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Pymes, unidas, jamás serán vencidas

La asociatividad ayuda a las firmas pequeñas a enfrentar la hipercompetencia, dice Arturo Salcedo; la alta competencia global en los mercados locales obligada a estas empresas a buscar más recursos.
vie 02 abril 2010 06:02 AM
Las grandes empresas pueden representar un  poder fáctico. (Foto: Jupiter Images)
Competencia (Foto: Jupiter Images)

En México existen alrededor de 3 millones de empresas, de las cuales el 99.8% son micro, pequeñas y medianas (MiPYMES) -de acuerdo con el número de empleados- y su presencia es de vital importancia para la economía nacional ya que aportan más de la mitad de la riqueza del país y generan más de 7 de cada 10 empleos formales.

El entorno competitivo actual, caracterizado por un alto grado de competencia global en los mercados locales, ha obligado a estas empresas a buscar y adoptar mecanismos que les permitan mantener posiciones competitivas estratégicas y al mismo tiempo construir ventajas competitivas para mantener y aumentar su participación en los mercados en el mediano y largo plazos.

Una de las herramientas que ha demostrado su eficacia en el incremento competitivo de estas empresas es la asociatividad en virtud de los beneficios que aporta en términos de disminución de costos, acceso a mercados, innovación y actualización tencológica, por citar solo algunos.

Es por ello que el presente artículo tiene como objetivo aportar los elementos básicos de análisis de la importancia, obstáculos y factores críticos de éxito en el desarrollo de proyectos asociativos competitivos.

 El enfoque sistémico de la competitividad

El concepto de competitividad sistémica plantea un enfoque holístico para explicar el nivel competitivo que alcanzan las empresas. Establece que es el resultado de la interacción compleja y dinámica entre la capacidad de organización e interacción de la sociedad, el Estado, las instituciones y las propias empresas, es decir, entre cuatro niveles de un sistema nacional de competitividad: meta, macro, meso y micro, teniendo como marco el contexto internacional.

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El nivel meta se refiere a los hábitos, patrones de comportamiento y formas de organización de la sociedad en su conjunto en la vida política, jurídica y económica; a la capacidad de organización y gestión para movilizar los recursos y las aptitudes creativas y de resolución de conflictos.

En el nivel macro se halla el sistema político que delimita las acciones sociales y económicas de la sociedad. Representa la concreción de los acuerdos del nivel meta plasmados en las políticas macroeconómicas y macrosociales.

El nivel meso corresponde a las políticas específicas de fomento económico formuladas y ejecutadas por los sectores público, privado y social, a su capacidad para articularse entre sí y satisfacer las necesidades de las empresas por servicios de apoyo y asesoría, para promover el desenvolvimiento de las condiciones generales para la producción.

Por último, el nivel micro está formado por las empresas, la cultura empresarial donde se encuentran inmersas, su capacidad gerencial y su disposición a integrarse mediante diversas formas de asociación y cooperación interempresarial, así como las actividades que desarrollan para subsistir, crear y desarrollar ventajas competitivas.

En resumen, la competitividad de las empresas mexicanas no depende exclusivamente de su forma de gestión interna y externa o de su capacidad para entregar productos de alto valor agregado a sus clientes, sino que es resultado de la interacción de los diversos factores, que bajo un enfoque sistémico crean las condiciones de competitividad.

 

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Figura1.  Enfoque sistémico de la competitividad

 

Obstáculos a la competitividad de las PYMES

Como ocurre en varios países del mundo, especialmente en los latinoamericanos, las PYMES mexicanas enfrentan obstáculos de diversa naturaleza que nos les permite alcanzar los niveles de competitividad global que se requieren no solo para acudir a los mercados internacionales, sino para hacer frente a la hipercompetencia en sus mercados locales.

Estos obstáculos, tanto externos como internos, se manifiestan en aspectos como:

Altos costos de operación. Generalmente se originan por los altos precios de materias primas, energéticos o uso de tecnologías obsoletas, por mencionar solo algunos.

Reducido poder de negociación. El poder de negociación de las PYMES es limitado tanto en su relación con proveedores como en el mercado. En la proveeduría, los volúmenes de compra generalmente son reducidos, lo que limita la negociación de descuentos por volumen, así como las condiciones de entrega y servicios. Asimismo, la baja escala de producción limita el acceso a mercados más grandes y rentables, que requieren de grandes volúmenes de producto.

Rezago tecnológico.  Generalmente, las PYMES operan con tecnología obsoleta, inadecuada para competir en mercados cada vez más exigentes que requieren alto valor agregado, lo cual es posible únicamente mediante el uso de tecnologías modernas y eficientes.

Bajos niveles de capacitación.  El reducido volumen de negocio y rentabilidad de las empresas de menor tamaño no les permite mantener actualizado a su personal, tanto en temas básicos de la operación de la empresa, como en aspectos estratégicos como el desarrollo de capacidades de innovación y creatividad.

Estos son solo ejemplos de las muchas barreras que limitan el desarrollo de ventajas competitivas en las PYMES mexicanas. Sin embargo, su falta de competitividad no se debe a su tamaño sino al grado de desarticulación y aislamiento con otras empresas para formar verdaderas redes de valor para satisfacer eficientemente sus mercados.

Es ahí donde se encuentran las áreas de oportunidad para el trabajo conjunto. Como se verá más adelante, mediante la colaboración es posible reducir los costos de materias primas, modernizar los procesos productivos, consolidar oferta de producto para acceder a mercados más grandes (incluso de exportación) y desarrollar capital intelectual al interior de las empresas.

Asociatividad

La pregunta clave es ¿qué es la asociatividad? ¿qué es en realidad la asociatividad?

Existe un número amplio de definiciones al respecto, pero se puede decir que la asociatividad es un enfoque estratégico que reconoce la importancia del trabajo conjunto y articulado entre las empresas (sobre todo PYMES), que surge como un mecanismo de colaboración para hacer frente a los embates de la actual economía.

Cada empresa decide voluntariamente participar en un proyecto asociativo para la búsqueda de un objetivo común con los demás participantes, manteniendo su autonomía gerencial e independencia jurídica. Es decir, aun cuando formen parte de una red empresarial, las empresas continúan atendiendo sus mercados tradicionales, tomando sus propias decisiones estratégicas, y solo comprometen una parte de las operaciones de su negocio al proyecto asociativo.

Un proyecto asociativo es...

  • La unión de voluntades, iniciativas, y recursos de un grupo de empresas para alcanzar objetivos comunes.
  • Trabajar colaborativamente para obtener mejores resultados.
  • Una decisión voluntaria que exige compromiso, persistencia y disciplina.

Sin embargo, debe recalcarse que todo proyecto asociativo demanda fuertes compromisos de los participantes al trabajo conjunto y que los resultados dependen en buena medida de la visión y grado de involucramiento de los socios.

¿Por qué asociarse?

Un número importante de empresas decide asociarse por razones internas como disminuir debilidades y conjugar capacidades específicas, o bien para reforzar su posición competitiva en el mercado. No obstante, existe una serie de elementos que pueden animar a los empresarios a tomar esta decisión estratégica, entre los cuales se encuentran:

Reducción de costos. La compra en común de insumos y materias primas permite la obtención de descuentos importantes que van del 5 al 20 por ciento, aunque en algunos casos es posible obtener el 30 o 40 por ciento. Con esta medida, las empresas logran un impacto favorable en sus niveles de rentabilidad.

También es posible la realización de inversiones compartidas en infraestructura y equipamiento que no solo hacen posible el uso de tecnologías costosas sino el mejoramiento de sus procesos productivos en general.

Acceso al financiamiento. Aunque en muchos casos la sola asociatividad no garantiza el acceso al financiamiento privado, existe una importante oferta de apoyos federales a las PYMES que canalizan los recursos preferentemente a proyectos asociativos más que a aquellos cuyo impacto o beneficio se registra en una sola empresa.

Acceso a la tecnología. En general, el costo de actualización tecnológica para una PYME es de tal magnitud que es prácticamente prohibitivo, y no tiene más remedio que seguir operando con sus propias capacidades, en la gran mayoría de las veces con importantes retrasos respecto de sus competidores globales. Sin embargo, al consolidar grupos asociativos las empresas tienen la posibilidad de compartir el costo, particularmente en aquellas tecnologías de uso común.

Mejora de procesos productivos. Otro impacto favorable se registra en importantes mejoras en los procesos internos de las empresas al tener acceso, por ejemplo, a programas de capacitación conjunta (especialmente en temas de vanguardia o especializados cuyo costo es elevado para una PYME), certificación de competencias, desarrollo de innovación en procesos, productos y servicios, así como a líneas de investigación aplicada por parte de centros tecnológicos o el sector académico.

Mejoramiento comercial. Los grupos asociativos pueden realizar conjuntamente estudios de mercado (generalmente costosos para una sola PYME) para aprovechar nuevas oportunidades de negocio o bien para actualizar sus productos a las exigencias cambiantes de los consumidores. Se benefician también con el desarrollo de marcas colectivas y el acceso a sistemas logísticos de avanzada.

Posición estratégica. La competitividad también se ve favorecida al incrementar el poder de negociación de las empresas asociadas ante proveedores, distribuidores y mercados en virtud de una mayor escala, tanto de adquisición de insumos y materias primas como de volúmenes de producción. Asimismo, la asociatividad favorece la integración de las empresas en redes de valor y clusters competitivos, generando economías de aglomeración que en última instancia se traducen en el mejoramiento de la posición competitiva de las empresas.

Obstáculos para asociarse

No obstante los beneficios tangibles e intangibles que la asociatividad transmite a las PYMES para mejorar su posición competitiva, el desarrollo de proyectos exitosos enfrenta diversos obstáculos que tendrán que vencer las empresas si quieren obtener el máximo impacto:

  • No cuentan con una clara oportunidad de negocios.
  • Los objetivos comunes no estén claramente definidos (por ejemplo, la solución de un problema común).
  • No cuentan con un modelo de negocios bajo el cual operará el grupo.
  • Falta de asesoría especializada (coaching) durante el proceso de integración.
  • No existe el suficiente clima de confianza y comunicación entre los socios.
  • Falta de procedimientos de operación y control (reglas de operación).
  • Falta de información y de transparencia en los programas y planes de acción.
  • Deficiente preparación para las negociaciones y ausencia de estímulos efectivos para la cooperación.
  • Actitudes oportunistas de alguno(s) de los socios.

Factores de éxito

Por el contrario, los casos asociativos exitosos -que afortunadamente existe un buen número en México- han basado su estrategia para la generación de competitividad en el desarrollo de confianza entre los socios mediante la transparencia de sus operaciones y mecanismos de control eficientes.

El proceso de selección de los socios es crucial ya que se debe ser cuidadoso de no incluir socios que no aporten valor al grupo o bien que la operación de sus empresas sea deficiente o problemática y busquen en la asociatividad la solución de sus problemas a costa de las demás empresas.

Una clara oportunidad de negocios y la solución a problemas comunes en las que los beneficios se transmitan por igual a todas las empresas ha probado ser también un factor crítico para el éxito del proyecto.

Debe llevarse a cabo una planificación adecuada de la asociación y evitar a toda costa "asociarse por asociarse", o bien para obtener recursos de apoyos públicos, que al final resultan ser más un problema que una solución.

Es clave también la formación de un grupo directivo profesional e independiente. Esto agrega transparencia y evita interpretaciones equivocadas sobre la actuación de los empresarios cuando son éstos los que dirigen al grupo y administran los proyectos de inversión.

El diseño de mecanismos de control que rijan la actuación de los socios ha demostrado tener también un efecto positivo. Se pueden citar, por ejemplo, el establecimiento de un código de ética, la firma de un convenio de colaboración y no competencia, así como un reglamento interno.

Como la aparición de desacuerdos es algo normal cuando se trabaja en conjunto, debe contarse con un mecanismo de resolución de conflictos aprobado por unanimidad durante el proceso de integración de las empresas.

Finalmente, debe enfatizarse la importancia de anteponer el beneficio colectivo sobre el individual.

Conclusión

Como se ha visto, a través de la asociatividad es posible:

  • Capitalizar oportunidades de negocio rentables.
  • Resolver problemáticas comunes.
  • Diseñar modelos de negocio eficientes.
  • Crear una mejor oferta de valor para el mercado.
  • Elevar la calidad de vida de los empresarios PYME.

Si todo ello se lleva a cabo en un clima de confianza, transparencia y trabaja en equipo con visión de largo plazo, la aparición de ventajas competitivas en las empresas participantes será una realidad que redundará en su permanencia en el mercado, con la consecuente conservación y generación de empleos de estas importante unidades productivas de México.

*El autor es catedrático de la Universidad Anáhuac del Sur . El texto fue dirigido por el Dr. Óscar Díaz Alcántara

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