OPINIÓN: Jobs, el genio creador que difícilmente se repetirá
Nota del editor: Leonardo Peralta es especialista en tecnología y colabora regularmente con CNNMéxico
(CNNMéxico) — En su novela Planeta Champú, el escritor canadiense Douglas Coupland, hace que su protagonista, un chico llamado Tyler narre uno de los episodios fundamentales de su vida; cuando supo de la muerte de John Lennon el 8 de diciembre de 1980. "El asesinato para nosotros, niños, no significaba nada, pero la entonces embarazada Jasmine (su madre) se echó a llorar".
Sin el impacto emocional de un asesinato, la muerte de Steve Jobs hizo que cientos de personas se entristecieran y llevaran flores y veladoras a las tiendas donde se venden productos Apple, mientras que internet se llenó con mensajes y homenajes en honor del hombre que no sólo fundó una empresa de rotundo éxito, sino que la hizo renacer de sus cenizas a fines de la década de 1990 cuando su destino parecía la bancarrota.
El legado de Jobs será desmenuzado por académicos y especialistas de áreas tan distintas como la mercadotecnia y el diseño industrial. La biografía de Jobs, escrita por Walter Isaacson, que llegará en unas semanas a los anaqueles , será lectura obligada en escuelas y facultades universitarias; su nombre probablemente acabará en placas metálicas adornando las entradas de edificios académicos y centros de investigación y su vida inspirará a muchos para emularla y convertirse en el siguiente Steve Jobs.
Sin embargo, la receta secreta de Steve Jobs, el secreto que lo ubicó en una categoría aparte, (en la categoría casi imposible de un empresario llorado sinceramente por sus clientes, cuando en Estados Unidos arrecian plantones y manifestaciones contra la clase empresarial) quizá se halla en el espíritu de la época que vivió y en la vida que le toco protagonizar.
Jobs sólo era posible en la Californa de 1960, imbuida por el espíritu del movimiento hippie y el idealismo del amor y paz. Un mundo donde el error es bueno, siempre que aprendas de él y donde una buena idea basta para abrir las puertas del triunfo. Esto es algo que deberán tener en mente quienes quieran replicar su vida y duplicar al genio creador.
Más aún, la pasión por su trabajo fue inversamente proporcional a su desapego por lo material. De acuerdo con vecinos la casa donde murió era la residencia de cualquier clasemediero americano; personalmente acudía a las juntas de padres de familia de sus hijos, y disfrazado atendía los niños que pedían dulces la noche de Halloween. Quizá su única excentricidad fue tener un auto Mercedes Benz modelo 2007, sin placas de conducir.
Esto deja una tarea titánica para quienes busquen seguir sus pasos. Ni el talento ni la inteligencia bastan para hacer una vida exitosa. Incluso, en una paradoja, quizá para obtener el triunfo, no hay que mirar directamente hacia él, sino preocuparse por cosas más simples, como hacer productos que la gente sienta como parte de su existencia y no quiera abandonar, como pasa con las multitudes que llevan si iPhone o su iPad a todos lados, como la posesión más preciada de su vida.
Además, a medida que los detalles de su vida vean la luz, conoceremos el lado oscuro de su vida: las cosas que tuvo que abandonar y las vidas que afectó en su búsqueda de la perfección. En la última entrevista, su biógrafo Walter Isaacson le preguntó a Jobs la razón por la cual decidió compartir su vida , siendo un hombre extremadamente reservado.
Steve contestó, "quería que mis hijos me conocieran. No siempre estuve allí para ellos y quería que supieran por qué y comprendieran lo que hice".
Aún no se saben (y quizá nunca se conozcan) los detalles de su funeral y la tumba que contenga sus restos. Sin embargo, un buen modelo está en la lápida del escritor americano Charles Bukowski, quien dejó un mensaje retador a la posteridad y quienes buscaban emular su vida de poeta alcohólico y al borde de la locura: Don't try (no lo intentes).
Pero al igual que con el escritor maldito, eso no importará para quienes busquen seguir sus pasos de Jobs. ¿Quién se animará?
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