El abogado del diablo
He participado en varios foros relacionados con la industria de la construcción, convocados por dependencias federales, asociaciones de empresarios y de profesionistas, el sector académico o proveedores de bienes y servicios.
En la mayoría se pregona la necesidad de ofrecer y de elevar la calidad. En varios se habla de lograr la sustentabilidad, en otros, de la inteligencia de los edificios y en los menos, de la productividad y de las técnicas constructivas.
En los seminarios técnicos se volvió costumbre invitar como ponentes magistrales a funcionarios federales, cuyo mensaje suele versar sobre lo que las dependencias hacen o deben hacer. También se invita, pero con los minutos contados, a profesionales cuya trayectoria ha sido trascendente en la industria.
Así, muchas veces la organización descansa en los nombres de los expositores y sus agendas, ignorando una temática que sea del interés de los participantes. Es notorio que subyace la necesidad de ganar ingresos por encima de la transmisión de conocimientos o experiencias.
Estos foros se enriquecerían si desde su diseño se incluyeran secuencialmente las nuevas técnicas y tecnologías, y explicaran a los futuros participantes las características y requisitos que buscan satisfacer, pues debemos conocer a detalle lo que vendemos y compramos, con base en las normas, los requisitos legales y los contractuales que apliquen, a fin de incorporar en nuestros seminarios, proyectos y obras la información, los productos y las tecnologías que satisfagan el interés de los destinatarios.
Seamos como el abogado del diablo: aprendamos a juzgar nuestras adquisiciones, solicitando enfáticamente la información clara y concisa que responda a nuestro interés y al de los clientes. No aceptemos buenos deseos o subjetividades que sustituyan a las evidencias tangibles.
*Director técnico del ONNCCE