OPINIÓN: Republicanos, no lo echen a perder con los latinos de Florida
Nota del editor: Ruben Navarrette Jr. es colaborador de CNN.com y un columnista reconocido a nivel nacional.
(CNN) — De parte de todos esos votantes latinos que se han dado cuenta de que la administración de Obama es más hostil con los inmigrantes latinos que cualquier otra administración de la última mitad del siglo y que están buscando una alternativa, déjenme decir esto a los candidatos presidenciales republicanos: “¡Bienvenidos a Florida! Ahora, compórtense”.
En lo que respecta a los aspirantes republicanos, en cada uno de los estados en los que se realizan las primarias, hay maquillaje. Después de hacer campaña en tres estados con bajísima población latina, la última en Carolina del Sur, con asuntos crudos sobre la mesa ya que recientemente aprobó una dura ley antiinmigración, el que sigue es Florida, donde los votantes van a las urnas el 31 de enero y donde la población latina es significativa.
Según el Census Bureau, la población hispana en Florida creció en un sorprendente 57% en los últimos 10 años. Los hispanos ahora representan el 22.5% de los habitantes de Florida y un 16.3% de la población total de Estados Unidos.
Sin embargo, esto es la mitad de la historia. La población latina de Florida se compuso alguna vez casi en su totalidad por conservadores cubano-americanos en Florida del Sur, alrededor de Miami, quienes casi siempre votaban por el Partido Republicano. Pero en un giro dramático, actualmente también se conforma por un elevado número de puertorriqueños liberales en Florida Central, alrededor de Orlando, quienes son más propensos a votar por los demócratas. Agrega grandes cantidades de nicaragüenses, mexicanos y brasileños, y tienes un picante guiso latino al cual no será fácil convencer con un mensaje único. O un sólo problema.
Los cerca de 10 millones de latinos que se espera acudan a las casillas en noviembre se preocupan por los mismos temas que otros votantes: empleos, economía, atención médica, educación. Aunque con una gran diferencia: la inmigración tiende a escalar a la cima de la lista cuando se disparan las tensiones, tal como ocurrió el año pasado cuando Arizona inició una tendencia con una dura ley migratoria que requiere hacerle un perfil étnico y racial a los latinos.
Asimismo, los cubano-americanos, puertorriqueños y mexicano-americanos abordan el tema migratorio de distintas maneras, hay quienes se encienden más que otros por la tendencia que tienen todos los políticos a explotar el tema para su beneficio a expensas de los inmigrantes latinos.
Para los republicanos, la buena noticia es que el presidente Obama les ha abierto una ventana. Obama no solamente rompió su promesa de campaña de 2006 de hacer la reforma migratoria una prioridad en su primer período, sino que también rompió el récord de deportaciones. Su administración impulsó la aplicación de la ley de inmigración con las policías locales a través del programa de Comunidades Seguras, el cual solicita a los departamentos de policía enviar a autoridades federales las huellas digitales de cualquier persona arrestada que sospechen que es inmigrante ilegal, léase latina. Con esto, la administración expulsó a más de 1.2 millones de inmigrantes ilegales, la mayoría latinos, y en el proceso, dividió a cientos de miles de familias.
Pero la mala noticia es que los republicanos, en un intento por complacer los deseos de su base, o lo que creen que desean, han hecho un desastre con la inmigración al grado de que muchos latinos me han dicho que preferirían votar por Obama y “quedarse con el diablo que conocen”.
En términos generales, cuando se les pregunta sobre la inmigración, los republicanos parecen de mal corazón, mal informados y con mentalidad cerrada. Los aspirantes presidenciales han caído en esa trampa.
Consideren su pésimo desempeño en el debate del lunes en Tampa Bay, Florida, y cómo abordaron la pregunta de qué harían con el DREAM Act, iniciativa que le brindaría una vía hacia la ciudadanía a estudiantes que fueran a la universidad o se unieran al Ejército.
Según las encuestas, la legislación cuenta con el apoyo de más de tres cuartas partes de los latinos. Aún así, tanto Rick Santorum como Mitt Romney han dicho que vetarían la iniciativa porque, equivocadamente, la consideran una forma de “amnistía”. Eso sería algo para nada. El DREAM Act ofrece algo para algo.
Sin embargo, en el debate, quizá en un intento por congraciarse con los latinos de Florida, Romney, leal a su reputación de dar giros inesperados, intentó dar reversa a esa declaración afirmando que firmaría una versión del DREAM Act si estuviera “enfocada únicamente en el servicio militar”.
Newt Gingrich, esencialmente lo mismo, insistiendo en que él también apoyaba el componente militar de la legislación, pero se oponía a la parte que “simplemente dice que cualquiera que vaya a la universidad es perdonado automáticamente tras haber violado la ley”.
Las opiniones recogidas en este texto pertenecen exclusivamente a Ruben Navarrette Jr.