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Las implicaciones del golpe en Honduras

La crisis política que vive el país centroamericano es el producto de un cúmulo de errores; el riesgo es que estalle la violencia entre los que están a favor y en contra del regreso de Zelaya.
vie 03 julio 2009 06:00 AM

La crisis política que vive Honduras es producto de un cúmulo de errores de cálculo político en los distintos sectores de la sociedad hondureña.

El riesgo que actualmente vive el país con el posible regreso de Manuel Zelaya es que se desencadene una ola de violencia entre la población que está a favor de Zelaya y aquellos en contra del regreso del presidente. La pregunta que hoy en día los medios de comunicación y la comunidad internacional se hacen es: ¿En qué momento la situación se tornó tan tensa en dicho país?

La época de las dictaduras terribles que se vivieron en los países latinoamericanos durante la época de la guerra fría parecían haber quedado atrás desde que llegaron las transiciones democráticas en América Latina.

Hoy, el caso de Honduras nos pone en evidencia que las frágiles democracias latinoamericanas deben estar muy atentas a fortalecer el Estado de Derecho y que los cambios constitucionales sean introducidos por la vía de amplios esquemas de negociación.

Los análisis que se hacen en estos momentos de la situación es que hay dos errores de origen que desencadenan esta crisis política. El error del presidente Zelaya fue precisamente el haber creído que sin la negociación con los distintos poderes de Honduras, podría introducir cambios constitucionales de gran debate como el de la posibilidad de reelección.

La actual Constitución de Honduras se encuentra obsoleta frente a los cambios democráticos que ha venido viviendo dicho país. Para ponerlo en otras palabras: el marco jurídico de Honduras corresponde a los tiempos de la dictadura y no ha sido modificado a manera en que ese país ha transitado a un régimen democrático y de mayor respeto a los derechos humanos.

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El error de los poderes fácticos en Honduras (Poderes Legislativo- Judicial, militares, empresarios e Iglesia católica) es el haber reaccionado, de manera desmesurada y violentando el orden constitucional con un golpe de Estado, ante la intentona del presidente Zelaya de instalar un referéndum a la población donde se les preguntara si accedían a que la actual Constitución de Honduras se modificara.

La oposición presupone que con dicha modificación a la Constitución se pretendía de facto permitir la reelección del presidente actual. No existen indicios contundentes de que este fuera el motivo de fondo del presidente Zelaya.

El golpe de Estado presupone que existen intereses muy fuertes que nunca estuvieron de acuerdo con que la mayoría de la población hondureña eligiera a Zelaya como su presidente en el año 2006.

Un elemento muy importante a considerar en esta crisis política es la reacción unánime de la comunidad internacional al condenar el golpe de estado y solicitar la reinstalación del orden constitucional en Honduras mediante el regreso del presidente Zelaya.

Este conflicto ha logrado conjuntar voces que normalmente en el concierto internacional es difícil que coincidan en sus posiciones.

Los países del ALBA (Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua, Honduras, Dominica, Ecuador, San Vicente y las Granadinas, y Antigua y Barbuda) coincidieron con los de la Unión Europea y Estados Unidos en rechazar el golpe y solicitar a la OEA y a la Asamblea General de la ONU un pronunciamiento en el mismo sentido.

La Asamblea General de la ONU le ha permitido a Zelaya hablar y defender su caso en dicho foro y además la OEA ha dado un ultimátum al gobierno golpista en Honduras para la reinstalación del depuesto presidente hondureño en un plazo máximo de 72 horas.

Este viernes 3 de junio, el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, viajará a Honduras para negociar con el gobierno de facto el posible regreso de Zelaya. La negociación involucra dos aspectos: una amnistía para las personas que hayan participado en el golpe de Estado y la promesa del presidente Zelaya de no solicitar la reelección de su mandato que termina a principios del 2010.

La presión de la comunidad internacional ha ido subiendo como espuma sobre el actual gobierno de facto en Honduras. Por ejemplo, se han retirado embajadores por parte de los países de la Unión Europea; se han cerrado algunas fronteras al comercio internacional de países vecinos a Honduras, y se ha anunciado por parte el Banco Mundial ha anunciado la suspensión del envío de préstamos por un monto de 270 millones de dólares.

En respuesta a lo anterior, el gobierno de facto ha anunciado que no le importa quedarse aislado de la comunidad internacional y que no cederá a las presiones de permitir el regreso de Zelaya.

No hay un solo país de la comunidad internacional que esté apoyando al gobierno golpista de Honduras. Se observa poco probable que, en este mundo globalizado, el gobierno golpista de Honduras pueda salir adelante si se le cierran las puertas diplomáticas, las de la ayuda internacional y las del comercio internacional.

El apoyo de mandatarios latinoamericanos al presidente Zelaya ha sido de tal magnitud, que se prevé el regreso de Zelaya a Honduras para este fin de semana, acompañado de los presidentes Cristina Fernández de Kirchner y Rafael Correa.

La situación se puede tornar muy complicada si con el regreso de Zelaya se pone en riesgo la integridad física de los presidentes de Argentina y del Ecuador. Si lo anterior sucede, el conflicto pasará a una fase regional que no traerá nada bueno a la estabilidad que llevan las relaciones internacionales latinoamericanas.

El futuro de los hondureños está en juego. Es fundamental que la comunidad internacional pueda irse planteando distintos escenarios y medidas, avaladas por el derecho internacional, para presionar y lograr la continuidad democrática de Honduras.

Medidas como el retiro de embajadores, el rompimiento de relaciones diplomáticas y las sanciones económicas, son algunas de las posibilidades que aún quedan en manos de la comunidad internacional.

Lo que se debe evitar a toda costa es una escalada de la violencia ante el inminente regreso del presidente Zelaya a Honduras. La historia está por escribirse.

* El autor es licenciado en Relaciones Internacionales y maestro en Derecho Internacional por el Tecnológico de Monterrey. Actualmente dirige la Licenciatura en Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey, campus Estado de México, y es profesor de Negocios Internacionales y Relaciones Internacionales del Tecnológico de Monterrey, campus Santa Fe

Contacto: luis.colin@itesm.mx

 

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