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Los 30 años de Zeta contra la impunidad

El semanario fundado por Jesús Blancornelas permanece bajo la bandera del periodismo independiente; los asesinatos de periodistas que han llenado de cruces su directorio no han logrado frenarlo.
mar 20 abril 2010 11:58 AM
La continuidad del semanario fundado en Tijuana resalta la dura batalla por la libertad de prensa en nuestro país. (Foto: Jupiter Images)
maquina de escribir periodismo JI.jpg (Foto: Jupiter Images)

El semanario Zeta fundado por Jesús Blancornelas cumplió 30 años en plena salud. Los asesinatos de sus periodistas, como los de tantos otros, siguen sin resolverse.

Tres periodistas de un diario nacional llegaron a Reynosa, Tamaulipas, hace dos meses para reportar la carnicería que están armando las bandas de crimen organizado en su lucha territorial. Una camioneta secuestró a los reporteros en la puerta del hotel, recién llegaditos. Los golpearon bestialmente, les recordaron que más les valía no meter las narices en los que no les incumbía o los mataban, y los devolvieron al aeropuerto. Así funciona la libertad de prensa en México en 2010.

El sábado se celebró el 30 aniversario del semanario Zeta fundado por Jesús Blancornelas en Tijuana. Surgió de la redacción del diario local Abc después de que el entonces gobernador de Baja California,  Roberto de la Madrid, lo destituyera a la vieja usanza -sin contemplaciones- de la dirección en 1979. El lema con el que nació Zeta lo dice todo: "Libre como el viento", se lee aún bajo la cabecera de la revista hoy dirigida por Adela Navarro y César René Blanco.

La historia de Zeta tiene mucho que enseñarnos sobre los dramas del periodismo nacional. Sobre esos tres periodistas enmudecidos en Reynosa, sobre ese reportero que confesaba en su solicitud de una beca "sáquenme de aquí; no puedo seguir viviendo junto al que señaló a mi compañero a los sicarios" (leído por quien esto escribe); el terror y el silencio obligado en que viven los reporteros de Monterrey, Torreón, Saltillo, Aguascalientes, Mexicali, Morelia, Mazatlán, Culiacán, Hermosillo, Reynosa o Juárez, entre otras muchas, o  sobre el exilio al que se vio obligado el propietario de un diario nacional, o sobre cómo se puede seguir trabajando por el lector a pesar de todo.

Blancornelas falleció de cáncer en 2006, después de sobrevivir a un atentado en 1997 que le había agujereado el cuerpo con 5 balas y en el que murió su chofer Luis Velasco. Antes de ese ataque, cuatro sicarios habían acribillado al periodista de Zeta, Héctor Félix "el Gato" Miranda (20 de abril de 1988), y  después, a Francisco Ortiz Franco (22 de junio de 2004).

"Cuatro cruces son demasiadas cruces en un directorio", recordó el sábado el periodista Miguel Ángel Granados Chapa en la ceremonia de aniversario del 30 aniversario de Zeta. Los responsables de los asesinatos de los periodistas de Zeta no están en la cárcel.  Antonio Vera Palestina, guardaespaldas del empresario Jorge Hank Rohn, fue condenado a 25 años por matar a Miranda, pero las organizaciones de defensa de la libertad de prensa reiteran que "los autores intelectuales" siguen libres; Ortiz estaba trabajando en la reapertura del caso de Félix Miranda cuando lo acribillaron.

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La revista Zeta sigue en pie, independiente, próspera y haciendo buen periodismo de la mano de Navarro y Blanco para alegría de sus lectores e incomodidad de los políticos corruptos y a los criminales. Sí, Zeta nos enseña una lección de supervivencia, pero nos recuerda cada día que pasa la intolerable permanencia de la impunidad. Ni los crímenes que llenaron de cruces el directorio de Zeta, ni los de los 140 periodistas asesinados en el ejercicio de su trabajo en la última década se han resuelto (Aclaración: las organizaciones de defensa de la libertad de prensa depuran estas cifras para excluir a quienes fueron asesinados por actividades ajenas al periodismo, como prestar cualquier tipo de servicios a los criminales o a las autoridades policiales y de seguridad).

Periodismo y democracia

La impunidad es muy costosa. El crimen organizado tiene una estrategia de comunicación -promover el silencio que nace del terror-. Los medios, en cambio, están divididos, carecen de estrategias comunes frente al crimen y hasta de protocolos de seguridad para sus reporteros.

"Los medios, que tanto hicieron por la transición política, están hoy debilitados", recordó Roberto Rock, representante de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) en una mesa de debate organizada por Zeta en la inauguración de su exposición fotográfica de su 30 aniversario, en el espectacular centro cultural de Tijuana, el CECUT. Rock insistió en que la falta de estándares profesionales es el "enemigo en casa" de los medios, especialmente de los pequeños diarios locales.

¿Y las autoridades? Hay una Fiscalía especial de delitos contra periodistas, adscrita a la Procuraduría General de la República (PGR) y un programa de protección, pero, como dijo Darío Ramírez, de la asociación de protección de la libertad de prensa Artículo XIX "las instancias creadas han sido inútiles e ineficaces para proteger a los periodistas".

En la mesa había esperanzas en que la situación cambie con la sustitución del  fiscal Octavio Orellana por Gustavo Salas, quien parece traer más ímpetu y conocimiento del trabajo policial necesario para resolver estos casos.

La gran duda que no le faltará a usted, lector: ¿por qué los periodistas tienen una fiscalía especial, y no la tienen los empresarios, los choferes de peseros o los agentes de seguros? Los mismos periodistas, a veces, no nos ponemos de acuerdo, pero propongo un punto de vista. La libertad de expresión es uno de los fundamentos de la democracia, según nos cuentan los politólogos (y no hay libertad de expresión sin una prensa libre). Cuando los periodistas no pueden hacer su trabajo (que es el único privilegio que están pidiendo), el país en el que vivimos deja de ser una democracia.

Por qué importan las muertes

Son muchas las lecciones de Zeta. Sólo la calidad periodística, la preocupación por el lector, y la independencia garantizan la viabilidad de los medios. Y tener claro, como lo tiene Zeta, que "no somos ministerio público, somos periodistas", recordaba Adela Navarro, que acumula 20 años de periodista en el semanario. Sobre todo, aprendimos de ellos que sólo el fin de la impunidad pondrá fin a esta masacre en la que Zeta fue triste pionero.

Por recordarnos todo esto, muchas felicidades, Zeta.

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