La compensación como gestión exitosa

En un ambiente de mayor competencia, donde atraer y retener talento se ha vuelto una tarea compleja para las organizaciones, el uso de estrategias dirigidas a recompensar al trabajador con base a la productividad lograda está demostrando beneficios no sólo para los involucrados en la cadena extendida de valor, sino también para la comunidad y la economía en su conjunto. Los días en que los trabajadores permanecían en un mismo trabajo por el tiempo que durara su vida productiva han terminado. Actualmente, la gente está en una búsqueda continua de mejores oportunidades. Algunas personas buscan un mejor desarrollo profesional o contar con libertad creativa, otras, un mejor ambiente laboral o una mayor remuneración económica.

No importando su motivación , esta movilidad laboral involucra un alto costo para la organización. La guerra por el talento le provee al empleado mayores oportunidades de búsqueda y, así, incentivos para su partida.

En general, el trabajador desea una mejor remuneración. Sin embargo también quiere respeto, autonomía, reto y sentir que su trabajo tiene utilidad y propósito. Considerando estos factores, la compensación variable con base a resultados ha mostrado ser una forma de no sólo incrementar la rentabilidad de un negocio, sino también de aumentar la satisfacción y el compromiso de los empleados con el logro de los objetivos generales de la empresa.

Tradicionalmente, la remuneración por desempeño se ha manifestado en los esquemas de pago de comisiones en las áreas comerciales, el pago por destajo en las de fabricación, o como bonos compensatorios en las administrativas. Sin embargo, debido a que en la mayoría de los casos su monto está limitado y su enfoque está más centrado en el desempeño del individuo y el castigo de la baja productividad, no se busca incentivar el incremento de la productividad grupal y su reflejo consecuente en la rentabilidad del negocio.

Estudios de opinión demuestran que el empleado actual está cada vez más dispuesto a ser remunerado con base a los resultados generados y a ampliar la relación de compensación variable contra fija si el incentivo proviene de la rentabilidad creada en el negocio por el desempeño grupal, ya que las posibilidades de obtener una mejor remuneración por arriba de los límites establecidos por la regulación se incrementan volviendo este esquema muy interesante.

Para la empresa, la compensación ligada a la productividad contribuye a alinear una visión compartida entre los dueños o accionistas y sus colaboradores, a la vez que permite que ocurra una selección natural del talento, al atraer mejores elementos y retener a los más productivos.

Para que el esquema funcione se requiere que la organización haga madurar su modelo de gestión, adoptando prácticas  basadas en la comunicación transparente: la definición de objetivos medibles y claros y la de las responsabilidades asociadas. También  el monitoreo de los resultados obtenidos. El nivel de remuneración de los colaboradores dependerá de la existencia de un acuerdo previo sobre la forma de medir el valor aportado, y en su reflejo en la rentabilidad del negocio generada.

Para l os colaboradores, los beneficios que se obtienen de este tipo de esquemas son multiplicativos, ya que sus ingresos se ven incrementados directamente como resultado de su productividad. Para la empresa, la mayor productividad se refleja en un mayor retorno sobre la inversión. Para la economía de un país, este esquema genera crecimiento al dotar a las personas con mayor poder adquisitivo, lo que incentiva el consumo y el ahorro.

*El autor es miembro del Comité Técnico Nacional de Competitividad del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas A.C.