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El tabaquismo se puede vencer

Hay varias formas de dejar el cigarro, como la terapia de reemplazo, explica María Angélica Ocampo; la voluntad de abandonarlo no parece suficiente, sólo el 5% de quienes lo intentan así lo logran.
dom 30 mayo 2010 06:02 AM
La corte pidió a las empresas usar la expresión: bajos niveles de alquitrán. (Foto: Jupiter Images)
cigarro-jup (Foto: Jupiter Images)

Para dejar de fumar, hay que estar convencidos de la importancia de dejar el cigarro. Así reza un mito popular. Pero ¡ojo! Es sólo un mito. Del 100% de los fumadores que han intentado dejar el hábito, sólo del 3 al 5% lo logra sin ayuda. La combinación de un tratamiento médico y el apoyo de una terapia conductual aumentan hasta seis veces la posibilidad de dejar de fumar.

Los tratamientos, mientras nos apeguemos a ellos, funcionan. Es más, todos, pero absolutamente todos, son buenos, en la medida en que acercan al paciente a una solución.

Después de 28 años de trabajar en clínicas contra el tabaco, he llegado a la conclusión que la recuperación del mayor número de pacientes se da desde el consultorio médico.

¿Por qué? Porque el médico es un líder de opinión muy importante quien, con sólo presentar de manera precisa la información del daño a la salud que está ocasionando el tabaco, crea una conciencia muy clara en el paciente. Y porque puede recetar y en la actualidad existen varias alternativas de tratamiento entre medicamentos y sustitutos para dejar de fumar y todos, combinados o no, son buenos si el diagnostico es bien realizado.

La terapia de reemplazo (es decir, el uso de productos como el chicle, el inhalador, el aerosol nasal y el parche cutáneo, que no contienen las toxinas que se encuentran en el humo) es un ejemplo de tratamiento con alto  nivel de éxito dependiendo de si es bien suministrado y va acompañado del diagnostico adecuado para su uso.

Y es que no debemos olvidar que el placer de la nicotina es mortal y la adicción, prevenible. Muchos lo sabemos no está de más recordarlo: el tabaquismo es la principal causa de enfermedad, incapacidad y muerte prematura en el mundo.

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Sólo en México mueren tempranamente más de 60 mil personas al año por enfermedades atribuibles al tabaco. En la población de entre 12 y 65 años se encontró que 35.6%, cerca de 27 millones de mexicanos, había probado alguna vez en su vida el cigarrillo. (Encuesta Nacional de Adicciones 2008)

Los adolescentes y las mujeres: blanco del tabaquismo.

Por un lado, los adolescentes consumen cada vez más tabaco y alcohol que los adultos, lo que, al igual que la mala alimentación y la falta de ejercicio físico, puede poner en peligro su salud, sobre todo en una etapa posterior de su vida.

En nuestro país, los futuros fumadores han iniciado su adicción desde los 13 años. Por esta razón, en los próximos 20 años, cuando los jóvenes fumadores de hoy lleguen a la edad mediana, el fumar causará 10 millones de muertes por año a nivel mundial.

Está ampliamente documentado que existe una relación inversamente proporcional entre la edad de inicio de la adicción al cigarrillo y la esperanza de vida. De hecho, un fumador joven disminuirá en un promedio de cuatro años su expectativa de vida, y en siete años si fuma o se expone de manera pasiva al equivalente de la combustión de 40 cigarrillos diarios.

Y por el otro, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), no solamente la publicidad del tabaco se orienta cada vez más al sexo femenino, sino que las fumadoras de 35 años o mayores tienen casi 13 veces más probabilidad de morir de bronquitis o enfisema que las no fumadoras. Fumar cigarrillos bajos en alquitrán o "light" no reduce estos riesgos ni ninguno de los otros riesgos a la salud asociados con el tabaco.

A escala mundial, siempre según la OMS, el 71% de las muertes por cáncer de pulmón en mujeres, se debe al consumo de tabaco.

No todo es mala noticia. A raíz de las leyes que se decretaron en nuestro país en los años 2008-2009, la tasa de tabaquismo ha disminuido. Esto es bueno, pero tenemos que seguir avanzando. Prevenir es mejor que lamentar, como bien sabemos.

A manera de conclusión, como el tabaquismo es una importante causa de enfermedades mortales y genera pérdidas en términos de capacidades productivas y costos al sistema de salud, es vital que el Estado siga enfatizando la lucha contra el tabaquismo, en particular en el segmento de la juventud y las mujeres, donde la adicción se está extendiendo.

*La autora es Jefe de la Clínica contra el Tabaquismo del Hospital General de México.

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