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Descontrol cambiario

Las nuevas disposiciones de Hacienda ayudan más al descontrol de este sector, dice Sergio Negrete; opina que la posibilidad de identificar a grandes lavadores por medio de la banca ha sido cancelada.
vie 18 junio 2010 06:03 AM
El autor pronostica que las medidas de restricción pueden ser poco efectivas como en su época lo fueron las dadas en 1982. (Foto: Reuters)
dolares cambio restriccion

Por lo menos es paradójico. Pareciera que México está inundado de dólares. Y el resultado no es un control de cambios, sino un descontrol cambiario. Es difícil acusar a la Secretaría de Hacienda (SHCP) de ingenuidad, pero si sus funcionarios no lo son, no hay duda que lo parecen con sus recientes acciones al respecto.

De entrada, vino el anuncio por parte del titular de la SHCP que se restringirían las operaciones bancarias con dólares. El problema es que dijo que se presentarían unas reglas al respecto, y pasaron más de tres semanas para que ello ocurriera. En el ínter, lo que causó fue confusión y descontrol, con bancos optando por rechazar dólares. Con sentido del humor, que es de suponerse involuntario, la SHCP anunció en su página "se restablece compra de dólares en bancos" como titular del mensaje que el secretario Cordero dio el 15 de junio.

¿Qué es una zona turística? Uno supondría que todo el país. Parece que no, porque empresas que no operen en las (indefinidas) zonas turísticas o la (igualmente indefinida) franja fronteriza norte simplemente no podrán depositar o cambiar dólares en bancos. Es de desearse que las numerosas empresas de Monterrey, a 235 kilómetros de la frontera con Texas, en una urbe que sólo los regios muy entusiastas clasificarían como un imán para el turismo extranjero, caiga dentro de esa franja. Y aunque así sea, el límite para el cambio es 7,000 dólares al mes . Para una persona física, en cualquier parte del país, el límite es 4,000 dólares mensuales.

Dijo el titular de Hacienda que los límites son una medida contra el lavado de dinero. Esto puede ser cierto. Lo que también dijo es que dichas medidas permitirán identificar y monitorear las transacciones cambiarias de clientes y "no clientes" de los bancos. Posible, sin duda, pero sólo suponiendo que se identifique y registre en una masiva de datos a toda persona que cambie dólares por pesos en una institución bancaria.

Pero incluso en ese caso, sólo se registraría a aquellos que se ciñan a los risibles límites (risibles para un lavador de dinero, esto es) que ha impuesto la SHCP. Si lo se busca es perseguir el lavado de dinero, Hacienda se ha dado un balazo en el pie. Si se quiere identificar y monitorear a lavadores centaveros, el éxito está asegurado (a un costo enorme de monitoreo). La posibilidad de identificar a grandes lavadores por medio de la banca ha sido cancelada. Todos aquellos que otrora cambiaban enormes cantidades en una ventanilla bancaria, se irán con esos dólares (ganados honestamente o no) a otra parte.

¿A dónde? Hasta el momento, aparte de los bancos, cualquier parte. Y como los mexicanos aceptan los billetes verdes con tanta alegría como la moneda nacional, sobre todo si se ofrece a un tipo de cambio más barato, las posibilidades simplemente son ilimitadas. Lo que antes inundaba los bancos, simplemente fluirá por el resto de la economía mexicana, creando un mercado paralelo de divisas (no negro, puesto que las transacciones serían perfectamente legales). ¿Qué tan grande será ese mercado? Imposible de saber por el momento, pero su impacto puede ser significativo.

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Hacienda se está, así, metiendo en un berenjenal. Cordero anunció también que se "habilitará a comercios y hoteles" como corresponsales bancarios para intercambiar divisas. Si lo que se busca es controlar, identificando y monitoreando, toda transacción de intercambio de dólares por pesos, el lío será formidable. Qué ocurrirá con las numerosas casas de cambio que existen en el país es un misterio que el titular de Hacienda no develó.

Otro misterio es el Banco de México (BM), co-responsable, junto con Hacienda, de dirigir la política cambiaria del país. El silencio de Agustín Carstens es, por lo menos, peculiar, y no parece exactamente un voto de confianza sobre las medidas.

Hace casi 30 años, en 1982, el presidente López Portillo decretó un control generalizado de cambios. Para efectos prácticos, era ilegal tratar de cambiar pesos por dólares. Inmediatamente surgieron casas cambiarias perfectamente legales cerca de la frontera entre México y Estados Unidos... en el lado estadounidense. Ahora se trata de impedir que se cambien cantidades importantes de pesos por dólares. Se puede pronosticar que, de una u otra forma, ese desbarajuste cambiario será tan poco efectivo como el decretado por López Portillo.

*El autor es doctor en Economía por la Universidad de Essex. Investigador asociado del Centro de Estudios Espinosa Yglesias y Profesor de Tiempo Completo del ITESO. Entre 2004 y 2009 trabajó en el Fondo Monetario Internacional.

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