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Vivirlo para contarlo

La Cumbre de las Américas derivó en la histórica revocación de la suspensión de Cuba en la OEA; a pesar de la resolución, la isla ha confirmado su negativa a pertenecer al Sistema Interamericano.
vie 05 junio 2009 04:31 PM
El acuerdo que podría significar el retorno de la isla a la OEA. (Foto: Reuters)
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Dos meses antes del inicio de la Cumbre de las Américas en Puerto España, se comenzaba a vislumbrar la posibilidad de dejar sin efecto la famosa Resolución VI del 62 que excluía a Cuba de participar en el Sistema Interamericano.

Las esperanzas estaban puestas en las promesas de campaña del recién electo Presidente Obama y lo que paso ahí fue todavía mejor de lo que esperábamos. Encontramos a un Presidente abierto al diálogo y sobre todo dispuesto a discutir los temas hemisféricos de igual a igual. En una de sus reuniones con el CARICOM, estuvo por dos horas en un cuarto improvisado de hotel con más de 30 personas, sin mayor lujo que un vaso con agua. Eso fue el inicio.

Las más de tres semanas que le sucedieron a la Cumbre fueron de intenso lobby político entre dos bloques. El primero, el ALBA, proponía la eliminación de la Resolución y pedía la inserción inmediata de Cuba a la OEA. Esto último fue rechazado por los mismos gobernantes de la Isla al decir que no estaban interesados. El otro bloque estaba de acuerdo con el levantamiento de la Resolución solo si se apegaban íntegramente a la Carta Democrática Interamericana. Ese fue el escenario con el que inició la Trigésima Novena Asamblea General de la OEA en San Pedro Sula, el martes pasado.

No sé si fue el calor y el 100% de humedad los que empezaron a calentar los ánimos de las delegaciones en la primera plenaria. La falta de orden en la manera de llevar el programa propició que la discusión fuera llevada hasta tarde en un grupo de trabajo canciller más uno.

La Secretaria de Estado Hillary Clinton retrasó su salida a El Cairo sólo para poder dirigirse ante los delegados y decir que estaban de acuerdo en dejar sin efecto la Resolución y sólo pedían claridad en el proceso de reinserción de la Isla al Organismo, lo mencionó en cinco ocasiones. Esta posición abrió entonces la puerta a la posibilidad real de cumplir el objetivo esencial de la Asamblea, ya que movía a los Estados del segundo bloque a flexibilizar su postura.

Todo parecía que culminaría temprano hasta que el primero bloque (ALBA) endureció la discusión al proponer párrafos inaceptables a la resolución. Hillary Clinton se marchó a su otro compromiso, en la incertidumbre. Igual lo hicieron los Cancilleres de Brasil y México. Ya para la media noche los demás ministros encontraron frustrante seguir la discusión y todos partimos a nuestros respectivos hoteles con la derrota en la cara.

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El New York Times publicó a las 2:00 a.m. que Estados Unidos había fracasado en su intento de mediar en la OEA el levantamiento de la sanción a Cuba. Así amanecimos hasta que el Secretario General, don José Miguel Insulza, volvió a llamar a los Jefes de Delegación a una reunión privada. Eran las 11:00a .m. cuando el secretario general entró a la reunión con la decisión y la seguridad en el rostro. Media hora mas tarde salía humo blanco de la reunión y se abrió la plenaria donde se anunciaría que: "La Resolución VI adoptada el 31 de Enero de 1962 en la Octava Reunión de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores, mediante la cual se excluyó al Gobierno de Cuba de su participación en el Sistema Interamericano, queda sin efecto en la Organización de los Estados Americanos".

Fue increíble vivir este momento histórico. Ahora la participación de Cuba en la OEA dependerá de un proceso de diálogo que tendrán que iniciar ellos. Como dicen por ahí: "La pelota ahora esta en su cancha".

* El autor es experto en temas relacionados con la Organización de los Estados Americanos.

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