La meta se va por el drenaje
La Conagua asegura que cuando concluya 2012 el país contará con una cobertura de abastecimiento de agua potable de 92% y de alcantarillado, de 88%.
La meta sexenal será difícil de cumplir, pues en los últimos tres años la dependencia registró subejercicios de hasta 48%. A esto se suma la falta de coordinación entre los tres niveles de gobierno y los legisladores, la autorización de proyectos ejecutivos hídricos inconclusos y el retraso de la autoridad hacendaria para liberar los recursos.
Por otro lado, hay que ver que durante toda la administración la Conagua debe destinar 20,000 millones de dólares en subsidios, pero que en sitios como Chihuahua los funcionarios distribuyen el capital a personas con dinero, quienes piden fondos para la construcción de obras que ya existen.
El gobierno federal afirma que no le alcanza el presupuesto y apuesta a impulsar la coinversión público-privada mediante el Fondo Nacional de Infraestructura. Pero las constructoras aseguran que la falta de transparencia y la politización seguirá frenando las inversiones, por lo que sólo podrán competir por acueductos, sistemas de bombeo, plantas potabilizadoras de agua, de tratamiento de aguas residuales, de saneamiento y por drenaje.
Además, las grandes obras como las presas El Zapotillo y El Arcediano, que beneficiarán a Guadalajara y a Guanajuato, sólo tendrán capital federal y estatal. Estos estados son gobernados por el Partido Acción Nacional, ¿acaso sólo querrán llevar agua a su molino?
En la actualidad, 95.8 millones de personas disponen de 4,300 metros cúbicos de agua al año y 10.2 millones carecen del vital líquido. Esperemos que la meta de 92% de la cobertura nacional no se cumpla con tuberías construidas por los habitantes, como ocurre en colonias de Iztapalapa, Distrito Federal, donde la escasez del líquido es el calvario de todos los días.