medica del sistema nacional de salud (DOF 12/06/94).
La accesibilidad debe estar presente desde la ruta hasta el espacio habitable, elementos relacionados con diversos componentes: pisos con una superficie uniforme, inamovible y antiderrapante; desniveles salvados por rampas, escaleras mecánicas y elevadores; pasamanos o barras de apoyo para diferentes alturas; circulaciones libres de objetos; señalamiento constante en su ubicación, formato y altura; puertas y mecanismos con dimensiones que faciliten el paso de personas con muletas y sillas de ruedas; mobiliario fijo (mostradores) apto para distintas situaciones ergonómicas; sanitarios con mobiliario y dimensiones adecuados; cajones de estacionamiento para vehículos amplios e inmediatos a los accesos; y rampas en guarniciones y banquetas.
Las autoridades de los tres niveles de gobierno deben incluir estas normas y lineamientos en sus distintas regulaciones y edificios, mientras que los proyectistas y constructores las tienen que tomar en cuenta en solidaridad con nuestros semejantes.
*Director técnico de ONNCCE