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Empleo doméstico, totalmente ignorado

De los 2 millones de trabajadoras domésticas, 91% no tiene Seguro Social, afirma Alejandro Guerrero; para que obtengan los beneficios de salud pública, es necesario reforzar las políticas existentes.
lun 19 septiembre 2011 06:02 AM
60% de las empleadas domésticas en México sufre jornadas extenuantes de trabajo y una paga mínima, según el INEGI. (Foto: Photos to Go)
trabajadora doméstica (Foto: Photos to Go)

En México es necesario instrumentar políticas públicas que contribuyan a conciliar la vida laboral, personal y familiar de las mujeres. En nuestro país, sólo un 6% de la población tiene la posibilidad de contratar a una trabajadora doméstica. Estas labores generalmente son desempeñadas por mujeres sin obtener ingreso alguno, lo que significa que el valor económico del trabajo no remunerado de los hogares alcance un 22.6% en relación al PIB (2009). El trabajo doméstico en México sigue siendo un tabú y un obstáculo para el pleno desarrollo de la población femenina.

Actualmente, alrededor de dos millones de mujeres trabajan contratadas para desempeñar el servicio doméstico de un hogar , las cuales perciben menos de dos salarios mínimos. Las cifras aportadas por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), al dar a conocer la Cuenta Satélite sobre el Trabajo No Remunerado en los Hogares -la cual se convierte en un referente para América Latina al ser la primera en su tipo que calcula el valor y el volumen del Trabajo No Remunerado de los Hogares- arroja datos preocupantes. El 60% de las trabajadoras domésticas en el país sufre jornadas extenuantes de trabajo y una paga mínima. Las cifras de esta Cuenta señalan que el 90% de la población que se dedica a este tipo de actividad son mujeres -las cuales son migrantes de Chiapas, Guerrero, Oaxaca y Puebla-, y que el 91% de las trabajadoras domésticas carece de seguridad social.

Es urgente reforzar las políticas públicas existentes para que esta población obtenga los beneficios de salud pública y de vivienda que otorga el Estado. De igual forma se debe legislar para que este grupo -vulnerable- tenga mecanismos que le permitan informarse y defenderse ante agravios como humillaciones y violaciones. Estos dos millones de mexicanas han sido desatendidas y olvidadas por décadas. Tenemos la obligación moral -si aspiramos a ser un país de trato igualitario, de legalidad, de oportunidades, y moderno- de revertir esta lamentable situación de injusticia y de agravio a connacionales que merecen un trato más digno y más justo. Bien por el INEGI al dar a conocer estos datos -que sin duda incomodan- pero que deben dar respuesta inmediata a un problema latente de equidad y género en el país.

* El autor es investigador del Centro IDEARSE para la Responsabilidad y Sustentabilidad de la Empresa en la Universidad Anáhuac México Norte.

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